Preguntas. 1. ¿Qué hay en muchos lugares de España?

1. ¿Qué hay en muchos lugares de España?

2. ¿Cuándo se vendían castañas en el pueblo de Tobías?

3. ¿Dónde se vendían las castañas?

4. ¿Cómo era la castañera?

5. ¿Para qué servían las castañas, además de para comérselas?

6. ¿Qué hacían algunas personas con la castañera?

7. ¿Qué le decían?

8. ¿Qué les pasaba a los gorrones?

9. ¿Qué quiso hacer un día un gorrón?

10. ¿Cuánto dinero quería robarle a la castañera?

11. ¿Para qué dijo el gorrón que necesitaba el dinero?

12. ¿Qué le dijo la castañera al gorrón?

Temas para debate

-Conseguir dinero de los demás.

СРС

Leer el cuento y traducirlo al ruso.

СРСП

Estudiar el cuento para su posterior relato.

Глоссарий

decisión	решение	шешім
cerdo	свинья	шошқа
sed	жажда	шөл
leche de camello	верблюжье молоко	шұбат
trapo	тряпка	шүберек
mosca	муха	шыбын

Библиография

Nuevas Narraciones Españolas. Juan de Dios Luque Durán. Lucía Luque Nadal. Nivel III. Página 50. Sociedad General Española de Librería, S.A. Primera edición 2001.

CORRIENDO DELANTE DE LA POLICÍA

Muchos emigrantes vienen a los países más ricos en busca de una vida mejor. En España hay multitud de personas que vienen de distintos países de África, Asia, América y Europa Oriental en busca de cualquier tipo de trabajo que les permita vivir

Muchos emigrantes han entrado de manera ilegal y carecen de papeles en regla. En España, como en otros países, a los emigrantes se les concede permiso de trabajo cuando encuentran un trabajo estable, normalmente en la agricultura o en la construcción.

Pero, a pesar de todo, muchos de ellos viven en las ciudades sin permiso alguno, ganándose la vida como vendedores ambulantes. Frecuentemente, ya que su situación es ilegal, son perseguidos por la policía.

En una calle madrileña conversaban dos emigrantes. Uno tenía un permiso de residencia, pero el otro no. De pronto apareció un policía y se dirigió hacia ellos. El emigrante que tenía el permiso dijo a su compañero:

-Quédate aquí, yo huiré del policía.

El guarda comenzó a correr entonces detrás de él. Tras un par de minutos, el emigrante se cansó y se paró. El policía llegó hasta él.

-¿Qué, amigo?, parece que no tienes permiso de residencia, ¿no es así?

-¿Cómo que no? Claro que lo tengo, aquí está –dijo el emigrante mientras le mostraba sus documentos.

-Entonces, ¿por qué has echado a correr en cuanto me has visto?

-Eso no es correcto- Mire usted, señor policía, mi médico me ha dicho que corra diariamente diez minutos después de desayunar.

-Sí, sí, pero tú veías que yo iba corriendo detrás de ti.

-Sí, es verdad, pero es que yo pensé, que usted era también paciente del mismo médico.