Comer sano y natural

Ante la proliferación de las 'vacas locas', la peste porcina y la manipulación genética de los alimentos, el consumidor vuelve su mirada a la alimentación sana y natural, o, lo que es lo mismo, el regreso a la agricultura y la ganadería biológicas, sin pesticidas ni hormonas.

La agricultura biológica, tal y como indican desde la Asociación Vida Sana, colectivo que en 1974 introdujo e impulsó en España el movimiento de la cultura biológica, es creativa, científica, avanzada y permite la solución de graves problemas ambientales, sanitarios y sociales producidos por el desequilibrio que supone la desaparición de la verdadera agricultura y de los agricultores.

El respeto de los ciclos naturales también lo propicia la ganadería biológica, con el cuidado sanitario de los animales sin el uso de antibióticos ni hormonas.

Pero no es oro todo lo que reluce. En el 1999 el Ministerio de Agri­cultura aprobó un real decreto por el que liberalizaba el término bio, con lo que a partir de ahora cualquier marca puede etiquetar sus productos como "bio", biológico y orgánico, aunque no sean ecológicos. Un decreto que contradice la legislación comunitaria, que protege la utilización de los prefijos bio o eco para designar únicamen­te a alimentos procedentes de la agricultura ecológica.

A pesar de esta situación, los alimentos biológicos están debida­mente controlados y certificados por los consejos reguladores de­pendientes de las consejerías de Agricultura de las 17 comunidades autónomas. Para que el consumidor sepa distinguir un alimento bioló­gico, los productos deben llevar una etiqueta numerada, el logotipo del Consejo Regulador de Agricultura Ecológica (CRAE), el nombre y el código de la autoridad de control y la siguiente frase: "Agricultura biológica (o ecológica)". Si el producto ha sido elaborado fuera de Es­paña, ha de llevar un logotipo en el que se especifique que se trata de un producto biológico.

La producción biológica está experimentando un importante aumento en los últimos años. Y España no se queda al margen. Según datos del Ministerio de Agricultura, en el año 2000 ya se cultivaban 388.031 hectáreas de productos biológicos, había registradas 1.082 ganaderías biológicas y existían 755 industrias transformadoras de este tipo de productos.

VOCABULARIO

proliferación /увеличение; рост vacas pl locas коровье бешенство peste/чума porcino adj свиной

ganadería/животноводство; скотоводство propiciar благоприятствовать, способствовать relucir блестеть, сверкать

1. ¿Qué permite solucionar la agricultura biológica?

2. ¿Qué liberalizaba el decreto?

3. ¿Cómo el consumidor puede distinguir un alimento biológico?

Todo lo que debe saber sobre la E

Los aditivos alimentarios se utilizan desde que el hombre aprendió a conservar los alimentos de una cosecha a otra. En 1982, una normativa de la Unión Europea estandarizó bajo la letra E los aproximadamente trescientos aditivos que pueden utilizarse en la industria alimentaria.

Uno va a la despensa y coje el primer bote que encuentra. Por ejemplo, son olivas y ajos extra, de esos que se comen crudos y no pican. Da la vuelta al frasco y aparece la etiqueta. Los ingredientes son los siguientes: ajo, aceitunas, pepinillos, sal y agua; E-270, E-621, E-300, E-330, aceite de oliva virgen. ¿Qué será lo que significan estas E misteriosas? Es el momento de aclararlo: E-270 es un regulador del pH, E-621 es un potenciador del sabor y E-300 y E-330 son antioxidantes.

Los aditivos alimentarios se utilizan desde que el hombre aprendió que debía guardar los alimentos de una cosecha a otra. Entre las primeras formas de conservación se utilizó la sal. Tal era el valor de esta sustancia que de ella derivó el término salario, utilizado por los romanos. En el siglo XX, los avances en nutrición y en tecnología y los cambios de hábitos de consumo han llevado a un uso cada vez mayor de aditivos. La intolerancia a estas sustancias es poco frecuente, si bien es cierto que pueden afectar a una muy pequeña parte de la población; pero los estrictos controles a que son sometidas y la rigurosa normativa que las regula hace que sean elementos que no tienen efectos adversos serios. Gracias a ellos, los consumidores podemos disfrutar de alimentos con un nivel de calidad, aspecto y valor nutricional altos a unos precios razonables.

El etiquetado con la letra E para los aditivos alimentarios comenzó en 1982, cuando la Comunidad Económica Europea decidió terminar con la confusión existente con los ingredientes utilizados por los diferentes países miembros, por lo que introdujo un sistema estan­darizado en el que cada aditivo se clasifica según su función, y este número va precedido por la letra E. Hay alrededor de trescientos aditivos aprobados por la Unión Europea. Estas sustancias se pueden clasificar en siete tipos principales.

Los números del E-100 al E-181 son principalmente colorantes. Por ejemplo, un pastel tan rico, con cerezas, tiene un aspecto tan exquisito y vistoso posiblemente debido a un colorante, el E-127, también llamado eritrosina.

El siguiente grupo de aditivos es el formado por los llamados conservantes o preservativos (no confundir con otros objetos, que no tienen nada que ver con este tema), cuya numeración va del E-200 al E-290. A este grupo pertenecen del E-220 al E-229. Contienen dióxido de sulfuro. A menudo se añaden a la fruta desecada, las mermeladas y el vino, y en personas susceptibles, con alergia, pueden producir cefaleas. Entre ellos también están los compuestos cuya función es que no se altere el nivel de acidez del alimento (son los reguladores del pH). A este grupo pertenece el E-270 del bote de ajos y aceitunas.

A continuación están los ácidos, los antioxidantes y las sales minerales, cuya numeración va del E-296 al E-385. Por ejemplo, el ácido ascórbico, o vitamina C, también se puede denominar E-300, lo que demuestra que no todas las sustancias E son aditivos.

Del E-400 al E-495 se encuentran los estabilizantes, los emulsificantes y las gomas vegetales, usados para aumentar la consistencia de los alimentos, uno de los más utilizados es el E-410, sobre todo en los alimentos que contienen gelatinas, ya que ayuda a mantener la estructura de los mismos.

Las sales minerales y los antiapelmazantes se encuentran en el grupo que comprende entre el E-500 y el E-579, e incluye la gluco-delta-lactona. A pesar de su sofisticado nombre, éste no es más que un producto antiapelmazante que se utiliza en los alimentos que contie­nen masas.

Ya por los números 600, del E-620 al E-637, se encuentran los potenciadores del sabor, uno de ellos es el monoglutamato de sodio, o E-621, uno de los aditivos más utilizados; debido a su aporte de sodio, la ingesta de este aditivo debe ser controlada y no ha de ser excesiva en la dieta de los pacientes que siguen dietas bajas en sodio, principalmente los que padecen hipertensión arterial.

Finalmente están del E-900 al E-1520, un grupo que incluye ceras, lacas, parafinas y cloruros, que se usan principalmente en la industria cosmética y sólo en muy pequeña cantidad por la industria alimentaria.

Los aditivos con concentraciones más elevadas son los que se enumeran primero. Por el momento no es obligatoria esta nomencla­tura en la Unión Europea, y algunos alimentos todavía designan los aditivos con los nombres convencionales. No hay que pretender conocer exhaustivamente toda la lista de compuestos. Pero sí es importante informarse a que se refieren las dichosas E. Acostúmbrese a leer las etiquetas de los alimentos, incluida la letra pequeña. Acuda a su despensa y compruebe si está ahora más clara la terminología, y coma con confianza.

EPS

VOCABULARIO

aditivo m добавка

despensa/кладовая, чулан

bote m банка

crudo adj сырой

picar жечь, щипать

frasco m склянка, банка

virgen adj натуральный, настоящий

dióxido m de sulfuro двуокись серы

cefalea/сильная головная боль

acidez/кислота

potenciador m усилитель

ingesta/прием внутрь

сега/воск

cloruro m хлорид

exhaustivo adj изнурительный, утомительный

1. ¿Desde cuándo y para qué se utilizan los aditivos alimentarios?

2. ¿Cuándo comenzó el etiquetado con la letra E?

3. ¿Qué significan los números del E-100 al E-181?

4. ¿Qué pueden producir los conservantes?

5. ¿Qué otros tipos de aditivos se utilizan y para qué?

6. ¿A qué debe acostumbrarse el consumidor?


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