SABÍAS QUE ? Entran en España los Cien Mil Hijos de San Luis (1823)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Más de media docena de especies y géneros de plantas llevan su apellido en el taxón, incluso una hormiga (Pheidole mutisi).

2. La efigie de Mutis protagonizó los billetes de 2.000 pesetas (1993-1995) y los de 200 pesos colombianos (1983-1992).

3. De sus numerosos epónimos de bibliotecas, centros educativos y botánicos, parques y calles repartidos por España (Cádiz, Palos de la Frontera, Sevilla y Madrid) y Colombia, destaca por anómalo el aeropuerto comercial José Celestino Mutis de Bahía Solano (Chocó, Colombia).

 

7 de abril

 

 Entran en España los Cien Mil Hijos de San Luis (1823)

Durante el llamado Trienio Liberal (1820-1823), en el que volvió a estar en vigor la Constitución de 1812, la impotencia de las fuerzas realistas para vencer el liberalismo hizo que Fernando VII realizara una petición expresa de ayuda a las potencias de la Santa Alianza, y esta, en el Congreso de Verona del 20 de octubre de 1822, aceptó una intervención militar en los asuntos internos de la España constitucional. La invasión fue encomendada a Francia por la desconfianza que provocaba en la cancillería austriaca la posible participación rusa. Así, el 28 de enero de 1823, Luis XVIII anunciaba la formación de un poderoso ejército, conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis, que, comandado por el duque de Angulema, habría de invadir la Península.

La misión de los sesenta mil soldados franceses que componían los Cien Mil Hijos de San Luis era exclusivamente la de derrocar al régimen liberal y restablecer en el trono español a Fernando VII. No estaba previsto en ningún momento que se convirtiera en un ejército de ocupación y se había pensado en una rápida intervención para que no volvieran a sucederse levantamientos similares a los de mayo de 1808 contra el ejército napoleónico.

El 7 de abril de 1823 las tropas francesas penetraron en España por los Pirineos. Contaron con el apoyo de las partidas realistas afectas a Fernando y apenas encontraron resistencia, tanto que el 23 de mayo entraron en Madrid y el 20 de agosto rodearon Cádiz, bastión de los constitucionalistas, donde se había refugiado el Gobierno liberal con el rey, a quien había obligado a salir de Madrid. Cuando las tropas francesas preparaban el asalto a la ciudad, el monarca español fue liberado, poco antes de que iniciaran el ataque, el 31 de agosto.

El 11 de octubre, como si de un acto solemne de toma de poder se tratara, y tras ser recibido por el duque de Angulema, Fernando VII desembarcó en el Puerto de Santa María para retomar la monarquía absoluta. No obstante, la experiencia del comienzo del Trienio Liberal y la defensa del régimen constitucional llevada a cabo por una gran parte del estamento militar hicieron que el rey español desconfiase de la fidelidad que podían ofrecerle los restos del ejército derrotado por Angulema. La necesidad de poseer un ejército propio que garantizase la estabilidad al Gobierno absoluto del rey y que evitase cualquier intentona golpista provocó que Fernando VII solicitara la permanencia del ejército francés en España. Luis XVIII no solo no se opuso a los deseos de Fernando VII, sino que los aceptó con agrado y satisfacción, ya que de ese modo fortalecía su situación tanto diplomática como militar en el resto de Europa.

Así fue. La etapa que se abrió a partir de octubre de 1823, que ha pasado a la Historia con justicia como de «ominosa», echó a andar con el apoyo de cuarenta y cinco mil hijos de San Luis. Su primera fase estuvo caracterizada por una violenta reacción absolutista que duró al menos hasta 1828, momento en que los últimos efectivos franceses evacuaron España. Cinco años más de poder autónomo y absoluto de Fernando VII completaron aquella «década ominosa».


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