SABÍAS QUE ? Formación en Burgos del primer Gobierno de Franco (1938)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Muchos de los habitantes de Utrecht alquilaron sus propios dormitorios o pusieron a disposición sus casas para los miembros de las delegaciones diplomáticas, ya que las negociaciones de paz duraron más de un año.

2. Durante las negociaciones, los cancilleres (especie de ministros de Asuntos Exteriores) catalanes en Europa debatieron también el destino del Principado de Cataluña, en lo que en Utrecht fue conocido como The case of the Catalans.

 

30 de enero

 

 Formación en Burgos del primer Gobierno de Franco (1938)

Desde finales de 1937 fue haciéndose cada vez más evidente en el bando sublevado la urgencia de construir un organismo de gobierno y administración más eficaz que el existente hasta entonces; es decir, un Gobierno propiamente dicho que sustituyera a la Junta Técnica del Estado creada por el propio general Franco tras su proclamación como jefe del Gobierno del Estado español el 1 de octubre de 1936.

A pesar de que aquella Junta de 1936 había promulgado una Ley de la Administración Central, hasta la fecha había funcionado como una especie de, en palabras de Serrano Suñer, «Estado campamental» en el que los militares habían protagonizado, quizá, el papel más importante en el proceso de institucionalización del Estado. Por ello, en enero de 1938, mientras tenía lugar la cruenta batalla de Teruel, el equipo de Franco encontró tiempo para redactar una nueva ley que ampliase y concretase la redactada por la Junta Técnica, lo que se concretaría en la fijación definitiva de un Consejo de Ministros.

Antes de que acabara el mes, el día 30, el Generalísimo tenía las dos cosas: la Ley de la Administración Central del Estado y un Gobierno compuesto por tres generales (Francisco Gómez-Jordana, vicepresidente y ministro de Asuntos Exteriores; Fidel Dávila, Defensa, y Severiano Martínez-Anido, Orden Público), tres falangistas (Raimundo Fernández-Cuesta, ministro de Agricultura y secretario general del Movimiento; Ramón Serrano Suñer, Interior, y Pedro González-Bueno y Bocos, Organización y Acción Sindical), dos monárquicos (Pedro Sainz Rodríguez, Educación Nacional, y Andrés Amado, Hacienda), dos ingenieros (Juan Antonio Suanzes, Industria y Comercio, y Alfonso Peña Boeuf, Obras Públicas) y un tradicionalista carlista (Tomás Domínguez Arévalo, Justicia), tutelados todos por el propio Franco, que asumía la Presidencia.

De la nueva ley pueden destacarse varios párrafos en los que ya se aprecia la voluntad de protagonismo en la política de quien regirá los destinos del país durante los siguientes treinta y siete años:

La Presidencia queda vinculada al Jefe del Estado. Los Ministros, reunidos con él, constituirán el Gobierno de la Nación. […] Los Ministros, antes de tomar posesión de sus cargos, prestarán juramento de fidelidad al Jefe del Estado y al Régimen Nacional. El Gobierno tendrá un Vicepresidente y un Secretario elegidos entre sus miembros por el Jefe del Estado. […] La Vicepresidencia […] ejercerá todas las funciones que en ella delegue la Presidencia. […] Una vez posesionados de sus cargos, los Ministros procederán a organizar sus Departamentos, proponiendo al Jefe del Estado las disposiciones referentes a su constitución y normas internas de funcionamiento.

Pero desde el mismo momento de la formación del Gobierno de Burgos, como también era conocido, e incluso en los primeros meses de la posguerra —este Consejo de Ministros fue renovado en agosto de 1939—, militares y falangistas protagonizaron una lucha política por alcanzar los puestos más altos en el organigrama del nuevo Estado.


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