2021-11-13
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¿SABÍAS QUE…?
1. En 1847, el general Maroto se retiró a Chile, donde falleció en 1853.
2. Para los carlistas, el Convenio (o el abrazo) de Vergara sigue siendo la «traición» de Vergara.
SEPTIEMBRE
1 de septiembre
El Gran Capitán fue un genio militar excepcionalmente dotado para el mando y la estrategia que por primera vez manejó de forma conjunta la infantería, la caballería y la artillería. Supo mover hábilmente a sus tropas y llevar al enemigo al terreno que había elegido como más favorable. Idolatrado por sus soldados y admirado incluso por sus rivales, tuvo en su popularidad su mayor enemigo.
Gonzalo Fernández de Córdoba nació el 1 de septiembre de 1453 en Montilla, cobijado por la noble casa de Aguilar. Ya desde niño fue paje del infante Alfonso, hermano de Enrique IV de Castilla, y, después, de la princesa Isabel. Tomó parte en la guerra de sucesión (1475-1479) a favor de la causa isabelina y se distinguió de manera extraordinaria en la de Granada (1482-1492).
En 1495 fue nombrado por la reina Isabel para mandar el ejército enviado a Italia por Fernando el Católico para expulsar del reino de Nápoles a los franceses, que se habían apoderado de él. Con escasos medios, pero mostrando una gran habilidad, se hizo con Calabria, posteriormente llevó a cabo una marcha —modelo de audacia y técnica militar— por la que mereció el título de Gran Capitán y llegó a tiempo para derrotar a los franceses, que estaban sitiados en Atella por las tropas de la liga contra el rey Carlos VIII de Francia (1496). Entró triunfador en Nápoles, donde el rey Fadrique III (de la dinastía aragonesa) volvió a ocupar el trono, y regresó a España en 1498.
Aunque en 1500 Fernando el Católico y Luis XII de Francia pactaron el reparto del reino de Nápoles, las disputas entre ambos continuaron. El Gran Capitán derrotó en Ceriñola al ejército mandado por el duque de Nemours, que murió en el combate (1503), y se apoderó de todo el reino. Luis XII mandó entonces un nuevo ejército, que fue también vencido a orillas del río Garellano (1504), y los franceses tuvieron que rendir la plaza fuerte de Gaeta y dejar libre el campo a los españoles.
Terminada la guerra, Fernández de Córdoba gobernó en Nápoles (1504-1507) con toda la autoridad de un soberano, pero, tras la muerte de Isabel, Fernando se hizo eco de las acusaciones que decían que el Gran Capitán se había apropiado de los fondos reales para financiar un posible golpe de Estado, por lo que el rey le quitó el mando. Aunque este no cumplió con Fernández de Córdoba en lo que respecta a la recompensa por sus servicios, no está del todo demostrado que el monarca le pidiese explicaciones. El papa, el cardenal Cisneros y otros principales de Europa solicitaron sus servicios —parece que el rey Fernando acudió a él en 1511 para encargarle una expedición que finalmente no se realizó—, pero el Gran Capitán no volvió a ponerse al mando de unas tropas. En 1515 contrajo una grave enfermedad y falleció en el mes de diciembre en su propiedad de la localidad de Loja (Granada).
