SABÍAS QUE ? La decisiva batalla de Vitoria (1813)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. La estrategia propagandística de Franco contra don Juan le hacía pasar por uno de los artífices del famoso «contubernio judeomasónico» de Múnich en 1962 e insinuar que había abandonado España a su suerte.

 

21 de junio

 

Si en junio de 1812 Napoleón necesitó reunir más hombres para emprender su campaña contra Rusia, el desastroso final (diciembre) de esta breve incursión le obligó a disponer de más soldados para hacer frente a su lucha contra el mundo. Esto vino muy bien a las fuerzas españolas, que todavía mantenían en la península Ibérica su guerra por la independencia de Francia, esta vez con la inestimable ayuda de sus ahora aliados británicos y portugueses. El general en jefe del ejército anglo-portugués, sir Arthur Wellesley, el conde de Wellington, consiguió ese verano de 1812 hacerse fuerte en varias plazas de la región leonesa y del campo salmantino en su intento de desplazar hacia el nordeste al ejército francés comandado por el general Marmont.

La batalla de los Arapiles (22 de julio) trajo consecuencias muy positivas para España: en su retirada hacia Francia desde Portugal, el ejército francés se vio obligado a debilitar las fuerzas que rodeaban Madrid, hasta el punto de que la capital fue liberada en agosto, provocando la penosa huida del rey intruso, José Bonaparte, hacia Valencia, y el abandono del sitio de Cádiz por parte de las tropas del general Soult.

La debilidad francesa en la Península se hizo más patente a partir de diciembre, cuando Napoleón se vio forzado a llevarse más soldados. De hecho, para la primavera de 1813, por primera vez desde el comienzo de la guerra, las tropas aliadas superaban en número a las francesas. Wellington, al mando de unos cien mil hombres (la mitad de ellos, británicos; casi un tercio, portugueses, y el resto, españoles), tras hacerse con Salamanca y Zamora, ocupó Madrid y emprendió la campaña del norte para cortar la retirada de los franceses, que estaban ya en Vitoria.

Cuando el ejército aliado llegó a las inmediaciones de la ciudad alavesa al amanecer del 21 de junio, un destacamento francés aguardaba en unos altos cerca de Subijana. La división española, al mando del general Morillo, fue la primera en atacar, pero necesitó la ayuda de la división anglo-portuguesa que llegaba por la retaguardia. Una vez desalojados los franceses de su posición, fue más fácil pasar. La defensa central napoleónica que protegía la entrada a Vitoria se fragmentó en cuanto las tropas aliadas decidieron atacar a la vez. Los soldados franceses comenzaron entonces una huida anárquica; los acuartelados en Vitoria hicieron lo propio. La desbandada debió de ser repentina, porque el paisaje después de la batalla de las afueras de la ciudad, según algunos testigos, era caótico: cajas, maletas, baúles, equipajes desperdigados, libros… y tantos papeles que el campo parecía nevado.

El triunfo aliado en la batalla de Vitoria fue el golpe definitivo al ejército invasor. José Bonaparte tuvo que instalar su cuartel en suelo francés (San Juan de Luz) y las tropas que ocupaban San Sebastián, Pamplona, Zaragoza e incluso Valencia huyeron hacia Francia; únicamente Barcelona permaneció en manos del aislado y solitario general Suchet. La Guerra de la Independencia había iniciado desde Vitoria su imparable camino hacia Valençay, donde Napoleón Bonaparte firmó en diciembre la devolución de la soberanía de España a Fernando VII.


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