SABÍAS QUE ? Muere Leopoldo O’Donnell (1867)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. En 1523, Germana de Foix, la que fue segunda esposa de Fernando el Católico, fue nombrada virreina de Valencia, entre otras cosas para controlar a los agermanados.

2. El indulto que Germana de Foix firmó en diciembre de 1524 está considerado uno de los primeros documentos oficiales valencianos —si no el primero— redactados en castellano.

 

5 de noviembre

 

 Muere Leopoldo O’Donnell (1867)

La supuesta «mano blanda» que el general O’Donnell había exhibido ante la reina tras los sucesos del cuartel de San Gil (junio de 1866) —el primer levantamiento directo contra la monarquía—, le indicaba la dirección que debía seguir después de que Isabel II lo sustituyera como presidente del Gobierno: la retirada. A pesar de que había aplastado la rebelión y ajusticiado a setenta sargentos, se negó a cumplir la orden de la reina de ejecutar a más militares insurrectos. Él mismo se apartó de la escena pública y, con la salud ya debilitada, se retiró a Francia, desde donde —esta vez sí— conspiró contra la monarca. Pero su estado no le permitió llegar demasiado lejos, ya que el 5 de noviembre de 1867 falleció en su casa de Biarritz.

Leopoldo O’Donnell (Santa Cruz de Tenerife, 1809) encarna la imagen estereotipada del político español decimonónico: militar, curtido en mil batallas, leal a la monarquía, indefinido ideológicamente, conspirador y revolucionario. La agitada vida de este vástago de militares de origen irlandés está marcada por los siguientes acontecimientos: conspiración contra la regencia de Espartero (1841), sublevación en Vicálvaro (1854), formación del grupo Unión Liberal (1858), gobierno en varias ocasiones (una de ellas durante un lustro, de 1858 a 1863), y conspiración, tras la «sargentada» de San Gil, contra la monarquía que siempre había defen­dido.

Como militar inició una carrera meteórica: a los catorce años ya era subteniente del regimiento de artillería imperial; más tarde fue ascendido a teniente, y a los veintisiete años sus éxitos durante la primera guerra carlista —combatió en el bando isabelino— lo llevaron al generalato (1836). Después de la guerra conspiró contra Espartero, que había provocado la salida de la regente María Cristina en septiembre de 1840, y tuvo que huir a Francia. En octubre de 1841 dirigió la sublevación fracasada del general Diego de León contra el nuevo regente, por lo que tuvo que volver a huir a Francia. Regresó tras la caída de Espartero (1843) y fue nombrado capitán general de Cuba (1844), cargo que ejerció durante cuatro años. A la vuelta de la isla participó en las conspiraciones contra el Gobierno moderado de Narváez (1850), y en 1854 dirigió la sublevación conocida como «La Vicalvarada» y publicó el Manifiesto de Manzanares, texto que exigía la formación de unas Cortes Constituyentes.

Como político comenzó pisando fuerte, ya que fue ministro de la Guerra en el Gobierno de Espartero de 1854. Después ocupó la presidencia del Gobierno en 1856, durante tres meses, y posteriormente fundó la Unión Liberal, partido monárquico de moderado liberalismo. En 1859, durante su nuevo Gobierno —uno de los más largos del reinado de Isabel II—, volvió a ejercer como militar en la guerra de África, en la que asumió el mando supremo del Ejército y obtuvo el título de duque de Tetuán por la victoria conseguida en esta plaza marroquí (1860). En 1863 tuvo que dimitir por las presiones de la oposición, pero en 1865 volvió a ocupar por última vez el sillón de presidente del Consejo de Ministros. Un año después sucedieron los acontecimientos que lo llevaron al ostracismo político.


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