Sabías QUE. Diciembre. La rebelión de Portugal (1640)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. De los diecinueve califas que se sucedieron en el siglo de existencia (929-1031) del califato de Córdoba, quince lo hicieron en los últimos veinte años (1009-1031).

2. A pesar de los diecinueve califas, solo había cuatro generaciones; de hecho, Hisham III era bisnieto de Abderramán III.

 


 

 DICIEMBRE

 

1 de diciembre

 

 La rebelión de Portugal (1640)

Pese a ser un periodo de esplendor cultural, el reinado de Felipe IV (1621-1665) suele relacionarse directamente con la pérdida de la hegemonía española en Europa. Al poco de subir al trono, el monarca confió en el conde-duque de Olivares la dirección de su gobierno (1622), dándole la oportunidad de desarrollar su carrera política junto a él durante dos décadas. La historiografía reciente ha destacado de Olivares su enorme habilidad como estadista empeñado en la unificación de los reinos hispánicos.

Durante los años finales de la década de 1630, Olivares se dio cuenta de que la condición indispensable para la supervivencia económica de España pasaba por la unidad y por hacer lo posible para que Madrid no tuviera que soportar el peso de la protección de ciertos territorios a cambio de la contribución desigual que estos aportaban. Para ello tuvo que eliminar viejas costumbres y tradiciones político-económicas, lo que sentó muy mal en la periferia, donde la política fiscal de la Monarquía Hispánica, unida a la presión de las oligarquías urbanas sobre las clases populares, impulsó el levantamiento catalán de mayo de 1640.

Al otro lado de la Península, el reino de Portugal (se había incorporado a la Monarquía Hispánica en 1580) sufrió también las reformas administrativas y fiscales del conde-duque de Olivares. La rebelión catalana aumentó el temor en la corte de Madrid, donde crecía el convencimiento de que no podían fiarse de Portugal mientras el duque de Braganza, João de Pereira, que portaba los derechos dinásticos para coronarse rey, y la alta nobleza portuguesa permanecieran en el reino. Por eso, cuando Felipe IV convocó en Madrid al duque y a los nobles portugueses para hablar de la guerra con Francia y de la revuelta en Cataluña, fue como mostrar sus cartas, y los planes de sublevación, concebidos por miembros de la alta nobleza lisboeta, se aceleraron.

En efecto, el sábado 1 de diciembre de 1640, un numeroso grupo de hombres sorprendió a los centinelas del Palacio Real de Lisboa y entró en el edificio tras matar a algunos de ellos. En el interior hallaron al portugués de confianza del conde-duque de Olivares, Miguel de Vasconcelos, escondido en un armario. En lugar de detenerlo, lo tiraron por una ventana y una turba enfebrecida remató la faena. La virreina de Portugal, Margarita de Saboya, tras ver lo que acababan de hacer a su secretario, se encerró en su estancia y esperó mejor suerte. Posteriormente proclamaron rey al duque de Braganza bajo el nombre de Juan IV de Portugal.

Las escasísimas tropas castellanas, ocupadas en Holanda, Francia y Cataluña, no pudieron impedir que los rebeldes se apoderasen de todo Portugal. La virreina fue conducida hasta la frontera con Castilla y Juan IV organizó un consejo supremo para preparar el siguiente paso: la guerra definitiva por la independencia, conflicto que los portugueses llaman también Guerra de la Restauración.


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