Jorge Dimitrov

Jorge Dimitrov, el que llegaría a ser guía de la clase obrera búlgara y destacado dirigente del Movimiento Comunista Internacional, nació en Radomir, Sofía, el 18 de junio de 1882. Desde temprana edad ingresó en las filas del proletariado de Bulgaria, laborando como tipógrafo hasta 1904. También desde su juventud, Dimitrov unió sus destinos a la causa de los humildes y explotados, ingresando en el Partido Comunista de Bulgaria (antes partido de los denominados "estrechistas", social-demócratas de izquierda) en 1903. En 1910 fue elegido miembro del Comité Central del Partido.

Dirigente capaz y esforzado, Jorge Dimitrov fue Secretario de la Unión Sindical General de Bulgaria en el período 1904 — 1923. Asimismo, de 1913 a 1923, tuvo la misión de defender los intereses de la clase obrera en el Parlamento de su país: era diputado por Sofía del Partido Comunista.

En todas estas labores, del mismo modo que en el trabajo de agitación o escribiendo en la prensa democrática contra los enemigos del pueblo, Dimitrov se mostró siempre como un ejemplo para sus camaradas de lucha, como un revolucionario inclaudicable. Pero aún esta fibra combativa, este carácter inspirador para todos militantes de la causa popular, habría de mostrarse con mayores relieves.


El 23 de septiembre de 1923, los obreros y campesinos búlgaros, bajo la dirección del Partido Comunista, se levantan contra el terror desatado por la oficialidad reaccionaria que tres meses atrás había derrocado el gobierno "agrarista" de Stámboliiski, asesinando a este último. Los militares, que contaban con el apoyo del rey Boris, habían disuelto a los partidos Unión Agraria Popular y Comunista, suprimiendo hasta las más mínimas libertades de la democracia burguesa, Dimitrov es dirigente del levantamiento popular.

Pero después de una semana de intensa lucha armada, el movimiento es aplastado. Con otros mil compañeros de lucha, y siempre combatiendo, el dirigente búlgaro tiene que pasar la frontera con Yugoslavia. Desde entonces Dimitrov es emigrado político, no cesando en actividad pese a esta circunstancia, en Yugoslavia, Austria y desde la nación baluarte del socialismo, la Unión Soviética. En 1933, en funciones de la Internacional Comunista, se halla en Berlín, en la Alemania donde ya Hitler ha comenzado a sacar las uñas sangrientas, las uñas del fascismo. Entonces se desarrolla un drama que va a conmover al mundo y que revela a ese tiempo y a los venideros la estatura de un comunista frente a una infamia: Jorge Dimitrov, el Partido Comunista de Alemania y la Internacional Comunista son pérfidamente acusados por los nazis de incendiar el edificio del Reichstag alemán.

La vileza tiene por objeto desacreditar a los mejores defensores de la clase obrera y "legitimar" las medidas de represión contra estos. Pero ha de suceder todo lo contrario...

No obstante el juicio amañado, la sumisión de los jueces a las autoridades nazis y la gigantesca intriga de los Goering y los Goebels, Jorge Dimitrov desnuda la mentira fascista y muestra en toda su bajeza y criminalidad la naturaleza del régimen que impera en Alemania. Recordemos algunas de las históricas palabras de Dimitrov:

"Nosotros, los comunistas, podemos hoy decir, no menos resueltamente que el viejo Galileo: "¡Eppur si muove!". La rueda de la historia gira, marcha adelante, hacia la Europa Soviética. Y nadie conseguirá detener a esta rueda empujada por el proletariado bajo la dirección de la Internacional Comunista".

Ni mediante medidas de exterminio, ni con sentencias a trabajos forzados, ni con penas de muerte. ¡La rueda gira y seguirá girando hasta el triunfo definitivo del Comunismo!



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