Primer hogar de Oprah Winfrey 18 страница

En el aeropuerto de Jackson, a una hora y media al norte de Kosciusko, hay letreros que anuncian: « Nada de negros. Nada de blancos. Sólo blues». Y las camisetas que hay a la venta informan a los visitantes: «Sí, por aquí llevamos zapatos. A veces, incluso con tacos».

En su visita del 4 de junio de 1988, Oprah vestía un traje de seda de un intenso color turquesa, de la marca de tallas grandes The Forgotten Woman. La acompañaban su madre, su padre y su madrastra, Stedman, su secretaria personal, Beverly Coleman, su abogado Jeff Jacobs, su peluquero, Andre Walker, su maquillador, Roosevelt Cartwright, tres cámaras y una productora. Pensaba convertir su visita en un programa sobre las estrellas que vuelven a sus raíces.

«Es un auténtico regreso a casa —le dijo a las trescientas personas que esperaban en un pequeño tramo de carretera sin asfaltar a la que habían dado su nombre—. Es una experiencia aleccionadora volver al lugar donde empezó todo. Nadie llega muy lejos en la vida, si no recuerda de dónde viene.»

Hacía ya mucho tiempo que la pequeña cabaña de madera de su abuela había sido reducida a un montón de leña y el retrete había desaparecido bajo décadas de maleza. No quedaba ni rastro de las bonitas hortensias azules que Hattie Mae cultivaba ni de la vaca que tenía para tener leche para la familia. Sólo quedaba el pequeño solar, que habían heredado sus hijos. En alguna ocasión habían hablado de abrir una tienda de regalos para la gente que quisiera ver dónde había crecido Oprah Winfrey, pero estando como estaba a 5 kilómetros de los límites de Kosciusko, no había suficiente turismo como para llevar a cabo la idea. Lo que sí hicieron fue poner un cartel en la propiedad:

 

PRIMER HOGAR DE OPRAH WINFREY

Aquí nació el 29 de enero de 1954 Oprah Winfrey, en una cabaña de madera. Aquí pasó su infancia hasta los seis años, antes de trasladarse a Milwaukee. A corta distancia a pie de aquí se encuentra la iglesia donde actuó por vez primera en una ceremonia de Semana Santa.

 

Maduró en el sector de la información y el entretenimiento hasta convertirse en la presentadora de televisión en programas de entrevistas más importante del mundo, con una audiencia de millones de personas. No obstante, Oprah, nunca olvidó sus orígenes, y ha sido siempre un apoyo para la gente de casa, así como un modelo de conducta para gran parte de los Estados Unidos de América.

 

Con los fotógrafos siguiéndola a todas partes y cámaras a cada lado, Oprah fue hasta la iglesia donde su familia había colocado otro letrero: «Aquí se enfrentó Oprah Winfrey a su primer público».

«La iglesia era mi vida —recordó—. La Baptist Training Union (BTU). Todos los niños negros del mundo que crecieron dentro de la iglesia conocen BTU. Ibas a la escuela dominical, ibas al servicio de la mañana, que empezaba a las once y no acababa hasta las dos y media; comías en la explanada que hay frente a la iglesia y luego volvías para el servicio de las cuatro de la tarde. Duraba eternamente, ah, sí, eternamente. Así es como te pasabas la vida.»

Oprah cruzó la hierba agostada y entró en el humilde cementerio junto a la iglesia, donde estaban enterradas cinco generaciones de sus antepasados maternos. Con Vernon a un lado y Vernita al otro, era como si estuviera flanqueada por Jack Sprak, que no comía grasas, y su mujer, que no comía magros.[3] (Más tarde, Vernon diría: «En este aspecto, Oprah es, sin duda, hija de su madre. Las mujeres de su familia son todas gordas, muy gordas».) Todos inclinaron la cabeza unos momentos ante los dos bloques verticales, de piedra, del tamaño de una caja de zapatos en una delgada losa de granito:

 

HATTIE MAE

14 de abril de 1900


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