SABÍAS QUE ? Firma del Tratado de Madrid (1526)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. El Tratado de Madrid establecía que la paz siempre reinaría entre las colonias de ambos países, aunque estallara la guerra en la Península.

2. La trama de la popular película La misión (Roland Joffé, 1986) transcurre en el contexto de las consecuencias del Tratado de Madrid.

 

14 de enero

 

 Firma del Tratado de Madrid (1526)

El emergente imperio que se apoderaba de gran parte de Europa con la unión de los territorios soberanos del nuevo rey de España (1518) y del Sacro Imperio Romano Germánico (1520), bajo la figura de Carlos de Habsburgo (Carlos I o V, según desde donde se mire), dejaba a Francia en una posición territorial y estratégica muy incómoda.

Francisco I de Francia, que había sido candidato a la corona imperial, encontró una salida al problema en la pretensión de volver a anexionarse el Milanesado, que llevaba décadas cambiando de manos. El ducado de Milán hacía frontera con el este francés y, por tanto, estratégicamente era de suma importancia para Francisco. Además, la extensión de los territorios imperiales, en los que cada príncipe era soberano, obligaba a la Casa de Austria a poner en práctica una política que permitiera mantener pacificado el interior —incluidos Castilla y Aragón— para poder enfrentarse a Francia, que cada vez se mostraba más amenazante. Entre 1521 y 1524 se sucedieron continuas tensiones entre Francisco y Carlos, y varias contiendas militares tuvieron lugar en territorio lombardo entre la Casa de Valois y la de Austria, hasta la definitiva batalla de Pavía (febrero de 1525), ciudad al norte de Italia y puerta de entrada del camino que llevaba a Milán, donde las tropas imperiales se hicieron con la victoria.

Francisco I fue trasladado a Madrid y hecho prisionero. Carlos intentó firmar la paz con la condición de que el rey francés renunciara a sus pretensiones sobre ciertos territorios. Aunque pudiera parecer lo contrario, el Tratado de Madrid, que finalmente firmó Francisco el 14 de enero de 1526, no le era tan perjudicial, pues Carlos renunció, pese a las advertencias de sus consejeros, a imponerle duras condiciones. El francés renunciaba a sus derechos sobre Artois, Borgoña, Génova, Flandes, Milán, Nápoles, Navarra y Tournai a cambio de que el emperador le dejara en paz. Otras dos condiciones relevantes le fueron impuestas: que se casara con Leonor de Austria, hermana de Carlos, y que enviara a dos de sus hijos a España como garantía de cumplimiento del acuerdo.

Hasta ahí, todo bien, pero cuando Francisco I recuperó la libertad, denunció el tratado e inspiró, con el papa Clemente VII (un Médicis), la formación de la Liga de Cognac, que aglutinaba, entre otros, al propio duque de Milán, Francesco Sforza, y a los príncipes de Génova y Venecia. Carlos I reaccionó organizando un ejército de mercenarios, bajo la jefatura del duque de Borbón, para hacer frente a las tropas de la coalición y hacerse con el control no solo del Milanesado, sino también de los Estados Pontificios.

El incumplimiento del Tratado de Madrid, que provocó la intervención imperial, derivaría en el famoso saco de Roma (1527): el impago a los soldados —Carlos siempre tuvo «problemas de liquidez» o, al menos, eso parecía— originó un motín y el posterior asalto a la Ciudad Eterna. Durante ocho días las tropas imperiales camparon a sus anchas y el papa tuvo que refugiarse en el castillo de Sant’Angelo. Esto, unido a la expulsión de los Médicis de Florencia, le dio muy buen resultado a Carlos y Francisco terminó reconociendo la supremacía política y militar del emperador y ratificando el Tratado de Madrid con la firma de la Paz de Cambrai (1529).


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