SABÍAS QUE ? Francis Drake ataca Cádiz (1587)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. La conquista musulmana del reino visigodo por parte de los árabes fue un proceso que duró de 711 al 726, cuando se llegó a ocupar todo el actual territorio de la península Ibérica y parte del sur de Francia.

 

29 de abril

 

La coronación de Felipe II como rey de Portugal en 1581 preocupó tanto a Francia e Inglaterra que trataron, sobre todo la segunda, de frenar el ansia expansiva del monarca español. Francia se encontraba rodeada en Europa, e Inglaterra veía cómo España controlaba la mayoría del tráfico comercial marítimo del mundo conocido.

La política de Felipe II, principalmente en Flandes, fue motivada tanto por la religión como por los derechos dinásticos, a pesar de que su gobernadora, Margarita de Parma, hermana del rey, le había aconsejado que mostrara cierta flexibilidad con los protestantes flamencos. La intransigencia del emperador ante estos y su respuesta violenta a través del duque de Alba contribuyeron a que se generara más odio por todo lo español.

Los motivos declarados de la ofensiva naval contra Inglaterra, que apoyaba a los rebeldes flamencos, también eran en parte religiosos. Isabel I de Inglaterra había devuelto el protestantismo a su reino, mientras algunos de los católicos ingleses confiaban en el rey castellano. Sin embargo, la irritación de los españoles tenía su raíz en la piratería inglesa en las costas del Caribe contra las colonias y las embarcaciones menores españolas, así como en la constante ayuda que la Corona inglesa proporcionaba a los flamencos.

En 1585 Felipe II se puso manos a la obra en su ofensiva contra Inglaterra en defensa del catolicismo y en respuesta al sabotaje comercial llevado a cabo por los ingleses. Para ello embargó naves extranjeras, arrendó buques a sus propietarios y, sobre todo, construyó nuevas embarcaciones, financiadas tanto por el Consejo de Guerra como por particulares.

Lisboa y Cádiz eran los principales astilleros de la península Ibérica que podían colmar las expectativas del rey, pero el cumplimiento de estas se hizo esperar mucho más tiempo de lo deseado por culpa de las dificultades económicas y, sobre todo, por la acción de un «pirata» inglés, como lo tachaban los españoles (un corsario para los suyos). Se trataba del marino Francis Drake, designado por la reina de Inglaterra en 1577 para dirigir una expedición alrededor del mundo con el fin de perturbar la marcha normal del comercio español. Su éxito en aguas del Pacífico y del Atlántico —dio la vuelta al mundo— fue premiado por Isabel en 1581 al nombrarlo caballero.

Pero la ambición inglesa iba mucho más allá de los intereses comerciales españoles, y por ello trató de frenar la organización naval de la flota española, incluso, si hacía falta, en suelo peninsular. Mientras los españoles protegían Lisboa con todas sus fuerzas, Drake continuó hacia el sur, y la noche del 29 de abril de 1587, sus cuatro navíos, acompañados de dos docenas de embarcaciones menores, sorprendieron a la flota que se encontraba amarrada en la bahía de Cádiz. A la mañana siguiente, cerca de la mitad de los barcos españoles había sido destruida —unas treinta naos—, y la pequeña flota de Drake había desaparecido en el mar. La irritación de Felipe II por la ejecución, tres meses antes, de María Estuardo —que alejaba cualquier posibilidad de sucesión católica al trono de Inglaterra— se vio espoleada por la acción de Drake, que retrasó el plan del rey español contra la reina un año más, cuando envió a la gran Armada de 1588.


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