2021-11-13
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¿SABÍAS QUE…?
1. La flota española contaba en Cavite con casi el triple de cañones que la estadounidense: veintisiete contra diez, pero de menor calibre y alcance.
2. La estrategia de ataque de la flota de Dewey fue simple, cañonear indiscriminadamente, y estaba basada en la cantidad de proyectiles más que en la calidad del disparo.
2 de mayo
Levantamiento popular en Madrid contra los franceses (1808)
El Dos de Mayo madrileño no fue una llamada a la rebelión general contra los franceses, aunque sí sirvió para abrir los ojos a los españoles. La entrada de las tropas francesas se había realizado en el marco de la legalidad, amparándose en el Tratado de Fontainebleau (octubre de 1807), por el que España permitía que el Ejército francés cruzase su territorio con destino a Portugal. Pero este acuerdo fue violándose poco a poco con la ocupación de localidades que no se hallaban en el camino a Portugal. Así sucedió en la última semana de mayo, cuando más de una decena de ciudades no controladas militarmente pero con presencia francesa se levantaron contra el invasor. Lo que sí puede decirse es que el alzamiento de Madrid dio inicio a la Guerra de la Independencia.
En el amanecer del lunes 2 de mayo de 1808, una muchedumbre empezó a congregarse frente al Palacio Real de Madrid para impedir la salida del infante Francisco de Paula, hijo de Carlos IV, hacia Bayona, donde ya se encontraban sus padres y su hermano Fernando VII, que había dejado en Madrid una Junta Suprema de Gobierno. Tratando de impedirlo, la multitud asaltó el palacio. El jefe de las tropas francesas, el mariscal Joaquín Murat, ordenó a sus hombres abrir fuego contra el gentío, provocando que el pueblo entero se uniese en lucha contra los franceses y sus mercenarios egipcios (pintados por Goya en El 2 de mayo de 1808 en Madrid o en La lucha con los mamelucos, de 1814) en un levantamiento popular espontáneo.
Pronto comenzaron a formarse partidas de barrio, que se alzaron en armas para impedir el acceso a la ciudad de más tropas francesas, aunque no lo lograron. Durante los disturbios, los militares españoles se mantuvieron acuartelados y sin reacción, salvo los soldados del Parque de Artillería de Monteleón, liderados por los capitanes Luis Daoíz y Pedro Velarde y el teniente Jacinto Ruiz, que desobedecieron al mando militar, sacaron los cañones a la calle y se unieron a la insurrección. La lucha se recrudeció por casi todo Madrid, que vivió una jornada sangrienta con centenares de muertos y heridos.
Finalmente, Murat consiguió someter Madrid bajo mando militar, logrando que los focos de resistencia popular fueran disolviéndose, y manipuló a su antojo a la Junta de Gobierno, que, pese a que había intentado por todos los medios calmar los ánimos de madrileños y franceses, terminó claudicando y perdiendo el escaso prestigio y autoridad que le quedaba. Una vez aplacada la rebelión, Murat se dispuso a ejercer el control absoluto de la administración y del ejército español, a castigar severamente a los rebeldes como escarmiento para el resto de la población y a presentarse como el gobernante de España. Ya por la tarde, Murat aprobó un decreto por el que se creaba una comisión militar con la finalidad de condenar a muerte a todos aquellos madrileños que tuvieran armas en su poder. Por su parte, la Junta de Gobierno, de acuerdo con el mando francés, hizo pública una proclama mediante la cual declaraba ilegal toda reunión que tuviera lugar en sitios públicos, además de exigir la entrega de todas las armas.
