2021-11-13
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¿SABÍAS QUE…?
1. María Luisa de Parma nombró heredero universal a Godoy, pero sus hijos, lógicamente, no respetaron su voluntad.
2. Godoy tuvo cinco hijos reconocidos, uno fruto de su matrimonio con la condesa de Chinchón y cuatro con su amante Pepita Tudó, con quien se casaría más tarde.
13 de mayo
La necesidad de disponer de fuerzas del orden alternativas a la Milicia Nacional que velasen por la seguridad de los transeúntes de caminos y sus mercancías cada vez era más acuciante desde el final de la Guerra de la Independencia. Los desastres de la guerra favorecieron la expansión del bandolerismo y la proliferación de asaltantes de caminos, que para comienzos del Trienio Liberal fueron objeto de inquietud del recién nombrado ministro de la Guerra, Pedro Agustín Girón y de las Casas, duque de Ahumada. Su proyecto de creación de un instituto armado, la Legión de Salvaguardias Nacionales, que complementase a la Milicia Nacional no triunfó en las Cortes.
Pasado el Trienio Liberal, la década ominosa y las regencias de María Cristina y Espartero, el brevísimo Gobierno de González Bravo tuvo tiempo de suprimir la Milicia Nacional y encomendar a Francisco Javier Girón de Ezpeleta, II duque de Ahumada, «el establecimiento de una fuerza especial de protección y seguridad, en atención al desamparo en que hoy se ve la autoridad pública para proteger eficazmente el orden y las personas y bienes de los vecinos honrados y pacíficos», según Real Decreto de 28 de marzo de 1844, que explicaba las necesidades más arriba mencionadas y ordenaba crear «un cuerpo especial de fuerza armada de infantería y caballería, bajo la dependencia del ministerio de la Gobernación de la Península, y con la denominación de Guardias civiles».
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El duque terminó elaborando un informe por el que pedía cambios organizativos y presupuestarios; de hecho, la aceptación del cargo de inspector general estaba supeditada a su aprobación. El informe produjo efectos tan positivos que el Gobierno derogó el Real Decreto de marzo por medio de otro, firmado el 13 de mayo, que daba sus razones:
El ministro que suscribe ha examinado con la mayor detención el Real Decreto de 28 de marzo último sobre la formación de la Guardia Civil. Al llevarla a efecto por el ministerio a mi cargo […] se han tocado dificultades sin cuya aclaración no es posible constituirla desde luego en una forma fija. Necesario es que este cuerpo, que ha de crearse con oficiales del ejército, dependa del Ministerio de la Guerra en su organización, personal, disciplina y material y percibo de sus haberes. En él únicamente puede haber todos los datos para que la elección de sus jefes y oficiales sea tan escogida e imparcial como su preferente servicio exige, y poder llenar en lo sucesivo sus vacantes. En su servicio peculiar debe entenderse con las autoridades civiles, y depender por lo tanto del Ministerio de la Gobernación.
Tras la publicación del Real Decreto quedaba definitivamente creada la Guardia Civil, cuyo fundador, el II duque de Ahumada, sería designado, el 1 de septiembre, día en que se consideraron acabados los primeros trabajos de reclutamiento, inspector general de la nueva institución, cuyos miembros tendrían como única misión proteger a los ciudadanos, independientemente de su ideología política y de la forma de Gobierno adoptada por el Estado español en el momento de prestar el servicio, bajo un código de conducta intachable que lo diferenciara del resto de fuerzas armadas y que en palabras del propio duque de Ahumada podría resumirse así: «El honor es la principal divisa del guardia civil; debe, por consiguiente, conservarlo sin mancha. Una vez perdido, no se recobra jamás».
