¿SABÍAS QUE…?
1. El 17 de septiembre es el día oficial de Melilla.
2. No fue hasta 1556 cuando Melilla no pasó a depender directamente de la Corona de Castilla.
3. A pesar de la «conquista cristiana», más de la tercera parte de los melillenses son musulmanes y algo menos de la mitad son católicos, más allá del nivel de práctica de las respectivas fes.
18 de septiembre
Nace Trajano (53)
Miembro de una influyente familia senatorial de la Bética, Marco Ulpio Trajano fue el primer hispano y el primer provinciano —sin tener en cuenta el nacimiento accidental de Claudio en la Galia— que ocupó el trono imperial de Roma. Tanto la firmeza como la benevolencia caracterizaron el brillante gobierno del iniciador de la dinastía de los Antoninos. Bajo su mandato, además, el Imperio Romano alcanzó su máxima extensión territorial, lo que le hizo merecedor del título de optimus princeps con el que ha pasado a la posteridad.
Hijo de un senador también nacido en Hispania —sus orígenes familiares, quizá enteramente íberos, siguen siendo motivo de investigación— y de una patricia romana, Marco Ulpio nació en Itálica, muy cerca de Hispalis, la actual Sevilla, el 18 de septiembre del año 53. Instalado en la capital del Imperio desde muy joven, acompañó a su padre a Siria en el año 75 y se distinguió en la campaña contra los partos. Nombrado por Domiciano cuestor, tribuno de la plebe, pretor y legado de la VII Legión Gemina, en el año 88 marchó a Germania para sofocar la revuelta de Antonio Saturnino, aunque no llegó a intervenir, y tres años después accedió al consulado.
Era gobernador de la Germania Superior en el año 97 cuando fue adoptado por Nerva, quien lo revistió con el poder tribunicio y lo asoció al trono. De esta manera, colocando a un militar a su lado, el anciano emperador intentaba mitigar sus tensas relaciones con el ejército. Además de su prestigio castrense y como administrador, en el ascenso al poder de Trajano tuvo mucho que ver el creciente peso de la oligarquía hispanorromana, ya plenamente integrada en los cuadros imperiales.
Tras la muerte de Nerva, a principios del año 98, y antes de regresar a Roma para aceptar su cargo como emperador, Trajano tomó sus primeras medidas de gobierno: ejecutar a los pretorianos que se habían rebelado contra su antecesor y poner en marcha la consolidación de la frontera renano-danubiana, tarea que se prolongó hasta la llegada del siglo II. Durante ese año y medio Trajano dejó en manos del Senado el gobierno de Roma, hecho que favoreció la posterior relación de esta institución con el emperador. En los años siguientes sometió la Dacia (entre las actuales Moldavia y Rumanía), pero, de vuelta de uno de sus múltiples viajes a Oriente —tras haber llegado al golfo Pérsico—, falleció inesperadamente en Selinonte, en el sur de la península de Anatolia (actual Turquía), poco antes de cumplir sesenta y cuatro años.
A lo largo de su vida como emperador, Trajano conservó en el trono la afabilidad y la bondad que había mostrado en su vida privada. Mejoró la administración y restableció la paz interior en el Imperio —aun a costa de ejecuciones como las ya mencionadas—, que duraría siete años (106-113) de forma efectiva, hecho extremadamente difícil en aquella época. También promovió la renovación y ampliación de las infraestructuras: construyó numerosas vías, acueductos y puertos, llevando a Roma —cuyo foro reconstruyó— a uno de los más altos niveles de prosperidad conocidos durante el Imperio.






