Preguntas. 1. ¿De qué estaban orgullosos el señor y la señora Dursley?

1. ¿De qué estaban orgullosos el señor y la señora Dursley?

2. ¿Que era el señor Dursley?

3. ¿Cómo era el señor Dursley?

4. ¿Cómo era la señora Dursley?

5. ¿Por qué le resultaba útil a la señora Dursley tener el cuello largo?

6. ¿Cómo vivían los Dursley?

7. ¿Por qué la señora Dursley no quería saber nada con su hermana?

8. ¿Cómo comienza la historia?

Traduce al español el siguiente diálogo

Купил я как-то карандаш, пришёл домой и сел рисовать. Только хотел домик нарисовать, вдруг меня тётя Саша зовёт. Я положил карандаш и пошёл к тёте Саше.

-- Ты меня звала? -- спросил я тётю.

-- Да, -- сказала тётя. -- Вон смотри на стенке, таракан это или паук?

-- По-моему, это таракан, -- сказал я и хотел уйти.

-- Да что ты! -- крикнула тётя Саша. -- Убей же его!

-- Ладно, -- сказал я и полез на стул.

-- Ты возьми вот старую газету, -- говорила мне тётя. -- Поймай его газетой и в ванную под кран.

Я взял газету и потянулся к таракану. Но вдруг таракан щёлкнул и перепрыгнул на потолок.

-- И-и-и-и-и-и! -- завизжала тётя Саша и выбежала из комнаты.

--Я и сам испугался. Я стоял на стуле и смотрел на чёрную точку на потолке. Чёрная точка медленно ползла к окну.

-- Боря, ты поймал? Что же это такое? -- спросила тётя из-за двери взволнованным голосом.

Тут я почему-то повернул голову и в ту же секунду соскочил со стула и отбежал на середину комнаты. На стене около того места, где я только что стоял, сидело ещё одно такое же непонятное насекомое, но больших размеров, длинной в полторы спички. Оно глядело на меня двумя чёрными глазками и шевелило маленьким ротиком, похожим на цветок.

-- Боря, что с тобой!? -- кричала из коридора тётя.

-- Тут ещё одно! -- крикнул я. Насекомое смотрело на меня и дышало как воробей.

-- Фу, какая гадость, -- подумал я. Меня даже всего передёрнуло.

--А что, если оно ядовитое? Я не выдержал и с криком кинулся к двери.

Едва я запахнул дверь за собой, как в неё изнутри что-то с силой ударило.

-- Вот оно, -- сказал я, переводя дух. Тётушка уже бежала из квартиры.

-- Я к себе в квартиру больше не войду! Не войду! Пусть делают, что хотят, но в квартиру я не войду! -- кричала тётушка на лестнице собравшимся жильцам нашего дома.

-- Да вы скажите, Александра Михайловна, что же это было? – спрашивал Сергей Иванович из 53-го номера.

-- Не знаю, не знаю, не знаю! -- кричала тётушка. Только так в дверь ударило, что пол и потолок затрясся.

-- Это скорпион. У нас их на юге сколько угодно, -- сказала жена адвоката со второго этажа.

СРС

Resuelve los ejercicios del capítulo 3 del libro “Entre nosotros”

СРСП

Estudia los relatos para luego contarlos en clase.

Continuación del relato

Ninguno vio la gran lechuza parda que pasaba volando por la ventana.

A las ocho y media, el señor Dursley cogió su maletín, besó a la señora Dursley en la mejilla y trató de despedirse de Dudley con un beso, aunque no pudo, ya que el niño tenía un berrinche y estaba arrojando los cereales contra las pare­des. «Tunante», dijo entre dientes el señor Dursley mientras salía de la casa. Se metió en su coche y se alejó del número 4.

Al llegar a la esquina percibió el primer indicio de que sucedía algo raro: un gato estaba mirando un plano de la ciu­dad. Durante un segundo, el señor Dursley no se dio cuenta de lo que había visto, pero luego volvió la cabeza para mirar otra vez. Sí había un gato atigrado en la esquina de Privet Drive, pero no vio ningún plano. ¿En qué había estado pen­sando? Debía de haber sido una ilusión óptica. El señor Dursley parpadeó y contempló al gato. Éste le devolvió la mi­rada. Mientras el señor Dursley daba la vuelta a la esquina y subía por la calle, observó al gato por el espejo retrovisor: en aquel momento el felino estaba leyendo el rótulo que decía «Privet Drive» (no podía ser, los gatos no saben leer los rótu­los ni los planos). El señor Dursley meneó la cabeza y alejó al gato de sus pensamientos. Mientras iba a la ciudad en coche no pensó más que en los pedidos de taladros que esperaba conseguir aquel día.

Pero en las afueras ocurrió algo que apartó los taladros de su mente. Mientras esperaba en el habitual embotella­miento matutino, no pudo dejar de advertir una gran canti­dad de gente vestida de forma extraña. Individuos con capa. El señor Dursley no soportaba a la gente que llevaba ropa ridícula. ¡Ah, los conjuntos que llevaban los jóvenes! Supuso que debía de ser una moda nueva. Tamborileó con los dedos sobre el volante y su mirada se posó en unos extraños que estaban cerca de él. Cuchicheaban entre sí, muy excitados. El señor Dursley se enfureció al darse cuenta de que dos de los desconocidos no eran jóvenes. Vamos, uno era incluso mayor que él, ¡y vestía una capa verde esmeralda! ¡Qué valor! Pero entonces se le ocurrió que debía de ser alguna tontería publi­citaria; era evidente que aquella gente hacía una colecta para algo. Sí, tenía que ser eso. El tráfico avanzó y, unos mi­nutos más tarde, el señor Dursley llegó al aparcamiento de Grunnings, pensando nuevamente en los taladros.


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