2021-11-13
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¿SABÍAS QUE…?
1. Fueron atacados e incendiados casi un centenar de edificios religiosos en la mitad sur de España.
12 de mayo
Manuel Godoy y Álvarez de Faria ingresó en la Guardia de Corps en 1784, y cuatro años más tarde ya conocía a los príncipes de Asturias, aunque, tal y como se aseguraba en la Corte, conocía más a María Luisa de Parma que a su marido, el futuro Carlos IV. Los historiadores no niegan que sus relaciones cortesanas favorecieran su ascenso, pero tampoco que había logrado engatusar a los reyes, convenciéndoles de su innata habilidad para la política. En 1791 ya era mariscal de campo, teniente general, duque de Alcudia y grande de España; en 1792, consejero de Estado y Generalísimo, primer español en ostentar dicho título.
De modo que Carlos IV quedó en manos de este hombre procedente de una familia hidalga extremeña, nacido en Badajoz en 1767, cuya prestancia le había abierto las puertas de palacio. Los monarcas creyeron en la lealtad de Godoy y trataron de imponer en el Gobierno a un hombre que garantizara un proyecto diferente. El pacense ya había manifestado muchas veces su hostilidad hacia la Revolución francesa, y cuando Floridablanca cayó en desgracia, los reyes lo nombraron primer secretario de Estado, esto es, jefe del Gobierno. Tenía veinticinco años.
Godoy convenció a los españoles monárquicos y cristianos de que el enemigo era el francés antimonárquico y ateo. Formalizó incluso una alianza con Inglaterra en 1793 para dar una lección a la República gala. Pero la realidad fue que la guerra situó a Navarra, el País Vasco y Cataluña en la órbita francesa. En 1795 se firmó la Paz de Basilea, que le valió a Godoy el título de «Príncipe de la Paz»; en 1796 y 1800, sendos tratados en San Ildefonso, que obligaban a España a prestar apoyo incondicional a Francia, con el compromiso de invadir Portugal en el segundo si los lusos continuaban su alianza con Gran Bretaña; y en 1801, el de Aranjuez, con la consolidación del compromiso de la Armada con Francia y el desastre de la batalla de Trafalgar (1805) incluido como consecuencia a largo plazo. Y así se llegó al Tratado de Fontainebleau (1807), que permitía a las tropas francesas pasar por territorio español camino de Portugal para bloquear a su aliado, Inglaterra. Y esto mientras el príncipe de Asturias, futuro Fernando VII, conspiraba contra su padre y contra Godoy. El caso es que Napoleón engañaba a los dos Borbones: Carlos IV creía que lo mantendría en el poder, y Fernando, que le ayudaría a dar el golpe de Estado definitivo. Godoy comprendió demasiado tarde las verdaderas intenciones de Bonaparte.
Toda esta política afrancesada, además de las maniobras militares galas por España y el recorte de los privilegios de la nobleza, le estalló en la cara a Godoy cuando el pueblo de Aranjuez se alzó contra él en marzo de 1808. Los amotinados asaltaron su palacio y él fue apresado por Fernando VII, si bien, finalmente, fue salvado por Murat, el mariscal de campo francés en España, que lo llevó a Bayona ante el mismo Napoleón.
A partir de ahí todo fue para Godoy un claro descenso. Obligado en el exilio a esquivar a los esbirros de Fernando VII, incluso en Italia, donde en apenas tres semanas vio morir a Carlos y María Luisa en enero de 1819, su «alteza serenísima» pasó el resto de sus días, que serían aún muchísimos, entre Italia y Francia, en cuya capital murió en 1851, olvidado de todo y por todos.
