SABÍAS QUE ? Catalina de Aragón, reina consorte de Inglaterra (1509)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Siete de sus edificaciones han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

2. Cuando se graduó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, su director general llegó a decir: «Hemos dado un título a un loco o a un genio; el tiempo lo dirá».

 

11 de junio

 

En virtud de intereses políticos, Catalina, la menor de los hijos de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, fue casada muy joven (a los dieciséis años) con Arturo, príncipe de Gales, con quien se había comprometido trece años atrás (1489) mediante un acuerdo que no solo establecía las condiciones matrimoniales, sino que renovaba la amistad centenaria entre ambos reinos, regulaba las crecientes relaciones comerciales entre Castilla e Inglaterra y abría un periodo de intensa cooperación entre los Reyes Católicos y Enrique VII. Pero el matrimonio de los jóvenes no duró ni un semestre: durante un viaje ambos cayeron enfermos a casusa de una especie de gripe y Arturo falleció en abril de 1502.

Para Catalina fueron tiempos difíciles, y tan solo contó con la ayuda de su confesor, Diego Fernández, y de su madre —hasta 1504—. Ni su padre ni su suegro, Enrique VII, impresionado desde el primer momento por la belleza de «la joven de pelo rubio, ojos azules y tez lechosa», la atendieron adecuadamente y, de hecho, el mismísimo rey de Inglaterra intentó desposarla, sin éxito gracias a la oposición de Isabel la Católica. Finalmente, y después de que la jerarquía eclesiástica dictaminara que el matrimonio entre Catalina y Arturo no se había consumado, su cuñado y nuevo rey de Inglaterra, Enrique VIII, varios años más joven que ella, acabó tomándola como esposa el 11 de junio de 1509, mes y medio después de acceder al trono tras la muerte de su padre. La ceremonia se celebró en la iglesia de Greenwich de la forma más privada posible.

A pesar de que Catalina era devota y retraída, y Enrique, mujeriego e insensible, el matrimonio funcionó durante bastantes años, pero la aragonesa —aunque realmente nació en el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares— no pudo darle más que una hija (María Tudor, en 1516), ya que los tres pequeños duques de Cornualles que parió en 1511, 1513 y 1514 (todos ellos de nombre Enrique) apenas vieron la luz tras nacer —solo el primero sobrevivió más de mes y medio—. Diez años después ya había quedado claro que Catalina no podía tener más hijos, por lo que Enrique intentó un acercamiento a la influyente familia Bolena. El problema surgió cuando Enrique VIII se enamoró perdidamente de Ana, y esto le llevó, en 1527, a solicitar el divorcio de Catalina al cardenal Wolsey, argumentando que la española no ofrecería ningún heredero varón a la Corona inglesa. El prelado, tras encargar una investigación sobre el matrimonio anterior de Catalina —esta testificó que no había llegado a consumarse—, no pudo sacar conclusiones favorables a la petición del rey, pese a su esfuerzo por conseguirlo. Muy pocos nobles ingleses se alinearon con el monarca —incluso su canciller, Tomás Moro, lo pagó con su vida—, por lo que Enrique acudió directamente al papa Clemente VII, que también denegó su solicitud. El Tudor se rebeló contra el poder de Roma y terminó erigiéndose en el jefe de la Iglesia de su país.

Catalina, marginada y humillada, fue recluida en el castillo de Kimbolton, donde murió en enero de 1536, tras varios años de sufrimiento, por no transigir ante la petición de divorcio ni renunciar a su título como reina consorte de Inglaterra.


Понравилась статья? Добавь ее в закладку (CTRL+D) и не забудь поделиться с друзьями:  



double arrow
Сейчас читают про: