SABÍAS QUE ? Fallece María de Molina (1321)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. En el norte de la Ciudad de México se encuentra el tronco de «El árbol de la Noche Triste», restos del ahuehuete bajo el que, según dicen, Hernán Cortés lloró tras el desastre.

2. Las fuentes sobre las bajas españolas en este episodio son muy dispares: van desde ciento cincuenta hasta setecientos cincuenta, de entre los mil y dos mil hombres que aquella noche acompañaban a Cortés.

 


 

 JULIO

 

1 de julio

 

 Fallece María de Molina (1321)

En 1281, María de Molina, hija del infante don Alfonso de Molina y sobrina de Fernando III de Castilla, a los veintiséis años de edad se casó con su primo carnal, el futuro Sancho IV de Castilla, sin recibir la oportuna dispensa papal ni la aprobación del padre de este, Alfonso X el Sabio, que se encontraba enemistado con Sancho por sus pretensiones al trono frente a las de su hermano, el primogénito, Fernando de la Cerda. María tomó partido por su marido y apoyó su lucha contra su suegro, y así, cuando Alfonso X murió en 1284, Sancho y María fueron coronados rey y reina consorte.

En 1288, María logró que las Cortes de Toro (1288) aceptaran la alianza franco-castellana con el fin de lograr la deseada dispensa matrimonial. Pero en 1295 Sancho falleció, y María comenzó su regencia castellana sobre su hijo Fernando, futuro rey de Castilla. Esta circunstancia fue aprovechada por Jaime II de Aragón, que invadió el reino de Murcia; por la nobleza, que adoptó una posición levantisca, y por Dionisio I de Portugal, que declaró la guerra a Castilla en apoyo del autoproclamado rey de León, el infante don Juan de Castilla, hijo de Alfonso X. Dionisio terminó sometido en la paz de Alcañices (1296), favorable a Castilla; además, en 1300 María logró de las Cortes de Valladolid el dinero necesario para la legitimación de su hijo Fernando IV y aprovechó la sumisión del infante don Juan para reducir a Alfonso de la Cerda, que seguía pretendiendo el trono castellano.

Aun así, la reina tuvo que enfrentarse a la conjuración urdida tanto por su co-regente, el infante don Enrique de Castilla, como por el infante don Juan, a quienes Jaime II de Aragón logró detener mediante los Parlamentos de Alcañiz. Pero el mayor peligro se hallaba en la unión del rey aragonés con el emir de Granada con el objeto de apoyar la rebelión de los infantes de la Cerda, lo que llevó a María a pactar con Jaime II, a quien exigió previamente la devolución del reino de Murcia.

Finalmente, en 1301 el papa Bonifacio VIII dio la dispensa de su matrimonio, de modo que su hijo Fernando IV quedó legitimado como rey. Sin embargo, cuando este fue declarado mayor de edad, se dejó llevar por las intrigas de los infantes Juan de Castilla, Enrique de Castilla y Juan Núñez de Lara (valido de Sancho IV), alejándose de la influencia de su madre. Pronto se formaron dos bandos, uno partidario de don Juan y Juan Núñez de Lara, y otro de don Enrique y Diego López de Haro. Juntos acudieron a Jaime II de Aragón y firmaron el pacto de Ariza (1303). La energía de María de Molina en las Cortes y en el Consejo logró salvar la situación.

Hasta 1312 hubo una relativa paz, pero ese año murió Fernando IV y al siguiente, su esposa, dejando a un rey de apenas dos años de edad, el futuro Alfonso XI. María fue llamada otra vez al Consejo de Regencia, junto a los infantes don Juan y don Pedro, pero estos murieron en 1320, durante la campaña de la Vega de Granada. Entonces se formó un nuevo Consejo, con don Juan Manuel, el infante Felipe y ella misma, que acentuaría la guerra civil entre las facciones castellanas. María de Molina falleció el primer día de julio de 1321 sin ver la paz en Castilla.


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