¿SABÍAS QUE…?
1. Escribió cerca de doscientos títulos, entre comedias y dramas (más de la mitad), autos sacramentales, entremeses, loas y otros subgéneros.
2. Calderón es el autor del libreto de la ópera española más antigua que se conoce (1660): Celos aun del aire matan, cuya partitura completa, compuesta por Juan Hidalgo, fue descubierta en 1945.
3. El arte de Calderón de la Barca, casi olvidado en el siglo XVIII, fue recuperado y muy valorado por el Romanticismo alemán de comienzos del siglo XIX.
26 de mayo
Alfonso VII de León se proclama «emperador de toda Hispania» (1135)
En el contexto de la Reconquista, la muerte de Sancho Alfónsez (batalla de Uclés, 1108), hijo de Alfonso VI el Bravo y heredero al trono de León, dejó como sucesora a Urraca, su hermana, viuda de Raimundo de Borgoña y madre de un niño que no estaba en condiciones de liderar el ejército contra los almorávides que dominaban toda la mitad sur de la península Ibérica. Al año siguiente murió Alfonso VI, lo que hizo aconsejable que la nueva reina contrajese nuevo matrimonio, pacto que se consumó a través de su boda con el rey de Navarra y Aragón, Alfonso I el Batallador. Esta unión podría haber supuesto también la de Aragón, Castilla, León y Navarra, pero la falta de descendencia y de entendimiento entre los cónyuges no solo hizo que Roma disolviese el matrimonio, sino que sirvió para que los clérigos francos de Borgoña se alzasen en defensa de los derechos de Alfonso Raimúndez, hijo de Urraca, quien la sucedió en el trono de León a la muerte de esta en 1126.
Pero Alfonso VII de León tuvo que enfrentarse a Alfonso I de Aragón y Navarra, que seguía controlando buena parte del joven y semiindependiente reino de Castilla. En 1127, el leonés recuperó algunas plazas castellanas y forzó una paz por la que Alfonso I renunciaba a Castilla, y Alfonso VII, a las conquistas más allá del Ebro. Pese al acuerdo, el rey leonés tuvo que recuperar en los años sucesivos otros enclaves castellanos que el aragonés no había soltado en 1127.
Las cosas se le pusieron de cara a Alfonso VII cuando consiguió casarse con Berenguela, hija del conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, unión que le permitió reforzar su posición frente a Aragón, y, sobre todo, cuando Alfonso I el Batallador murió (1134). Fue en ese momento cuando Alfonso VII reclamó para sí el trono aragonés, alegando su parentesco con Sancho III de Navarra —nada menos que su tataranieto—. Ante sendas negativas de los nobles aragoneses y navarros, que separaron sus reinos y nombraron a sus respectivos reyes, emprendió una campaña militar que le daría prestigio: se apoderó de parte de La Rioja y del territorio de Zaragoza, entonces amenazado por los almorávides. En esta misma campaña recibió el vasallaje del nuevo monarca navarro, García Ramírez.
Esta serie de éxitos trajo a Alfonso VII la idea de retomar la idea imperial de algunos de sus predecesores, hasta entonces simbólica, y el 26 de mayo de 1135, en León, se hizo coronar imperatur totuis Hipaniae, es decir, «emperador de toda Hispania», pero esta vez con intenciones absolutamente efectivas, ya que Alfonso VII, feudal hasta la médula, consideraba que entre sus vasallos se encontraban los reyes de Aragón y Navarra, los condes de Barcelona y Portugal, e incluso todos los reyes musulmanes de la Península. Pero el título de emperador no fue más allá de su muerte (1157), ya que en el último momento Alfonso VII el Emperador decidió dividir su reino legal entre sus hijos: Castilla para Sancho III, y León para Fernando II.