SABÍAS QUE ? Victoria castellana en la batalla naval de La Rochelle (1372)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Precisamente, uno de los artífices del triunfo en la batalla fue el general Álava, nacido en Vitoria, quien impidió que, una vez recuperada la ciudad, los soldados aliados la saquearan.

2. La plaza de la Virgen Blanca de la capital alavesa exhibe desde 1917 un espectacular monumento (obra de Gabriel Borrás) dedicado a la batalla de Vitoria.

 

22 de junio

 

 Victoria castellana en la batalla naval de La Rochelle (1372)

En 1369, en plena guerra anglo-francesa de los Cien Años (1337-1453) —conflicto creado por el control de las tierras francesas en manos de los reyes ingleses desde mediados del siglo XII a raíz de la entronización en Londres del duque de Normandía, un Plantagenet que reinaría como Enrique II de Inglaterra—, Carlos V de Francia, tras una tregua pactada que había durado nueve años, retomó las hostilidades contra los ingleses en suelo francés, ya que a finales de 1368 había firmado un acuerdo de cooperación militar con Castilla por el cual el reino peninsular se comprometía a ayudar a Francia en los enfrentamiento navales contra terceros. Enrique II de Castilla no firmó este trato en balde, pues de ese modo deseaba eliminar la coalición que con Enrique III de Inglaterra, hijo del duque de Normandía, había formado su oponente, predecesor y sucesor en el trono castellano, Pedro I de Castilla, más conocido como el Cruel.

En la costa atlántica francesa se levantaba una plaza marítima de gran relevancia estratégica para los intereses de ambos contendientes de la Guerra de los Cien Años: La Rochelle, puerto a medio camino entre Nantes y Burdeos, clave para el control del ducado de Guyena, controlado desde el comienzo del conflicto bélico por los ingleses. El sitio que puso Carlos V de Francia a La Rochelle desde el interior obligó a Enrique III de Inglaterra a enviar una flota, al mando del conde de Pembroke, para defenderla. Por su parte, Enrique II de Castilla puso al mando del genovés Ambrosio Bocanegra la flota que habría de partir desde Santander para asediar por mar el puerto francés.

El 22 de junio de 1372 ambas escuadras se encontraron. La inglesa se componía de tres docenas de naves de combate, y la castellana, de una veintena. Tras el avistamiento mutuo ante La Rochelle, Bocanegra decidió dar media vuelta y alejarse, mientras las naos de Pembroke aguardaban en línea frente al puerto. El primer golpe maestro del marino genovés no vino de manos de la artillería, sino de la propia marea, que, al bajar, hizo que la mayoría de los barcos ingleses, mucho más pesados que los castellanos, quedaran varados junto al puerto de La Rochelle, mientras las galeras castellanas, de mucho menor calado, pudieron acercarse lo suficiente como para lanzar un ataque de artillería con enormes masas de sebo y aceite hirviendo. La escuadra inglesa quedó a merced de la puntería castellana, mucho más efectiva contra blancos encallados. Todas las naves inglesas cayeron presas del fuego, bajo el agua o en manos de la flota castellana, y los supervivientes, incluido el conde de Pembroke, fueron llevados ante la presencia de Enrique II de Castilla, que se hallaba en Burgos. Este, en lugar de ejecutar a los prisioneros de guerra, como era frecuente en el siglo XIV, los entregó a Carlos V de Francia, que fue quien hizo el resto.

La victoria de Bocanegra consolidó a Castilla como primera potencia naval del Atlántico —fundamental en los dos siglos siguientes— y permitió que su economía se reflotara gracias al comercio de lana y otros productos que entabló con Flandes, hasta entonces monopolizado marítimamente por Inglaterra.


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