SABÍAS QUE ? El incendio de Almazán (1810)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. El fondo capital del recién creado Banco Español de San Fernando estaba dotado con sesenta millones de reales.

2. Hasta 1874, el Banco de España no obtuvo el monopolio de la emisión de monedas y billetes.

3. El Banco de España ha tenido setenta gobernadores.

 

10 de julio

 

A mediados de 1810, la Guerra de la Independencia se hallaba en su punto más álgido sin que hubiera un claro dominador en el conflicto. Aunque las tropas francesas controlaban las ciudades y el norte peninsular, el campo seguía sin dueño. Napoleón creía que la presencia británica en Portugal era lo que permitía que España continuara resistiendo, razón por la cual planeó una ofensiva destinada a expulsar a los ingleses de la Península.

Lo cierto es que a esas alturas de la guerra las tropas españolas se encontraban muy desorganizadas, y apenas quedaban cien mil españoles con quienes combatir al francés en una extensión de medio millón de kilómetros cuadrados. La resistencia fue posible por la presencia británica, pero se vio muy favorecida por la proliferación el año anterior de un conjunto de bandas armadas que rehuían las batallas campales y atacaban a las guarniciones francesas, bien por sorpresa, bien cuerpo a cuerpo, pero siempre en pequeñas partidas, y buscando una lucha de igual a igual. Los franceses llamaron a esa forma de combatir petite guerre, y los españoles, «guerrilla». Francisco Espoz y Mina, Juan Martín el Empecinado o el cura Merino fueron algunos de los héroes españoles que lideraron esas bandas armadas.

Fue en este contexto donde encontramos al ya famoso Jerónimo Merino Cob —junto a su hermano Antonio—, un cura del pueblo burgalés de Villoviado, organizando, a mediados de junio de 1810, una marcha hacia la villa soriana de Almazán desde Lerma (Burgos) para expulsar a los franceses, que la controlaban desde hacía un año. El coronel Baste, comandante de la guardia imperial de la zona, salió con mil cien hombres al encuentro de los españoles, pero estos habían entrado antes en Almazán, la tarde del 9 de julio, donde se hallaban otros dos mil combatientes nacionales.

Los franceses llegaron a las inmediaciones de la villa a primeras horas del día 10, y junto al arrabal ocurrieron los primeros enfrentamientos. Tras intensos tiroteos que duraron toda la mañana, las posiciones se mantuvieron casi intactas, pero los franceses consiguieron sitiar la ciudad. Llegadas las peores horas del día estival, los franceses apenas tenían agua con que abastecerse, mientras los españoles contaban con la de la fuente de la plazuela de la villa. A las tres de la tarde, el coronel Baste envió un emisario con bandera blanca y una carta para el corregidor de Almazán, Ramón Antentas. La misiva amenazaba con entrar con toda la fuerza si no cesaba el fuego en dos horas, además de hacer responsable al alcalde de las consecuencias. Este le respondió hora y media después de esta manera: «Debo deciros que el fuego no cesará hasta que no os rindáis […], siempre su afectuoso y seguro servidor le besa la mano».

Esa bandera blanca y esa solicitud de alto el fuego fueron la treta francesa para ganar tiempo y enlazar sus tropas para acometer el ataque definitivo a la ciudad. Cuando los algo más de mil soldados franceses entraron en Almazán, casi toda la resistencia se había retirado de la ciudad con la bandera blanca aún en la retina. El fuego había cesado. Sin embargo, el coronel Baste cumplió su amenaza y mandó incendiar la ciudad.


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