SABÍAS QUE ? Fin de la batalla de Belchite (1937)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Olivert cedió el biplano a Brunet, que lo reparó y lo expuso en la Primera Exposición Aeronáutica de España, que se celebró al año siguiente en Barcelona, aunque el motor y la hélice se los quedó el Ayuntamiento de Valencia.

2. El Volaoret no volvió a volar, aunque nunca abandonó su afición. Falleció en Madrid en junio de 1949.

 

6 de septiembre

 

 Fin de la batalla de Belchite (1937)

En plena Guerra Civil, una vez concluida con éxito la campaña de Vizcaya, entre abril y junio de 1937, el ejército sublevado fijó sus objetivos en el frente de Aragón, donde las tropas republicanas seguían teniendo opciones. A partir del verano, la zona centro se dejó de lado y los esfuerzos bélicos se desviaron hacia el este, porque uno y otro bando —por motivos bien distintos— pensaban que la victoria final pasaba por allí. Controlada la zona norte por los rebeldes y perdida por los leales a la República, ambos debían concentrar sus fuerzas en dominar el área mediterránea, por donde entrarían las ayudas extranjeras de los dos bandos: de Alemania e Italia para los primeros, y de la Unión Soviética para los segundos.

El general Rojo, máximo responsable de la estrategia del ejército republicano, organizó un ataque en el frente de Aragón para distraer a las fuerzas franquistas en el norte e intentar la toma de Zaragoza. Bajo el mando del general Pozas, se reunió un ejército de ochenta mil hombres (seis divisiones, más dos de reserva), unos cien tanques y doscientos aviones. La ofensiva empezó el 24 de agosto de 1937 y obtuvo un gran éxito inicial con la ruptura del frente por varios puntos. Pero la resistencia de los franquistas en Quinto, Codo y, sobre todo, Belchite, una pequeña localidad de la provincia de Zaragoza de algo menos de cuatro mil habitantes, permitió a los sublevados movilizar refuerzos desde la zona centro.

En efecto, el 24 de agosto el general Emilio Kléber —en realidad, Manfred Zalmánovich Stern, comunista ucraniano integrado en las Brigadas Internacionales por la Unión Soviética que adoptó el apellido del general Jean-Baptiste Kléber, famoso por su participación en la Revolución Francesa— tuvo que luchar contra la resistencia que, desde Belchite, estaban protagonizando varios miles de soldados franquistas (quizá unos cinco mil), con su alcalde, Alfonso Trallero, al frente de sus propias tropas.

Durante los dos primeros días, el enfrentamiento no dio resultados, ya que los nacionales dominaban todo el pueblo, a pesar de que la artillería y los bombarderos habían dañado casi todo el inmobiliario urbano. De modo que Kléber decidió poner sitio a la localidad. Durante dos semanas los republicanos la mantuvieron aislada, y los resistentes no pudieron abastecerse ni de alimentos ni de agua, ya que los brigadistas habían cortado el suministro.

En los primeros días de septiembre, las tropas de Kléber decidieron asaltar el pueblo. La lucha tuvo que hacerse cuerpo a cuerpo, edificio por edificio. Las ruinas de Belchite fueron testigo de los durísimos enfrentamientos que redujeron a los franquistas al mínimo, incluido el alcalde, que perdió la vida manipulando un artefacto explosivo. En la madrugada del día 6, los últimos asediados, apenas medio millar, intentaron salir del pueblo, pero solo unos pocos lo lograron.

Belchite cayó el 6 de septiembre, pero la resistencia de dos semanas permitió al frente nacional estabilizarse en la zona. El plan general republicano había fracasado. Por el contrario, a Franco le salió rentable perder a unos cuantos miles de combatientes.


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