SABÍAS QUE ? Muere Alfonso el Batallador (1134)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Fue una de las batallas más cruentas de la Guerra Civil; probablemente perecieron cerca de cinco mil personas en apenas dos semanas, la inmensa mayoría del bando franquista.

2. Franco no reconstruyó el devastado pueblo de Belchite —los restos pueden visitarse como reclamo turístico de su Ayuntamiento—, pero levantó uno nuevo junto a las ruinas utilizando en cinco años (1940-1945) a cerca de mil republicanos que estuvieron concentrados en un campamento cercano construido ad hoc.

 

7 de septiembre

 

 Muere Alfonso el Batallador (1134)

En los tiempos en que a Alfonso I de Aragón y Pamplona (nacido hacia 1073) le tocó reinar, el principal fin de los territorios cristianos del norte peninsular era la extensión de sus posesiones. A esto dedicó la mayor parte de su gobierno (1104-1134) este monarca, de carácter más militar que político, objetivo que consiguió con creces al duplicar sus dominios, sobre todo en el valle del Ebro tras la conquista de Zaragoza. Para ello tuvo que emplearse a fondo en su lucha contra gallegos, castellanos, musulmanes, catalanes, franceses y navarros.

Los conflictos matrimoniales con Urraca de León y Castilla, exviuda de Raimundo de Borgoña, apartaron a Alfonso I de Aragón de su tarea expansionista hacia el oeste —sobre todo por la oposición de los gallegos— cuando los partidarios del hijo de la leonesa y del francés se opusieron a que Alfonso Raimúndez dejara de ser el heredero a la Corona a favor del posible futuro vástago de Urraca y del rey aragonés. Desde entonces, año 1117, el Batallador emprendió la recuperación de territorios. Para ello contaba con el apoyo de templarios y hospitalarios, con quienes incluso se planteó marchar hacia Jerusalén como un auténtico cruzado. Su primera idea era abrirse camino contra el moro hasta Zaragoza (1118), junto a sus aliados franceses de Gastón de Bearne; después, conquistar el Moncayo y Tarazona (1119) y, más tarde, las cuencas del Jalón y el Jiloca. Su encontronazo diplomático con Ramón Berenguer III, conde de Barcelona —que era templario—, acabó con sus intenciones de conquistar Lérida en 1123. Al año siguiente emprendió una campaña muy atrevida: la conquista de al-Ándalus, que en 1126 no había podido concluir pese a obtener varios éxitos.

Los eternos problemas con Castilla se resolvieron momentáneamente con el pacto firmado en la palentina Támara de Campos (1127) entre los dos Alfonsos —hijastro y padrastro—, el más joven ya como Alfonso VII de Castilla, primer representante de la Casa de Borgoña en España. A partir de ahí, el rey aragonés tuvo que orientar su vista hacia el sur de Francia si quería expandir sus territorios en nombre de la Reconquista, cosa que hizo a costa de Navarra en su camino hacia la toma de Bayona (1131), con el consiguiente enfado de los nobles de Pamplona. Después marchó hacia el este para emprender la campaña de Fraga (1133-1134), que a la postre le costaría la vida. La guarnición musulmana que custodiaba la plaza contraatacó por sorpresa a los que la ponían sitio y Alfonso terminó malherido. Cincuenta días después, el 7 de septiembre de 1134, murió en un lugar llamado Poleñino (en la actual provincia de Huesca), mientras intentaba recomponer su ejército y a sí mismo. Su polémico testamento a favor de las órdenes militares abrió un periodo caracterizado por la inestabilidad política y la ruptura del reino de Navarra tras medio siglo de unión.


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