2021-11-13
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¿SABÍAS QUE…?
1. A Federico García Lorca lo detuvieron en la casa granadina de la familia de Luis Rosales para ser ejecutado a los pocos días.
2. Carlos Bousoño se quedó cuatro veces a las puertas de obtener el Premio Cervantes (en 1998, 2000, 2001 y 2002).
25 de octubre
Fue portada del ABC del 26 de octubre de 1956, con fotografía a toda página, titular de apropiación patriótica («El Premio Nobel de Literatura para España») y pocas palabras más: «El gran poeta moguereño Juan Ramón Jiménez, a quien la Academia Sueca de Literatura [sic] ha concedido el Premio Nobel 1956, dotado con un millón y medio de pesetas aproximadamente, por “su poesía lírica, que en el lenguaje español constituye un ejemplo de elevado espíritu y pureza artística”».
La verdad es que el autor de Platero y yo no estaba para premios. El gran amor de su vida, Zenobia, llevaba gravemente enferma varios años, dos de ellos en Puerto Rico, donde la pareja se encontraba en el momento de recibir la noticia. De hecho, estaban en un hospital de San Juan, donde ella, postrada en la cama, pasaba sus últimas horas a la espera del descanso final. Juan Ramón Jiménez, quien, según los testigos, lloró en silencio tras recibir el telegrama en el que se le comunicaba la concesión del Nobel, declaró a los periodistas solo esto: «Mi agradecimiento a todos aquellos que han contribuido a que se me conceda este inmerecido galardón. Debido a la grave enfermedad de mi esposa, el Premio Nobel me apena profundamente. En cuanto a mí, no tengo nada más que decir». Por supuesto, no viajó a Estocolmo.
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Tres días después, Zenobia Camprubí, con quien el escritor había vivido cuarenta años, falleció. Él, con setenta y cuatro años, solo aguantó uno y medio más, y se marchó sin hacer ruido un día de mayo de 1958 y en el mismo hospital desde donde había partido su esposa.
Juan Ramón Jiménez (Moguer, Huelva, 1881-San Juan, Puerto Rico, 1958), autor de gran originalidad, hondo sentimiento y suma delicadeza, constituye el nexo de unión entre el modernismo del 1900 y la generación de la llamada «poesía pura», que comienza con él mismo. Su primera época, que duró hasta 1916, se caracterizó por el predominio de lo musical, unido a un sentimiento melancólico refinado, que se traduce en ambientes y paisajes policromados y métricas preferentemente octosilábicas. Son de esta época Arias tristes (1903), Jardines lejanos (1903), Elejías puras (1908), Poemas májicos y espirituales (1911), la exquisita prosa poética de Platero y yo (1914) o Estío (1916). Su segunda época comienza con el Diario de un poeta recién casado (1917), en la que desaparece la acusada musicalidad externa de la época posmodernista con sus ambientes de paisaje y luz para dar paso a imágenes y estilo más concisos y seguros: Eternidades (1917), Piedra y cielo (1919), Poesía (1923), Belleza (1923), Sucesión (1932) o Presente (1933).
Tras el estallido de la Guerra Civil, en agosto de 1936 se marchó junto a su mujer a Estados Unidos, desde donde publicó Voces de mi copla (1945), La estación total (1946) o Animal de fondo (1949).
