SABÍAS QUE ? Se inaugura Barcelona-Mataró, la primera línea ferroviaria de la Península (1848)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. En junio de 1553, mientras Servet estaba huido, fue condenado y «quemado» junto a ediciones enteras de su Christianismi restitutio.

2. En Ginebra hay una calle con el nombre de Michel-Servet y un monumento al médico y teólogo aragonés (en el actual barrio de Champel, cerca de donde fue ejecutado).

3. Sebastian Castellion, considerado el primer pensador moderno de la reforma protestante, dijo de la ejecución de Servet que «matar a un hombre por una doctrina no es defender una doctrina, es matar a un hombre».

 

28 de octubre

 

 Se inaugura Barcelona-Mataró, la primera línea ferroviaria de la Península (1848)

La red española de comunicaciones de la primera mitad del siglo XIX era mediocre e insuficiente, por lo que se hacía imprescindible la realización de proyectos más ambiciosos equiparables a los de otros países de Europa, como Inglaterra, Francia y Alemania (Confederación Germánica), y de América, en realidad, Estados Unidos. El ferrocarril era ya un hecho en estos lugares (desde la línea británica Stockton-Darlington, en 1825), y en España era de vital importancia contar con este novedoso y útil medio de transporte.

A pesar del proyecto español pionero del gaditano José Díaz Im­brechts (1829), en la península Ibérica no se consiguieron consolidar los siguientes por falta de dinero y de interés, ya que no se legisló en materia ferroviaria hasta 1844. Para entonces ya existían dos proyectos de construcción de un ferrocarril en Cataluña y en Madrid, pero solo prosperó económicamente el de Barcelona-Mataró gracias al impulso y tesón de su promotor, un marino mercante, precisamente de Mataró, llamado Miguel Biada.

La concesión de la línea de ferrocarril fue otorgada por una real orden de 1843, y al año siguiente se constituyó la Gran Compañía Española del Camino de Hierro de Barcelona a Mataró y Viceversa, bajo protección real y capital social mayoritariamente británico. El proyecto del ingeniero inglés Joseph Locke presentaba un trazado de vía doble de 26,6 kilómetros, con un túnel de 110 metros de largo (La Roca del Mongat) y 44 puentes de madera, que fue ejecutado por una compañía británica, mientras que los apeaderos intermedios (Badalona, Mongat, Masnou, Ocata, Premiá de Mar y Vilasar de Mar) y las estaciones (Barcelona y Mataró) correrían a cargo de sociedades españolas. El material principal lo aportó la industria británica: cuatro locomotoras, cuatro ténderes y sesenta vagones (dos de lujo y treinta descubiertos para mercancías). Las obras comenzaron en agosto de 1847 y en un año habían concluido, a pesar de las dificultades financieras, el fallecimiento de Biada (en abril de 1848), que no pudo ver su proyecto terminado, y la recapitalización de la compañía.

El sábado 28 de octubre de 1848, desde muy temprano, cientos de barceloneses comenzaban a agolparse a las puertas de la estación de Barcelona, sita en el paseo del Cementerio. Hacia las diez de la mañana llegaron las autoridades militares, civiles y religiosas de Cataluña y su capital, pero nadie en representación del Gobierno central. Tras la bendición de todas las instalaciones y máquinas, a las 10:47 horas, la locomotora Mataró se puso en marcha. Casi una hora después, tras realizar paradas en los seis apeaderos del camino, llegaba a Mataró (en cincuenta y ocho minutos). Un poco más tarde la locomotora hizo su viaje de regreso sin paradas, para el que solo empleó treinta y cinco minutos. Los dos primeros trayectos se habían realizado con éxito.


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