2021-11-13
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¿SABÍAS QUE…?
1. Durante su incursión, los vikingos perdieron más de medio millar de hombres y más de una docena de barcos, que fueron apresados por las tropas andalusíes.
2. Los vikingos causaron tanto daño cerca de la desembocadura del Guadalquivir que los pobladores visigóticos los llamarían «enemigos de la humanidad» y los musulmanes, majus, «adoradores del fuego».
3. En abril de 859 volvieron los vikingos a la Península y atacaron las poblaciones de la costa mediterránea durante algo más de un año.
12 de noviembre
José Canalejas es asesinado (1912)
Serían las once y media de una fría mañana de otoño, la del martes 12 de noviembre de 1912, cuando un hombre bien vestido se detuvo ante el escaparate de la librería San Martín, situada en la Puerta del Sol de Madrid, a la altura de la calle de Carretas. Desde el interior de la tienda pudieron reconocerlo, como muchas otras veces, echando un vistazo a los libros nuevos. Desde el exterior lo vieron todo: en ese momento otro hombre se aproximó al transeúnte distraído y, una vez junto a él, sacó una pistola del bolsillo para apuntar a su cabeza desde apenas dos palmos de distancia. Los dependientes de la librería, que tenían la puerta cerrada, escucharon un ruido extraño y vieron que la luna del escaparate se había roto. «Una piedra», pensaron. Cuando se disponían a salir, percibieron un ruido similar y otro agujero en la misma luna. Al percatarse de lo que podía estar ocurriendo, esperaron unos segundos. Después oyeron, e identificaron, esta vez sí, tres disparos más.
Parecía que había cesado el tiroteo cuando abrieron la puerta de la tienda para salir a la calle. Casi se tropezaron con el bulto que taponaba la salida. Un señor tumbado… «¡El señor Canalejas!». El dueño de la librería se dispuso entonces a meterlo en su dependencia, pero enseguida apareció un caballero ataviado con levita y chistera, acompañado de unos guardias, que ordenó que llevaran el cuerpo al Ministerio de la Gobernación, a escasos metros de allí.
En efecto, al presidente del Gobierno le quedaban pocos pasos que dar para reunirse en consejo con el resto de ministros, pero un anarquista perturbado se lo impidió. Segundos después, los otros tres disparos que se habían escuchado desde la librería resultaron ser para el mismo asesino, que se había visto acosado por un policía.
José Canalejas (El Ferrol, 1854-Madrid, 1912), miembro del Partido Liberal —antes lo había sido del Progresista—, llegó por fin a presidir el Gobierno en febrero de 1910 después de haber sido ministro de Fomento (1888), de Gracia y Justicia (1888-1890), de Hacienda (1884-1895) y de Agricultura (1902), y de haber presidido el Congreso de los Diputados (1906-1907). Llegado su turno, lanzó en diciembre de 1910 la anticlerical Ley de Asociaciones —a pesar de que se declaraba católico—, más conocida como la «ley del candado», que a la larga fue inconsistente, implantó el servicio militar obligatorio (1911) y promulgó algunas leyes de carácter laboral que ni a socialistas ni a republicanos contentaban. En su corto periodo de gobierno —largo para la época— reprimió las revueltas y las huelgas por la fuerza, del mismo modo que hicieron y harían otros gobernantes.
En realidad, el clima de violencia callejera que llevaba años instalado en España y la desenfrenada agresividad de los anarquistas hacían muy probable que se produjera un magnicidio sin necesidad de que existiera un motivo concreto. El presidente Canalejas, que había pretendido ejercer un gobierno social y de izquierdas, pagó aquella mañana con su vida la locura del fruto de la defectuosa genética política del regeneracionismo.
