¿SABÍAS QUE…?
1. No fue presidente electo, sino nombrado por Alfonso XIII, con quien acababa de despachar en Palacio antes de ser tiroteado.
2. El diario ABC reprodujo el asesinato en portada con una fotografía simulada, y el gran José Isbert, con tan solo veintiséis años, interpretó al magnicida en el documental Asesinato y entierro de don José Canalejas, rodada en 1912 con filmaciones reales del sepelio del presidente.
13 de noviembre
El petrolero Prestige hace aguas 2002)
El 13 de noviembre de 2002, un petrolero monocasco de 240 metros de eslora, 35 de manga y 26 años de antigüedad —de fabricación japonesa, armador griego, propietario liberiano y bandera bahameña— navegaba con gran dificultad en sentido sur —venía de San Petersburgo con destino Gibraltar— a unos 45 kilómetros de distancia del cabo Finisterre. Lo hacía en medio de un temporal que arrojaba vientos de alrededor de 80 kilómetros por hora y olas de unos siete metros de altura. Pasadas las tres de la tarde, según algunos tripulantes se escuchó una especie de explosión. Mientras notaban la escora inmediata del barco, comprobaron que había una gran vía de agua en el caso de estribor y que el buque estaba perdiendo fuel. Rápidamente dieron aviso a los servicios de rescate españoles para que los escoltaran a refugio de un puerto.
El primer problema sucedió enseguida, en cuanto surgió el asunto económico del valor del buque y su carga: el capitán del barco se negó a ser remolcado —en medio del fuerte oleaje— hasta que no recibió la orden desde Grecia, hacia las diez de la noche, una vez acordada la recompensa para la entidad que rescatara el petrolero. El caso es que hasta las dos de la madrugada del día 14, el Prestige no pudo ser enganchado, momento en que solo se encontraba a unos treinta kilómetros de la costa gallega y su vertido alcanzaba ya las playas de Muxía.
Por la mañana intervino la Administración española: el director de la Marina Mercante, probablemente bajo instrucciones del Ministerio de Fomento, ordenó que alejaran el barco de la costa. Durante cinco días realizó un periplo errático, tomando varias direcciones —150 kilómetros al noroeste, otros tantos al sur y finalmente, unos 200 kilómetros al suroeste—, hasta que el día 19 se partió en dos a unos 250 kilómetros en el paralelo de la ría de Vigo.
A pesar de la supuesta lejanía, el vertido dañó severamente el ecosistema del litoral gallego atlántico y afectó seriamente a la costa del norte de Portugal y a buena parte de la cantábrica. El incidente se convirtió en el mayor desastre ecológico de la historia de España y en uno de los más sonados del mundo. El impacto social causado tuvo enormes dimensiones. La gestión inicial de la catástrofe por parte del Gobierno, acusado de ocultar información, de reaccionar tardía y dubitativamente, y de mostrar poca sensibilidad, era lo que necesitaba la oposición para debilitar al Ejecutivo de la «España va bien» de Aznar, favor que le hizo Nunca Máis, plataforma gallega de protesta originada el 21 de noviembre, a medida que el «chapapote» se iba apoderando de las playas y rocas del noroeste peninsular. La iniciativa popular fue la que tomó la delantera: miles y miles de voluntarios españoles —y de otras nacionalidades— acudieron a Galicia para ayudar en las tareas de limpieza organizadas por las autoridades locales. Al final, la Xunta y el Gobierno pusieron medios para frenar el desastre, pero era tal la marea negra causada por el petrolero que medio año después seguía siendo noticia. También se formaron, entre 2002 y 2003, en manifestaciones organizadas por Nunca Máis, otras mareas humanas como protesta ante lo sucedido.