SABÍAS QUE ? Primer Privilegio Real para celebrar corridas de toros en recintos cerrados (1612)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Las tropas españolas perdieron a unos mil quinientos hombres, y las franco-catalanas, a unos treinta.

2. Pau Claris murió repentinamente un mes después de esta victoria.

3. La República Catalana duró seis días: del 17 al 23 de enero de 1641.

 

27 de enero

 

La licencia, otorgada por Felipe III a un empresario valenciano, era de carácter privado y restringido, pero se convertiría en el billete que permitiría a los aficionados a las corridas de toros entrar a los cosos taurinos.

En muchas regiones del mundo y desde tiempos casi inmemoriales, existe el reto humano de medirse con un macho bovino. España es el país que más ha desarrollado esta práctica de lucha contra un toro, especie que sustituyó al uro —extinguido definitivamente en Europa hacia mediados del siglo XVII— en el arte que ahora se llama tauromaquia.

Se sabe que en la península Ibérica medieval ya existía una costumbre muy arraigada de lancear al toro en un espectáculo público que se desarrollaba en espacios abiertos o en las plazas de los pueblos, y es probable que la lidia evolucionara de las necesidades de los nobles —que utilizaban a sus escuderos o peones para distraer al toro— al montar o desmontar del caballo, o recuperarse de una caída.

A finales del siglo XVI, tanto el lanceo como una especie de rejoneo —pinchar al toro a lomos de un caballo— comenzaron a tener carácter lucrativo. Con el cambio de siglo, los festejos taurinos se consolidaron como espectáculo popular y comenzaron a ser programados en ciertos lugares, casi siempre plazas urbanas, donde se podían reunir más personas que en los espacios abiertos situados fuera de las poblaciones. Pero esto generaba muchos problemas tanto para la seguridad de los espectadores como para la labor de los comerciantes. Así ocurrió en la ciudad de Valencia de principios del siglo XVII. Los festejos taurinos solían celebrarse en la plaza del Mercado, pero, debido a las quejas de vendedores y tenderos, el consistorio prohibió que se utilizara ese espacio público para tal fin.

Fue en este contexto en el que un hombre de negocios llamado Ascanio Manchino, que se dedicaba a la organización de toda clase de espectáculos taurinos, solicitó por las vías legales una licencia para celebrar corridas de toros. La solicitud le fue concedida a través de un Real Privilegio, fechado el 27 de enero de 1612, por el cual se permitía a la ciudad de Valencia ofrecer juegos taurinos públicos con la condición de que se realizaran en cosos cerrados. Es decir, la actividad se regulaba mediante un texto de corte legal. La concesión regia permitía a Manchino explotar los corros de bous por un tiempo determinado y exclusivamente en este concejo, siempre que hubiera sitio donde hacerlo. Hacia 1625, Felipe de Salas, canciller mayor y registrador del Consejo Real de Indias, y Martín de Bayrón, contable del marqués de Tavera, a la sazón virrey y capitán general del reino de Valencia, renovaron y relevaron la licencia de Manchino, mediante compra, con vigor hasta 1647.


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