SABÍAS QUE ? Ascenso al poder de Trajano, primer emperador romano de origen no itálico (98)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. La plaza de toros de obra permanente más antigua del mundo es la de Béjar (Salamanca), levantada en 1667 con forma rectangular y modificada posteriormente.

2. La primera plaza de toros con forma circular es la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, de 1733.

 

28 de enero

 

Marco Ulpio Trajano fue el primer hispano, y también el primero procedente de las provincias, en ocupar el trono imperial de Roma. Nació en Itálica (en el actual término municipal de Santiponce, Sevilla), en el año 53, en el seno de una influyente familia senatorial de la Bética.

Siendo aún muy joven, se distinguió en la campaña contra los partos (en el actual Irán) y desempeñó sucesivamente los cargos de tribuno militar, pretor y cónsul. Como acreditó sobresalientes cualidades, en el año 92 fue designado gobernador de la Germania Superior, debido a sus indudables dotes de líder, y no porque hubiera sido adoptado por Nerva, a quien sucedió como emperador tras su muerte el 28 de enero del año 98.

Pero antes de viajar a Roma desde el norte para tomar posesión del trono, aunque ya como emperador, ejecutó a los pretorianos que se habían rebelado contra su predecesor y decidió consolidar la frontera entre el Rin y el Danubio —tarea que se prolongó un año y medio—. Durante este tiempo el gobierno de Roma fue desempeñado por el Senado, hecho que favorecería la posterior relación de esta institución con el nuevo emperador.

De carácter afable y bondadoso, desempeñó sus funciones gubernamentales con rectitud y profesionalidad: mejoró la Administración y restableció la paz interior en el Imperio; construyó numerosas vías y puertos, y consiguió que Roma alcanzara su más alto grado de prosperidad, motivo por el cual se ganó el sobrenombre de «Óptimo» quince años después de acceder al trono. Otros títulos con los que fue honrado, aparte de Optimus Princeps, fueron Germanicus (Germánico), cuando fue nombrado gobernador, o Pater Patriae (Padre de la Patria), tras ser laureado como emperador.

A principios del siglo II sometió la Dacia (región entre los Cárpatos y el Danubio que hoy ocuparía parte de los territorios de Rumanía y Moldavia) tras una guerra que ganó al rey Decébalo.

Tras su victoria contra los partos y dejar designado un rey de la Partia, regresó a Roma. Es curioso que, antes de morir inesperadamente en Selinonte (Cilicia, en la península de Anatolia) en el año 117, ya hubiera designado como su sucesor a Adriano.

Apenas un lustro después de ser nombrado césar, Trajano sometió también a los germanos. Es por esta victoria que Apolodoro de Damasco levantó la famosa e impresionante columna (de treinta y nueve metros de altura y cuatro de diámetro) que aún hoy puede verse en Roma y que lleva el nombre del emperador. Se trata de un monumento inestimable por sus bajorrelieves, desarrollados en espiral desde la base hasta el remate, que representan los distintos episodios de aquella contienda.


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