SABÍAS QUE ? Parte la primera expedición de Colón (1492)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Durante la Semana Trágica murieron setenta y ocho personas —entre ellas, tres militares—, hubo casi quinientos heridos y se destruyeron, o casi, cerca de ciento veinte edificios, la mayoría religiosos.

2. Tras la Semana Trágica, el Estado procesó a casi dos mil personas y se firmaron más de doscientas cuarenta sentencias penales, de las que sesenta fueron a cadena perpetua y cinco de muerte.

 

3 de agosto

 

 Parte la primera expedición de Colón (1492)

Por las capitulaciones de Santa Fe, firmadas el 17 de abril de 1492, Cristóbal Colón obtenía el título vitalicio y hereditario de «almirante en todas aquellas islas y tierras firmes que por su mano o industria se descubrieran o ganaran en las dichas mares océanas», además de la décima parte de las «mercadurías» (piedras preciosas, oro, plata y especias) que propiciaran sus expediciones. El plan original era llegar a las tierras de oriente por occidente. Colón creía firmemente que podría hallar esas tierras situadas en el extremo oriente tomando ese rumbo, pero distantes solo a unos cinco mil kilómetros —hoy, por mar, a unos quince mil—, menos aún de lo que hay hasta el continente americano.

Dos semanas después, los Reyes Católicos autorizaron al navegante genovés la organización de una armada que se pondría en marcha a principios del verano. Una de aquellas reales provisiones, firmadas el 30 de abril, hacía referencia a los servicios que debían prestar a Colón las ciudades y villas de las costas andaluzas, así como los ciudadanos de los «logares e jurisdicciones que cada quel dicho Christoval Colon hobiere menester» y ciertos vecinos de Palos (de la Frontera), que estaban obligados a servir a los monarcas, servicio que en este caso consistió en la provisión de dos embarcaciones: «E agora, por quanto nos avemos mandado a Christoval Colon que vaya con tres carabelas de armada, como nuestro capitan de las tres dichas carabelas, para ciertas partes de la mar oceana sobre algunas cosas que cunplen a nuestro servicio e nos queremos que llebe consigo las dichas dos carabelas que asy nos aveis de servir».

Con cerca de dos millones de maravedíes de presupuesto, más de la mitad otorgados por la Corona, una sexta parte, por varios navieros, y medio millón de Martín Alonso Pinzón, prestigioso y aventurero armador de Palos de la Frontera, Colón añadió a la nao Santa María, propiedad del cántabro Juan de la Cosa (residente en el Puerto de Santa María), una carabela, la Pinta, contratada por el armador palense. Este, además de convencer a sus hermanos Francisco y Vicente Pinzón, marineros también, para que les acompañara en el viaje, consiguió de los hermanos Niño —tres hombres de mar del cercano Moguer— no solo otra carabela, la Niña, sino que se sumaran a la expedición.

En apenas un mes Colón había conseguido el dinero y los contactos suficientes para reunir una numerosa tripulación de setenta y seis miembros y pertrechar de víveres, aparejos y demás enseres de náutica tres embarcaciones: la Niña, carabela capitaneada por Vicente Pinzón, comandada por Juan de la Cosa, pilotada por Sancho Ruiz de Gama y dotada de dieciséis tripulantes; la Pinta, carabela capitaneada por Martín Alonso Pinzón, comandada por Francisco Martín Pinzón y pilotada por Cristóbal García Jarmiento, con otros veintitrés tripulantes, y la Santa María, la nao capitana, posiblemente una carraca que sería dirigida por el propio Cristóbal Colón como capitán general de la flota, el patrón Juan de la Cosa y el piloto mayor Pedro Alonso Niño, que llevaría a bordo a veintinueve tripulantes.

En el amanecer del 3 de agosto de 1492, sobre el antiguo puerto de Palos de la Frontera, estos setenta y seis hombres se embarcaron en la aventura oceánica más ambiciosa conocida hasta esa fecha.


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