SABÍAS QUE ? Fin de la Semana Trágica de Barcelona (1909)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. El 2 de agosto de 1980, Javier Anastasio y el administrador de los Urquijo viajaron por separado a Londres, ciudad donde se encontraba residiendo Luis Urquijo de la Sierra, el hijo menor de los marqueses.

2. Javier Anastasio nunca fue juzgado y en 2010 se le retiraron los cargos por prescripción del delito.

3. El marqués de Torrehermosa, Mauricio López-Roberts —que había dado dinero a Anastasio para que viajara a Londres el mismo día en que Escobedo fue detenido—, fue acusado de encubrimiento y condenado a diez años de cárcel.

 

2 de agosto

 

 Fin de la Semana Trágica de Barcelona (1909)

El 9 de julio de 1909, el grupo de operarios que trabajaba en la construcción de un puente situado a cuatro kilómetros de Melilla fue tiroteado por insurgentes rifeños. Murieron cuatro españoles. La reacción española desencadenó un conflicto bélico en los alrededores de la plaza española en Marruecos que duraría hasta el final de año. El ministro de la Guerra (hoy Defensa), Arsenio Linares Pombo, en lugar de acudir a las unidades militares andaluzas —bien preparadas para estos casos de urgencia— como refuerzo de las que tenía destacadas en el Rif, recurrió a la tercera brigada, en la que figuraban reservistas catalanes, de edad militar más avanzada. La decisión de Linares fue respaldada por el presidente del Gobierno, Antonio Maura.

La protesta en Cataluña no se hizo esperar. El lunes 26 de julio, anarquistas, socialistas y republicanos radicales convocaron una huelga general que contó con el apoyo de los sectores catalanistas. La huelga, que en principio era pacífica, terminó convirtiéndose en una verdadera insurrección: se declaró el estado de guerra y el ejército se hizo presente en las calles. Barcelona quedó incomunicada y fueron incendiados numerosos edificios religiosos. Finalmente, el 1 de agosto, el ejército logró sofocar el levantamiento, que se saldó con setenta y ocho muertos. La represión subsiguiente fue particularmente dura: se encarcelaron alrededor de mil personas y se hicieron efectivas cinco condenas a muerte; la más señalada, la de Francisco Ferrer Guardia, que provocó las protestas internacionales y, a la postre, la caída del Gobierno de Maura.

El origen de los incidentes se halla en que el día de la huelga el ministro de la Gobernación (hoy Interior), Juan de la Cierva, trató la cuestión como una insurrección anarquista y ordenó al capitán general de Cataluña que declarara el estado de guerra, situación a la que se opuso el gobernador civil de Barcelona, Ángel Ossorio y Gallardo. Estos incidentes políticos corrieron como la pólvora por las calles e hicieron que las protestas se volvieran violentas. Los nacionalistas conservadores catalanes y sus clases medias y altas, que en principio habían apoyado la reprobación al Gobierno central, pasaron rápidamente a aceptar la represión más absoluta, descubriendo al final —cuando vieron arder cerca de ochenta edificios religiosos— quiénes eran los verdaderos insurrectos con los que habían estado compartiendo sus protestas.

Los errores del Gobierno de Maura fueron sucediéndose uno tras otro: además de haber recurrido a los reservistas catalanes para combatir a los rifeños de los alrededores de Melilla, dejó la ciudad de Barcelona prácticamente abandonada y en manos de una pequeña guarnición militar desmoralizada e incapaz de enfrentarse a miles de ciudadanos. Posteriormente, el 2 de agosto, tras sofocar la rebelión —gracias a diez mil soldados que llegaron como refuerzo—, el Gobierno emprendió una represión durísima contra el anarquismo que tuvo su máxima expresión en la detención, consejo de guerra y ejecución del principal sospechoso de ser el máximo responsable de los gravísimos sucesos de Barcelona, Francisco Ferrer Guardia. Una semana después de la ejecución, Antonio Maura no tuvo más remedio que dimitir.


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