¿SABÍAS QUE…?
1. La única contienda bélica reseñable de los Cien Mil Hijos de San Luis en España fue la llamada «batalla del Trocadero» (Cádiz), el 31 de agosto de 1823, en la que unos treinta mil soldados franceses se midieron con cerca de mil setecientos españoles.
2. La plaza parisina del Trocadero lleva el nombre de la isla de la Bahía de Cádiz por la victoria francesa en esa batalla.
8 de abril
Nace Felipe IV (1605)
Hijo de Felipe III y de Margarita de Austria, el nieto de Felipe II, llamado Felipe Domingo Víctor de la Cruz, nació en el palacio real de Valladolid. Fue educado dentro de los más estrictos cánones de la Contrarreforma, pero rodeado de músicos, poetas y artistas. Casado en dos ocasiones —con Isabel de Borbón y con Mariana de Austria, madre del príncipe de Asturias (Carlos II)—, reinó durante cuarenta y cuatro años (falleció en 1665). Ingenuo y discreto, fue más amigo de deportes, fiestas y diversiones que de los asuntos de gobierno.
De su poco interés por los temas de Estado se aprovechó su valido, don Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, que tuvo el poder absoluto en sus manos desde que el joven Felipe fue proclamado rey, en 1621, hasta 1643, ya que estimuló las distracciones del monarca y alejó de su lado a quienes pudieron minar su influencia. En efecto, el conde-duque hizo concebir grandes esperanzas con la exigencia de responsabilidades a los ministros y antiguos colaboradores de Felipe III, el duque de Lerma y don Rodrigo Calderón, que fue ejecutado, y adoptó medidas de orden interno que fueron bien recibidas por el rey.
Aunque capaz, íntegro y bien intencionado, Felipe IV carecía de visión política y le faltó el sentido de la medida entre las posibilidades de España y las empresas a las que se lanzó. De este modo, la visión universitaria de Olivares, que quería llevar España a los mismos niveles en los que había estado durante el reinado de Felipe II, fue la principal culpable, después del rey, de la decadencia interna española.
La guerra de Flandes se reprodujo cuando murió sin hijos el archiduque Alberto, por lo que, según la cesión hecha por Felipe II a su hija Isabel Clara Eugenia, esposa de aquel, el dominio revertía a España. Ambrosio Espínola se apoderó de la plaza de Breda (1624), hecho inmortalizado por Velázquez en su extraordinario lienzo, y el hermano del rey, el cardenal-infante don Fernando, pasó a ser gobernador.
Mientras tanto, las relaciones con Inglaterra entraron en uno de sus peores momentos. El príncipe de Gales, futuro Carlos I, que había viajado a Madrid para tratar su boda con la infanta doña María, volvió desairado y, ya convertido en rey, se volvió un enemigo irreconciliable de España. Los barcos ingleses atacaron las costas peninsulares, mermaron el comercio con América y arrebataron Jamaica a España. Si en la Guerra de los Treinta Años, el cardenal-infante había obtenido un gran triunfo en Nördlingen (1634) contra los suecos, en la de Italia se perdió la plaza alpina de La Valtellina (1637), y en la sucesión al ducado de Mantua se gastaron fuerzas y prestigio. Para colmo, Francia intervino contra España por su alianza con los holandeses y alemanes, tan protestantes como los suecos, lo que forzó la Paz de Westfalia (1648), tan perjudicial para España. A esto hay que añadir las sublevaciones de Cataluña y Portugal (1640), que acabaron con la caída del conde-duque de Olivares en 1643. El caso de Portugal, ayudado por Francia, Inglaterra y Holanda, terminó con el reconocimiento de su independencia en 1668. Sucedió al conde-duque como valido Luis de Haro, marqués de Carpio, gobernante discreto que poco hizo por España.
Merece mención el hecho de que corresponde al reinado de Felipe IV parte del Siglo de Oro de la literatura española y un tiempo de esplendor de las artes plásticas, con Velázquez como figura principal, que compensaron, en el orden cultural interior, el desprestigio en el exterior.