SABÍAS QUE ? Las últimas tropas españolas de Guinea Ecuatorial regresan a la Península (1969)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Aunque los tres tramos de la Gran Vía eran conocidos con este nombre unificado desde la década de 1950, hasta enero de 1982 no recibieron la denominación oficial.

2. Los trabajos de construcción tuvieron que pasar por la demolición de cerca de trescientas edificaciones antiguas y la desaparición de quince calles.

3. La piqueta inaugural utilizada por Alfonso XIII llevaba una placa con una fecha, «31 de marzo de 1910», que el Ayuntamiento no pudo hacer cumplir.

 

5 de abril

 

 Las últimas tropas españolas de Guinea Ecuatorial regresan a la Península (1969)

La política exterior franquista mantuvo hasta el final del régimen su dependencia esencial de Estados Unidos, punto de referencia para cualquier actividad de los ministros del ramo y para la diplomacia de Estado. La relación del país norteamericano con España se encaminó desde los pactos bilaterales de la década de 1950 hasta la integración en el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), hecho que no pudo conseguir Franco en vida por la oposición de la mayoría de los Estados europeos y otros de la Organización de Naciones Unidas (ONU). En la década de 1960, además, la presión de la ONU obligó al Gobierno español, si quería seguir reivindicando la soberanía sobre Gibraltar, a abordar la retirada de sus posesiones en África.

La verdadera descolonización española en África comenzó a realizarse con enormes diferencias en el seno del Gobierno español: el ministro de la Presidencia, Luis Carrero Blanco, era partidario de no hacerla, pero el titular de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella, no solo sí lo era, sino que estaba obligado a promocionarla para conseguir Gibraltar. Si a comienzos de los años sesenta la situación era difícil en el Sahara Occidental, la de Guinea Española era insostenible. Guinea tenía, para su viabilidad como nación, el inconveniente de que parte de su territorio era insular y existían diferencias entre los habitantes de la isla de Fernando Poo (hoy Bioko) y los de la zona continental. Además, se salía de los cánones del colonialismo español del momento por la gran distancia que la separaba de la península Ibérica.

El primer paso se dio cuando España concedió, en octubre de 1963, cierta autonomía a la Guinea Española; el segundo, cuando en 1968 permitió que la antigua provincia africana celebrara un referéndum por su independencia, hecho que se consumó en agosto de aquel año tras el triunfo del «SÍ». Lamentablemente, la independencia no trajo ni la libertad ni la prosperidad a la República de Guinea Ecuatorial —como se denominó a partir de entonces—, ya que su principal dirigente, Francisco Macías Nguema, se convirtió en un dictador sanguinario que practicó el asesinato político generalizado, incluso entre sus propios ministros, lo que obligó a buena parte de la población, negra y blanca, a emigrar. Su excusa para tales barbaridades la apoyó en un golpe de Estado fallido que derivó en una demagogia anticolonialista que culpaba a los españoles de todos los males del país, por lo que ni los civiles blancos se encontraban a salvo.

España había comenzado un lento y progresivo abandono de su personal administrativo y militar que fue irreversible a finales de marzo de 1969, cuando el Gobierno español hubo entendido el mensaje de Macías. Los últimos miembros de la Guardia Civil y otros militares, junto a varios civiles, embarcaron desde territorio continental el 29 de marzo. El 5 de abril se produjo la evacuación final, total y pacífica, de las fuerzas españolas, sobre todo en Santa Isabel de Fernando Poo (hoy Malabo, la capital del país), bajo la atenta mirada de observadores de la ONU. Los últimos de Guinea partían para España.


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