SABÍAS QUE ? Fusilamientos masivos en Madrid (1808)

¿SABÍAS QUE…?

1. Las luchas más encarnizadas sucedieron en la Puerta de Toledo, la Plaza de Palacio (Plaza de Oriente), la Puerta del Sol y las calles adyacentes al Parque de Artillería.

2. En la madrileña Plaza del Dos de Mayo —donde se ubicaba parte del Parque de Artillería—, dedicada a los caídos aquel día, confluyen calles como Daoíz, Velarde y Ruiz, y muy cercana a ella se encuentra la calle de Manuela Malasaña —víctima de quince años—, cuyo apellido da nombre al barrio.

3 de mayo

 Fusilamientos masivos en Madrid (1808)

Cuando Goya, sospechoso de afrancesado, pintó El 2 de mayo de 1808 en Madrid (o La lucha con los mamelucos) y El 3 de mayo de 1808 en Madrid (o Los fusilamientos) cumplía sus «ardientes deseos de perpetuar por medio del pincel las más notables y heroicas acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa», según la carta que dirigió al cardenal Luis María de Borbón, a la sazón regente de España, el 24 de febrero de 1814, quien hizo efectivo el encargo dos semanas después. El cuadro del genio aragonés refleja el horror vivido el 3 de mayo de 1808. La noche anterior, el mariscal Murat había firmado un bando que favorecía la creación de un ambiente de terror:

[…] Mal aconsejado el populacho de Madrid, se ha levantado y ha cometido asesinatos. Bien sé que los españoles que merecen nombre de tales han lamentado tamaños desórdenes, y estoy muy distante de confundir con ellos a unos miserables que solo respiran robos y delitos. Pero la sangre francesa clama venganza. Por tanto, mando lo siguiente: […] Serán arcabuceados todos cuantos durante la rebelión han sido presos con armas. […] Todos los moradores de la corte que […] anden con armas o las conserven en su casa sin licencia especial serán arcabuceados. […] Todo corrillo que pase de ocho personas se reputará reunión de sediciosos y se disipará a fusilazos. […] Toda villa o aldea donde sea asesinado un francés será incendiada. […] Los autores de libelos impresos o manuscritos que provoquen a la sedición, los que los distribuyeren o vendieren, se reputarán agentes de la Inglaterra, y como tales serán pasados por las armas […].

Los fusilamientos no se hicieron esperar: la tarde del 2 de mayo, soldados franceses mandaron desfilar a una treintena de reos hacia el final del Paseo del Prado y dispararon contra ellos. En la madrugada del día 3 continuaron las ejecuciones por el mismo procedimiento: alrededor de una docena cerca del Retiro, otro número similar en la zona de Moncloa y cuarenta y tres en la montaña del Príncipe Pío, escenario elegido por Goya para su famoso cuadro.

Con el ambiente más calmado, el 7 de mayo, Murat comunicaba a sus tropas que pusieran en libertad a todos los presos y dirigía una proclama a su ejército en Madrid, primero, y al pueblo español, después:

Soldados: el día 2 os fue preciso acudir a las armas para repeler la fuerza con la fuerza. […] Ahora todo ya está tranquilo. Los culpados, o los que se dejaron seducir, están castigados, o han conocido su error. Restablézcase pues la confianza pública y echemos un velo sobre lo pasado. Soldados, renovad vuestras relaciones amistosas con el pueblo español. […] Vecinos de Madrid, españoles de toda la península, que descanse vuestro espíritu y dese­che todo recelo infundido por los malévolos. […] Los ciudadanos de todas clases pueden usar […] cualquier traje acostumbrado, espadines, navajas que se cierran y sirven para picar tabaco, cortar pan, cuerdas, etc., cuchillos de cocina, tijeras, navajas de afeitar y demás instrumentos de oficios según su costumbre […].