SABÍAS QUE ? La Guerra de las Naranjas (1801)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. El doctor Marañón tiene en su honor más de un centenar de calles, avenidas, plazas, colegios, escuelas y hospitales repartidos por toda España, y existe un buen número de premios, fundaciones y otras instituciones que llevan su nombre.

 

20 de mayo

 

La repercusión de la Revolución de 1789 en Francia fue enorme en toda Europa, si bien España no fue víctima inmediata de ella gracias a las acciones del conde de Floridablanca, secretario del recién coronado Carlos IV, que intentó por todos los medios limitar la penetración de la ideología revolucionaria imponiendo medidas excepcionales. Lo mismo hizo su sucesor en el cargo, Godoy, que no dudó en alimentar una hostilidad hacia el país vecino que culminaría en la guerra contra Francia (1793-1795), de pésimos resultados para los intereses españoles tras la Paz de Basilea (1795), confirmados en su pacto de colaboración militar tras el primer Tratado de San Ildefonso (1796).

En el plano internacional se había producido una nueva alianza contra la Francia del Directorio formada por Austria, Inglaterra, Nápoles, la Toscana, Portugal, Rusia y Turquía. Carlos IV, al parecer todavía expectante con respecto a las posibilidades de ocupar el trono de Francia, no quiso romper con el país vecino, y el ascenso de Napoleón a la dirección máxima de Francia como primer cónsul tampoco supuso ninguna ruptura. Es más, España firmaba el 1 de octubre de 1800 un segundo Tratado de San Ildefonso, por el que la Armada española se ponía a entera disposición de los intereses napoleónicos.

Meses después, Napoleón establecía un tratado de paz con las potencias firmantes de la alianza antifrancesa, a excepción, claro está, de Inglaterra. Al tiempo, España se comprometía a conseguir la neutralidad de Portugal impidiendo que siguiera coaligada con los ingleses. En caso contrario, un ejército franco-español tendría autorización para obligar a los lusos a que entraran en razón por la vía militar. Este pacto fue de gran importancia, puesto que, posteriormente, sirvió formalmente de base, añadiendo el de Fontainebleau (1807), para la primera entrada de tropas francesas en 1808. Además, por el Tratado de Aranjuez del 13 de febrero de 1801, Carlos IV consolidaba la vinculación de la Armada hispana con la francesa al comprometerse a actuar conjuntamente en los diversos frentes de lucha contra Gran Bretaña.

La amenaza contra Portugal se cumplió el 20 de mayo de 1801, cuando tropas españolas invadieron suelo portugués. Godoy fue el encargado de dirigir un ejército de más de sesenta mil soldados que realizaría una rápida contienda de ocupación sobre una serie de poblaciones en el Alentejo, de apenas tres semanas de duración, a la que se llamó «Guerra de las Naranjas», por los ramos de naranjales que las tropas triunfantes ofrecieron de forma simbólica a la reina María Luisa. Esta guerra, de escasas consecuencias bélicas inmediatas pero de alcance estratégico mucho mayor a largo plazo, culminaría con el tratado, firmado el 6 de junio en Badajoz, por el que España devolvía a Portugal las plazas conquistadas —excepto Olivenza—, mientras los portugueses se comprometían a cerrar sus puertos a los barcos ingleses. Contra la opinión de Godoy, España acabó aceptando. Francia se adhirió al tratado y, a finales de 1801, sus tropas salieron de España.


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