SABÍAS QUE ? Muere Jovellanos (1811)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. La persona de Isabel, que está entre los más ilustres monarcas hispánicos, reunió tras su muerte un sinnúmero de elogios, como los que escribieron muchos de los hombres notables que la conocieron: «prudente y de mucho seso», «inteligente», «sabia», «de excelente ingenio»; que «habla bien», y cuyo «valor de sus palabras era con tanto y tan alto peso y medida que ni decía menos ni más».

 

27 de noviembre

 

 Muere Jovellanos (1811)

Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, 1744-Puerto de Vega, 1811) fue un ilustrado; quizá por ello se mostrara afrancesado y el invasor francés lo malinterpretó. En 1808, José Bonaparte y el mariscal Murat le habían ofrecido una Secretaría en el nuevo Estado, pero el asturiano no solo no aceptó el cargo, sino que participó activamente en la Junta Suprema, el Gobierno de España durante la invasión napoleónica. Con la progresión bélica de los franceses, Jovellanos, tras un periplo entre Sevilla, Cádiz y Muros (Galicia) en 1810, donde esperaba la retirada de los invasores de Gijón, volvió a su ciudad natal en el verano de 1811 cuando estos, en efecto, se marcharon. Pero el inminente regreso de los franceses le obligó a huir a las montañas, y en el Puerto de Vega, a los sesenta y siete años de edad, enfermo de pulmonía, falleció el 27 de noviembre.

Jovellanos es, sin duda, la máxima figura de la ilustración española. Fue el ideólogo principal del grupo de poetas salmantinos y propagó en ellos el espíritu de la poesía didáctica y moral, y de la nueva comedia sentimental. Autor prolífico y gestor incansable, también dedicó sus esfuerzos a la agricultura, las artes populares, la arquitectura, la economía y el análisis político.

Nacido de una familia noble pero de escasos recursos, Gaspar Melchor supo abrirse paso en su carrera funcionarial. Fue alcalde del crimen (1767) y oidor de la Audiencia de Sevilla (1774). En 1778 se trasladó a Madrid como alcalde de Corte, y dos años después fue consejero de Órdenes. Ingresó en las Academias de la Historia (1779) y de San Fernando (1780), y la Real Academia Española (1781) le nombró supernumerario.

En su juventud escribió melodramas de estilo neoclásico, como El delincuente honrado (1773), y poesías, firmadas con el seudónimo de «Jovino », que ejercieron gran influencia en José de Cadalso y la escuela salmantina. Escribió numerosos informes, dictámenes, discursos y artículos, entre los que destacan el Informe sobre el expediente de la Ley Agraria (1794), la Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España (1796), el Plan para arreglar los estudios de la Universidad (1798) y las Bases para la formación de un plan general de Instrucción Pública (1809).

En 1797, Manuel Godoy, primer ministro de Carlos IV, le nombró secretario de Gracia y Justicia, pero al año siguiente, envidioso de su personalidad y de sus éxitos, lo envió a Gijón. En 1801 fue detenido y llevado a Palma de Mallorca, donde estuvo encerrado en la cartuja de Valldemosa y en el castillo de Bellver como reo de delito de Estado por introducir libros prohibidos en España, estancia que aprovechó para escribir Memorias del castillo de Bellver (1805) y otras obras. En 1808, Fernando VII le perdonó este supuesto delito. Tras el intento de Murat y José Bonaparte de atraerlo a su causa, Jovellanos, identificado con la lucha del pueblo por su independencia, representó a Asturias en la Junta Central. En efecto, había sido malinterpretado: en aquella época no era lo mismo un afrancesado cultural que un afrancesado político.




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