Primer hogar de Oprah Winfrey 2 страница

El programa sobre los abusos sexuales fue promocionado durante los días previos a su emisión, para atraer a un público interesado en «victimas de incesto». Excepto su reducido personal, nadie sabía qué tenía intención de hacer, salvo presentar un tema excitante, lo cual había estado haciendo desde que empezó en WLS. Nadie tenía ni idea de que Oprah estaba a punto de desdibujar la vieja línea marcada en la televisión entre debate y confesión, entre la entrevista y la autorevelación; entre la objetividad y una confusa zona de fantasía y manipulación de los hechos.

El jueves 5 de diciembre de 1985, Oprah empezó su programa de las 9 de la mañana presentando a una joven blanca a la que identificó sólo como Laurie:

—Una de cada tres mujeres de este país han sido objeto de acoso o abusos sexuales —le dijo al público antes de volverse hacia su invitada—. Su padre empezó acariciándola. ¿Cuándo pasó a algo distinto de las caricias?

—Creo que tendría nueve o diez años —dijo Laurie.

—¿Qué pasó? ¿Recuerda la primera vez que su padre tuvo relaciones sexuales con usted? ¿Qué le dijo, cómo se lo dijo, qué le explicó?»

No se oía ni un suspiro entre el público, en su mayoría mujeres.

—Sólo me dijo que quería hacer que me sintiera bien —dijo Laurie.

—¿Dónde estaba su madre?

—Se había ido de viaje no sé dónde; estaba fuera de la ciudad. Estuvo fuera tres semanas y yo me quedé con mi padre esas tres semanas.

—Así que él entró en su habitación… y empezó a toquetearla. Debe de ser algo aterrador cuando tienes nueve años y tu padre tiene relaciones sexuales contigo.

Laurie asintió, pero no dijo nada.

—Sé que es difícil contarlo…, de verdad. Sé lo difícil que es. Cuando acabó, ¿qué… o durante el acto…? Bueno, antes que nada, ¿le hizo daño?

Laurie se mostró algo avergonzada.

—Pues… Solía decirme que lo sentía y que no volvería a hacerlo. Muchas veces después de hacer algo, se arrodillaba y me hacía rezar a Dios para que no volviera a hacerlo.

Unos momentos después, Oprah se metió entre el público y plantó el micrófono delante de una mujer blanca de mediana edad, con gafas.

—Yo también sufrí abusos sexuales —dijo la mujer—. Bueno, mi vida también empezó como la de Laurie, con las caricias y… el resultado fue un niño que ahora…, que ahora tiene treinta años, pero ha pasado dieciséis de esos años en una institución del Estado debido a su autismo.

—¿Fue un miembro de su familia quien abusó de usted?

La mujer se ahogó al admitir que la había dejado embarazada su padre.

—Entonces, ¿su hijo es hijo de su padre? —preguntó Oprah.

—Sí. Pasaba con mucha frecuencia, igual que con Laurie, casi cada día cuando mi madre se iba a trabajar. Es una de las experiencias más horribles que recuerdo.

Cuando la mujer se desmoronó y mientras luchaba por recuperar el control, Oprah la rodeó con el brazo y luego rompió a llorar también ella, tapándose los ojos con la mano izquierda. Con el micro en la mano derecha, señaló hacia la cabina de control. Más tarde, dijo que quería que pararan las cámaras, pero ellos siguieron rodando, mientras ella sollozaba con la cara apoyada en el hombro de la mujer.

—Lo mismo me pasó a mí —dijo—. El hecho de que tuviera todas estas desgraciadas experiencias está presente en toda mi vida.

Durante los segundos siguientes, pareció que Oprah descubría que lo que ella había experimentado a los nueve años era realmente una violación, una profanación tan indecible que nunca había podido expresarla con palabras hasta ese mismo momento. El público sentía como si estuviera presenciando que se abrían las grietas de aquella alma cuando la misma Oprah reconoció su vergonzoso secreto. Oprah reveló que su primo de diecinueve años la violó cuando se vio forzada a compartir la cama con él en casa de su madre. «Me dijo que no lo contara. Luego me llevó al zoo y me compró un helado.» Después dijo que también había abusado de ella el novio de su prima y después su tío favorito. «Abusaron de mí desde los nueve hasta los catorce años.»

La pasmosa confesión de Oprah se convirtió en noticia nacional y muchos la aplaudieron por su sinceridad y franqueza. Pero su familia negó sus acusaciones de forma vehemente y hubo quien insinuó que trataba de conseguir publicidad para su papel en el cine, dado que nunca había hablado con nadie de esos abusos antes de revelarlos públicamente. «[Eso] me ofendió —dijo más tarde Oprah—. Salió algo en la revista Parade, una pregunta publicada no hace mucho: “¿Realmente abusaron sexualmente de Oprah o fue sólo propaganda para los Óscar?”. Pensé que, bueno, me asombra que a alguien se le pueda ocurrir que haría algo así como propaganda. Pero supongo que se ha hecho. Supongo».

Dijo que la dirección de la emisora se enfadó debido a sus «escandalosas» revelaciones e, incluso veintitrés años más tarde, Dennis Swanson, antiguo vicepresidente y director general de WLS-TV, se negaba a hablar del asunto. Se le atribuía el mérito de haber contratado a Oprah y haberla llevado a Chicago, pero no quiso comentar su reacción ante su primer programa sobre los abusos sexuales.

En aquel entonces, Swanson y su director de promoción, Tim Bennet, estaban eufóricos por los espectaculares índices de audiencia, pero heridos por las críticas de la prensa contra su insistencia en los programas de sexo, en especial el que hicieron sobre pornografía. P. J. Bednarski, crítico televisivo del Chicago Sun-Times, los había vapuleado a ellos y a la «moralidad corporativa» de WLS por permitir que Oprah dedicara un programa de toda una hora al sexo duro. «Deberían avergonzarse», escribió y luego arremetió contra Oprah por invitar a tres estrellas del porno para que hablaran de los órganos, el aguante y las eyaculaciones masculinas.

 

En la parte más lamentable del programa se habló de lo que, en la emisión, llamaron gráficamente «toma de dinero» de unas relaciones sexuales. Esto provocó muchas carcajadas […] Sorprendentemente, en el programa «Pregúntaselo a las estrellas del porno» no hubo ni un minuto en el cual Winfrey afirmara, preguntara o incluso se preocupara por que esas estrellas X fueran, en realidad, unas vendedoras baratas, sin talento, sórdidas traficantes de carne. Apenas se preguntó si estas películas degradaban a las mujeres. Lo que sí preguntó fue: «¿No acabáis escocidas?»

 

«Para alguien con el talento natural de Winfrey, fue una prueba reveladora de que tiene que madurar», escribió Bednarski, antes de añadir que el programa porno de Oprah consiguió una cuota del 30 por ciento de la audiencia de Chicago a las nueve de la mañana, un porcentaje mucho mayor de lo habitual. «También hablaron de eso en toda la ciudad y aquí obtuvo su propia columna.» El titular de la columna era: «Cuando todo está permitido: Oprah Winfrey se aprovecha del atractivo de las estrellas porno».

Oprah entendía bien el axioma de la televisión: Quien consigue audiencia, manda. «Mi mandato es ganar», les dijo a los periodistas. Durante las cruciales semanas de los «barridos», insistía en programas de acción y violencia, para los cuales su productora, Debra DiMaio, dirigía la caza en busca del éxito, con Oprah aportando sus propias ideas. «Me encantaría conseguir que un sacerdote viniera a hablar de sexo —afirmó—. Me gustaría mucho encontrar uno que dijera “Sí, tengo una amante. Adoro a Jesús y la adoro a ella. Sí, la quiero y se llama Carolyn”.»

En su carrera por ganar audiencia, durante el Mes de la Historia Negra, Oprah contrató a miembros del Ku Klux Klan con sus sábanas y sus capirotes blancos. También hizo un programa en el que presentaba a miembros de una colonia nudista que permanecieron en escena desnudos. Por televisión, sólo se emitieron sus caras, pero el público del estudio disfrutaba de una visión frontal completa, así que la dirección insistió en que el programa se grabara. «Esto nos permitirá asegurarnos de que no aparezca nada que se suponga que no debe verse por televisión», dijo Debra DiMaio.

 

La dirección también ordenó que convocaran a todos los miembros del público que iban a asistir al programa sobre nudismo y se les recordara que los invitados estarían desnudos. «Nadie se retiró, asqueado —dijo DiMaio—. Por el contrario, estaban entusiasmados. Quiero decir que les parecía muy divertido.»

Oprah reconoció que, durante el programa nudista, estaba nerviosa. «Me enorgullezco de ser sincera de verdad, pero en aquel programa estaba fingiendo. Tenía que actuar como si fuera algo absolutamente normal estar entrevistando a un puñado de personas desnudas y no mirar. Tenía ganas de mirar a la cámara y decir: “¡Dios mío! ¡Aquí hay penes!”. Pero no podía. Y eso me hacía estar muy nerviosa.»

Cuando les dijo a sus jefes que quería hacer «Mujeres con trastornos sexuales», y entrevistar a una mujer que no había tenido ni un orgasmo durante los dieciocho años de matrimonio, y luego al sustituto sexual que le daba lecciones de orgasmos, y después a una joven tan adicta al sexo que una noche se había acostado con veinticinco hombres, el director de programas palideció.

«La dirección no quiere problemas, pero quiere audiencia —dijo Oprah—. Les dije que me portaría bien, y lo hice. No entienden lo que sienten las mujeres y yo sí. Los hombres piensan, por ejemplo, que si haces un programa sobre la mastectomía, no puedes enseñar un pecho. Yo digo que tienes que enseñarlo.»

El día después del programa sobre trastornos sexuales, la centralita de WLS se vio inundada de llamadas de espectadores iracundos, así que Oprah pidió a su productora que acudiera al estudio e invitó al público presente a que hiciera sus comentarios.

«El programa de ayer fue un ultraje —dijo una mujer—. No sé de qué otra forma describirlo. Absolutamente degradante.»

«Hay millones de mujeres que nunca experimentan placer sexual —respondió Oprah—. Ayer, después del programa, recibimos 33 llamadas de mujeres, por ordenador. Hemos hecho que muchísimas mujeres sientan que no están solas».

«Con tantos temas de calidad, ¿por qué ir a revolver en la basura?»

DiMaio sorteó la pregunta. «Lo que puede ser basura para una persona quizá no lo sea para otra. Nos sentimos bien con los programas en los cuales hablamos de problemas, tanto si se trata de incesto, agorafobia o no tener orgasmos.»

Oprah intervino. «Me molesta que nos acusen de que somos sensacionalistas y explotamos estas situaciones. No es así. Somos un grupo de personas que se preocupan —Breve pausa—. A veces nos equivocamos.»

Es posible que Oprah se refiriera a uno de sus programas anteriores, titulado «¿El tamaño sexual importa?». Mientras hablaban del tamaño del pene, soltó: «Si se pudiera elegir, nos gustaría tener uno grande, si pudiera ser. ¡Métele uno grande a mamá!». Casi se podía oír la ahogada exclamación colectiva de los 2,95 millones de hogares con televisores del mercado de Chicago. Cuando los medios locales consiguieron volver en sí, la mayoría farfullaba de indignación. P. J. Bednarski dijo que Oprah había «superado los límites del buen gusto», pero Alan G. Artner escribió en el Chicago Tribune que Oprah simplemente había sido natural, del modo en que muchas personas lo son cuando «su concentración en sí mismas les lleva, ciegamente y sin malicia, a hacer el payaso».

Más tarde, Oprah prometió a los periodistas que cuando hiciera un programa nacional, no diría la palabra ‘pene’, sin avisar antes al público. «Ahora puedo decir ‘pene’ siempre que quiera. ¿Lo veis? Acabo de decirlo —exclamó—. Pene, pene, pene.»

Para entonces, los periodistas bailaban al son que ella tocaba. Les encantaban sus textos pintorescos y no podían conjurar adjetivos lo bastante rápidamente para describirla. «Grandiosa, descarada, chillona, agresiva, desbordante, risible, encantadora, enternecedora, mezquina, práctica, cruda y ansiosa», escribió Howard Rosenberg, crítico de televisión de Los Angeles Times. Otro crítico confesó: «No me importa si abarca mucho y no aprieta nada; es irresistible». Y el The Philadelphia Inquirer Magazine dijo que su programa era el National Enquirer de las ondas. «Lleva el mínimo común denominador a nuevas e inferiores profundidades. Es una mezcla superficial de sordidez, bichos raros, patetismo, chabacanería, exageración, bombo, abrazos, chillidos, sentimentalismo, modas y guasa, todo ello marinado en lágrimas.»

Su atrevido brebaje embriagaba al público. Mientras grababa entradas para el siguiente programa, se suponía que tenía que leer: «Martes en A. M. Chicago: Parejas que sufren por la impotencia». Después de equivocarse dos veces, anunció: «La semana que viene en A. M. Chicago: Parejas que no consiguen que se le levante».

Hablando de una nueva dieta, se volvió hacia el público y afirmó: «Ah, sí. Ésa es la que hace que cuando vas de vientre huela mejor».

Durante el programa sobre la impotencia, un hombre solemne de mediana edad dijo que después de su operación de cirugía correctiva se le hincharon los testículos hasta el tamaño de pelotas de baloncesto. «Un momento —exclamó Oprah—. ¿Cómo se puede andar con unos testículos como pelotas de baloncesto?»

En otro programa entrevistaba a una mujer que afirmaba que había sido seducida por siete sacerdotes. «¿Qué hizo cuando el sacerdote se bajó los pantalones?»

«Nada —respondió la mujer—. Pero entonces me cogió la mano.» Oprah puso los ojos en blanco y el público estalló en carcajadas. Les encantaban su irreverencia, sus comentarios inapropiados y sus escandalosas preguntas.

«¿Por qué se convirtió en lesbiana?», le preguntó a una mujer.

En otro programa, un sociólogo explicó que tener una compañera de habitación podía llevar a tener una relación lésbica y Oprah anunció enfáticamente: «Entonces nunca compartiré habitación con nadie».

Durante la entrevista con el responsable de la prevención de robos de unos grandes almacenes, le preguntó: «¿Qué pasa cuando pilla a alguien robando? ¿Llegan a perder el control corporal? Quiero decir, ¿se vienen abajo y se orinan encima?».

No se salvaban ni siquiera las celebridades. A Brooke Shields le preguntó: «¿De verdad eres una buena chica?» A Sally Field la interrogó sobre si Burt Reynolds se acostaba con el peluquín puesto. Arremetió contra Calvin Klein por sus anuncios: «Odio esos anuncios de vaqueros. En esos anuncios, todas tienen unos culitos diminutos» A Dudley Moore le preguntó cómo se las arreglaba un hombre tan bajito como él para acostarse con mujeres tan altas. «Por suerte —dijo el actor—, la mayor parte de la longitud extra parece estar en las piernas.» La verdad es que parecía obsesionada por los hombres bajos en la cama. Mientras hablaba de una aparición de Christie Brinkley, que estaba a punto de casarse con Billy Joel, Oprah dijo a sus productores: «¿A quién le importa realmente su carrera como actriz? Quiero saber cómo es su relación con Billy Joel… [y] qué tal es hacer el amor con un tipo bajito. Billy Joel es muy bajo, ¿no?»

Oprah se hizo tan popular que WLS amplió el programa de la mañana hasta una hora y le cambió el nombre en su honor. También le dieron un tema musical titulado Everybody Loves Oprah (Todo el mundo quiere a Oprah), que decía: «Es moderna, está en la onda, tiene estilo de verdad».

Dennis Swanson intentó capitalizar su popularidad poniéndola en los noticiarios. «Quería experimentar con ella como comentarista porque su programa tenía tanto éxito —dijo Ed Kosowski, ex productor de WLS—. Presentó las noticias de las cuatro de la tarde durante una semana. No funcionó. Era un riesgo para la emisora y una apuesta difícil para Oprah. Swanson la sacó de inmediato. No tenía aplomo periodístico. Ni una pizca de autoridad. Es genial en esas cosas de chicas, pero no sabe dar las noticias.»

Sin amilanarse, Swanson envió a su presentadora de programas de entrevistas, a quien pagaban 200.000 dólares al año, a Etiopía, con los comentaristas Mary Ann Childers y Dick Johnson para informar del proyecto de Chicago de enviar cereales a la nación africana que estaba padeciendo una terible hambruna. Una semana antes de ir, Oprah empezó una dieta televisada en Channel 7, para perder 23 kilos, después de hacer una apuesta pública con la actriz Joan Rivers en The Tonight Show. A P. J. Bednarski, que comentó la imagen de una corresponsal sobrealimentada entrevistando a víctimas del hambre, le pareció que era un momento poco acertado. «¿No es un problema enviar a una personalidad que confiesa una adoración tal por la comida a un país donde hay tan poca?», preguntó.

Oprah estuvo de acuerdo. «Tienes razón; es de muy mal gusto, ¿verdad?»

 

Durante unos días después de la emisón del programa sobre abusos sexuales, Oprah trató de aplacar a la dirección no hablando de violaciones ni incesto. Pero cuando vio los índices de audiencia del programa, las cartas que llegaban sin cesar, las llamadas a la centralita de WLS y las reacciones de las mujeres de la calle, supo que había dado voz a una tortura tabú que muchas mujeres sufrían. Había encontrado un problema que despertaba eco en su público mayoritariamente femenino, así que insistió en hacer más programas sobre abusos sexuales. Entretanto, alentó una imagen de sí misma como antihombres, porque muchos de sus programas presentaban a los hombres como cerdos. No obstante, se convirtió en heroína para las mujeres y en defensora de los niños.

Con aquel programa y su confesión de lo que había sufrido de niña, Oprah se convirtió en algo más que la presentadora de un programa de entrevistas que entretenía enarbolando la crudeza de la calle. En tanto que alguien que había sufrido, sobrevivido y compartido su dolor, se transformó en una inspiración para las víctimas que se sentían derrotadas por la adversidad.

No era la primera que expresaba el sórdido envilecimiento del abuso infantil. La habían precedido escritoras como Maya Angelou (Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado), Toni Morrison (Ojos azules), y Alice Walker (El color púrpura), pero Oprah contaba con el potente megáfono de la televisión y lo usaba para llegar a las mujeres encadenadas por la vergüenza de lo que les habían hecho de niñas. «Lo que creo es que los abusos sexuales de niños son más corrientes que raros en este país —dijo en 1986—. Mete a cinco mujeres en una habitación y habrá tres que lo reconocerán.» Su propia confesión, más sus siguientes programas en los que analizaba la devastación que producen los abusos sexuales, llegaron a ser la fuerza más poderosa de la sociedad para ayudar a las mujeres a empezar a sanar y recuperar su vida.

 

• «Víctimas de incesto», 5/12/1985.

• «Asesino en serie, John Wayne Gacy», 11/02/1986.

• «Hombres que violan y trato a los violadores», 23/09/1986.

• «Abusos sexuales dentro de la familia», 10/11/1986.

• «Muerte de Lisa Steinberg», 2/1987.

• «Hombres que han sido violados», 11/1987.

• «Padres con hijos maltratados por cuidadores», 1988.

• «Mujeres que han tenido hijos de sus propios padres», 1988.

• «Quiero que mis hijos maltratados vuelvan», 1988.

• «Violación y víctimas de violación», 7/11/1988.

• «En busca de niños desaparecidos», 14/08/1989.

• «Violadores», 23/08/1989.

• «Abusos por parte de clérigos», 14/09/1989.

• «“Ella se lo buscó…”: La decisión de violar», 17/10/1989.

• «Violación en una cita», 7/12/1989.

• «Truddi Chase, víctima de un síndrome de personalidad múltiple, habla de cómo abusaron de ella», 10/08/1990.

• «Cómo protegerse de que te rapte un violador», 1991.

• «Niños víctimas de delitos», 13/03/1991.

• «Enseñar a los niños a protegerse», 1993.

• «Madres que mataron a sus hijos entrevistadas en prisión», 1993

• «Efectos del programa de entrevistas en la sociedad, incluyendo la defensa contra abusos», 22/02/1994.

• «Violencia en las citas adolescentes», 12/08/1994.

• «Violaron a mi mujer», 10/10/1994.

• «Casada con un acosador», 23/05/1995.

• «Niños y armas (1.ª parte)», 30/10/1995.

• «Niños y armas (2.ª parte)», 30/10/1995.

• «Violencia doméstica a través de los ojos de un niño», 18/03/1996.

• «Pedófilos», 31/05/1996.

• «Mujeres sometidas a abusos sexuales durante el embarazo». 12/06/1996.

• «Seguimiento del programa de 1991 sobre cómo protegerse de un violador, 1998.

• «Protégete para que no te violen», 3/02/1999.

• «¿Lo sabrías si estuvieran abusando sexualmente de tu hijo?», 25/03/1999.

• «Citas adolescentes con abusos», 16/04/1999.

• «El marido con 24 personalidades», 17/06/1999.

• «Pedófilos de las ligas menores», 24/09/1999.

• «Los niños online: lo que los padres deben saber», 1/10/1999.

• «Niños torturados», 3/04/2000.

• «¿Se les debe permitir a las mujeres que abandonen a sus hijos?», 19/04/2000.

• «Seguimiento de niños torturados», 4/05/2000.

• «¿Por qué esos asesinos de niños están fuera de la cárcel?», 20/12/2000.

• «Un niño llamado ‘Eso’», 30/01/2002.

• «Acosadores de niños online», 7/02/2002.

• «Lo que debes saber sobre la violación», 15/02/2002.

• «Abusos en citas de adolescentes», 28/02/2002.

• «Escándalos sexuales en la Iglesia Católica», 28/03/2002.

• «El mundo secreto de los abusos deshonestos a los niños», 26/04/2002.

• «Madres que pierden el control», 21/10/2002.

• «Raptos: niños que escaparon», 9/12/2002.

• «¿Hay alguien en tu barrio que abusa de los niños?», 25/02/2003.

• «Oprah va a casa de Elizabeth Smart», 27/10/2003.

• «Hacer frente a los secretos de familia», 12/11/2003.

• «En prisión por practicar el sexo con adolescentes», 26/02/2004.

• «Raptado y mantenido cautivo», 5/05/2004.

• «Atrocidades contra niños», 15/07/2004.

• «Este programa podría cambiarte la vida. Cómo disuadir a un violador», 28/09/2004.

• «Disparé contra el que abusaba de mí», 1/10/2004.

• «Mujeres sometidas a abusos sexuales se dan a conocer», 21/10/2004.

• «El día en que descubrí que mi marido abusaba de niños», 11/05/2005.

• «Un sacerdote abusó de mí», 13/06/2005.

• «Cuando una madre piensa en secreto en matar a sus hijos», 11/07/2005.

• «Cuando el hombre al que amas es un pedófilo», 2/08/2005.

• «Capturada por un pedófilo. La tragedia de Shasta Groene», 4/10/2005.

• «El programa de Oprah atrapa a pederastas acusados», 11/10/2005.

• «Oprah entrega otra recompensa de 100.000 dólares por la captura de un pederasta», 27/10/2005.

• «La última captura de Oprah: de director de una escuela de niños a ser el pedófilo más buscado», 17/01/2006.

• «La última captura de Oprah: oculto en México, entregado por un amigo», 7/03/2006.

• «Acabar con el ciclo de violencia», 19/04/2006.

• «La epidemia de violaciones infantiles: Oprah entrevista individualmente a las víctimas más jóvenes», 20/04/2006.

• «Maestras, chicos jóvenes, sexo secreto en la escuela», 27/04/2006.

• «El desesperado secreto de Teri Hatcher: La estrella de Mujeres desesperadas sufrió abusos sexuales de niña», 2/05/2006.

• «Ricky Martin habla de los niños vendidos como esclavos sexuales», 16/06/2006.

• «Lo que los pedófilos no quieren que sepamos», 28/09/2006.

• «Por qué Jessica Coleman, de quince años, mató a su bebé», 3/11/2006.

• «Papá mata a los mellizos. La verdad sobre la depresión», 14/11/2006.

• «Milagro en Misuri: Primera entrevista a la familia de Shawn Hornbeck», 18/01/2007.

• «El niño que Oprah no podía olvidar. Esclavitud infantil en Ghana», 9/02/2007.

• «Secuestrada de niña. Por qué no eché a correr», 21/02/2007.

• «Reina de belleza violada por su marido», 7/11/2007.

• «La pesadilla de una madre de las afueras captada en cinta», 8 y 23/05/2008.

• «Depredadores en Internet: ¿Cómo es de grave?», 11/09/2008.

• «Seducida con trece años. Mantenida cautiva como esclava sexual», 15/04/2009.

• «Liberada de prisión después de matar a su padre», 7/05/2009.

• «Las asombrosas revelaciones del antiguo niño-actor Mackenzie Phillips», 23/09/2009.

• «Mackenzie y Chynna Phillips», 25/09/2009.

• «Haciendo añicos el secreto del incesto: Mackenzie Phillips» (Continuación)», 16/10/2009

 

Algunos miembros de la familia de Oprah, que negaron su historia de abusos sexuales, la acusaron de presentar programas sensacionalistas para lograr altos índices de audiencia. Ella contraatacó diciendo que su negativa a aceptar su historia evidenciaba una actitud de negación, la incapacidad para enfrentarse a su propia complicidad en aquel asunto y cuán profunda es la vergüenza que todas las familias sufren a causa de los abusos sexuales.

En 1991, Oprah, como defensora de las víctimas de abusos sexuales, habló ante el Comité Judicial del Senado, para apoyar las condenas obligatorias para quienes abusan de niños. «Tenemos que demostrar que valoramos a nuestros niños lo suficiente para decir: “Cuando haces daño a un niño, esto es lo que te pasará. No es negociable”.» Presentó Scared Silent: Exposing and Ending Child Abuse, un documental de 1992 emitido por PBS, NBC, CBS y ABC, que fue el documental más visto en la televisión nacional hasta aquel momento. En 1993, puso en marcha la Ley Nacional de Protección a la Infancia, que establecía una base de datos de pederastas convictos y que acabó conociéndose como Proyecto de Ley de Oprah. Por desgracia, la ley no fue eficaz. Se suponía que a las organizaciones que trabajaban con niños se les proporcionaría información de todos los estados sobre delincuentes sexuales. Sin embargo, la mayoría de estados no instauraron los sistemas necesarios para que las organizaciones pidieran la comprobación de los antecedentes y, según un informe de junio 2006 del fiscal general de los Estados Unidos, el proyecto de Ley de Oprah no tuvo el efecto deseado de ampliar la comprobación de antecedentes.


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