Primer hogar de Oprah Winfrey 8 страница

Oprah dijo que se sorprendió tanto como cualquiera de que la coronaran Miss Tennessee Negra: «No esperaba ganar, ni tampoco había nadie que esperara que ganase, porque había todas esas ”vainillas” y yo era una chica chocolate. ¡Madre mía!, cómo se enfadaron, y yo me enfadé por ellas, de verdad que me enfadé. Dije: “No lo entiendo, chicas. Estoy tan sorprendida como vosotras. Yo tampoco sé cómo he ganado”.»

En agosto de 1972 Oprah, en calidad de Miss Tennessee Negra, voló a California para competir por la corona de Miss América Negra. Para la parte del concurso dedicada a evaluar el talento, Oprah cantó «Sometimes I Feel Like a Motherless Child», un espiritual que se remontaba a la época de la esclavitud. Su acompañante, la doctora Janet Burch, una psicóloga de Nashville, rememoró para el escritor Robert Waldron lo empeñada que Oprah estaba en tener éxito: «Nunca he visto a nadie que quisiera triunfar tanto como Oprah. Solía hablar de cosas como que un día sería muy, muy, muy rica. La idea siempre precede a la realidad. Si de verdad crees que serás muy rica y muy popular, e importante, y lo crees sinceramente, sucederá. Mira, hay gente que lo dice, pero no lo cree realmente. Ella lo creía. La gente dice: “Me gustaría ser rico”. Pero Oprah iba más allá y decía: “Voy a ser rica”».

En esa ocasión, en el concurso de Miss América Negra, Oprah no ganó ni se calificó ni tuvo ninguna presencia durante el concurso. «Como organizador del concurso de distrito, tenía acceso a los recuentos finales y vi que de de 36 candidatas, Oprah era la número 34; casi al final de la lista», recordaba El Greco Brown. Oprah se negó a aceptar la derrota, y culpó a la ganadora: «La chica de California ganó porque se desnudó», dijo Oprah. No obstante, la reseña publicada en el The New York Times no menciona en ningún momento que la bella cantante californiana que ganó hiciera un estriptis.

Durante la semana, Oprah, a la que patrocinaba su emisora de radio, le dijo al doctor Burch que iba a «ser una gran personalidad de televisión». Después del concurso, volvió a Nashville dispuesta a subir de nivel.

«Nuestro director general recibió una llamada de WVOL diciendo que tenían una joven que quería entrar en la radio —contaba Chris Clark, antiguo locutor, productor y director de noticias de WLAC, que más tarde sería WTVF-TV—. Así que me dijeron que la entrevistara.»

La emisora ya había contratado a Bill Perkins, la primera cara negra de la televisión de Nashville y a Ruth Ann Leach, la primera mujer. Ruth Ann Leach dijo: «Fui el primer culo femenino que se sentó a la mesa de los informativos, junto al locutor, durante una emisión de noticias. Fue cuando NewsChannel 5 trataba desesperadamente de cumplir con sus obligaciones con el FCC para diversificar el talento en el aire. Así que allí estábamos, Bill Perkins y yo. Todos los demás eran hombres y eran blancos».

Oprah dijo que la afiliada de la CBS la había perseguido para que aceptara el puesto, pero Clark recuerda que fue WVOL la que insistió en que la contrataran, y Joseph Davis, un cámara, que estuvo con la VDCN-TV coincidió: «Había un grupito de jóvenes negros en Nashville a quienes la NAACP respaldaba para colocarlos en puestos por encima del nivel de entrada; como mandos intermedios y bajo las cámaras —dijo Davis—. Oprah formaba parte de ese grupo que salió de WVOL». En 2008, Davis aportó una foto del grupo tomada en el plató, antes de un debate sobre «Los negros y su papel en los medios». De las diez personas que aparecen retratadas en la foto, Oprah es la única que no se desvió ni un ápice, ya fuera por el matrimonio o por los hijos. Oprah nunca dejó que la vida afectara su ambición de llegar a la cima.

Chris Clark era sensible a las exigencias de diversidad de aquel tiempo. «Pensaba que necesitábamos tener el mismo aspecto que Nashville, que era blanca en un 80 por ciento y negra en un 20 por ciento. Teníamos un alcalde valiente (Clifton Beverly Briley) que dijo que la segregación se había acabado y que teníamos que ir hacia la integración. Yo era receptivo a esta idea porque cuando empecé en televisión, en los años sesenta, era un mundo totalmente de pan blanco; no había sitio para los negros ni para las mujeres, los judíos o los griegos como yo. Mi nombre real es Christopher Botsaris, pero tuve que cambiármelo para conseguir trabajo en la radio. Cuando yo llegué a WLAC, Nashville ya había pasado por las luchas, realmente duras, por los derechos civiles, pero todavía teníamos que demostrar que estábamos comprometidos con la integración.

»En lo que a mí respecta, Oprah no era un mero fichaje para cubrir las apariencias. Sí, era negra y necesitábamos una cara negra, y era una mujer, así que supongo que eso ayudó. Pero no tuve que pensarlo mucho —prosiguió—. Era guapa como para morirse, hablaba muy bien y era conocida en la ciudad por haber sido Miss Nashville Negra y Miss Prevención de Incendios o lo que fuera. Así que la convertí en reportera ya que no teníamos corresponsales. La envié a la calle con una cámara Bell and Howell para encargarse de la información del Ayuntamiento. No averigüé hasta más tarde que no tenía ni la más remota idea de lo que estaba haciendo.»

Años después, Oprah reconoció que había mentido sobre su experiencia tanto en la solicitud como durante la entrevista de trabajo, pero abordó su primera tarea con una gran determinación: «Les anuncié a todos los que estaban allí: “Es mi primer día en el trabajo y no sé nada. Por favor, ayudadme, porque le he dicho al director de noticias de Channel 5 que sé lo que estoy haciendo. Por favor, por favor, ayudadme”. Y me ayudaron. Y a partir de aquel momento todos los concejales fueron amigos míos».

Chris Clark, que se retiró en 2007, no pide que le den una medalla por contratar a Oprah, pero sí admite que «La dirección me miró con mala cara. Téngase en cuenta que eran racialmente muy tensos en Nashville y ella era la primera mujer negra que salía en la televisión. —Reconoció que el equipo directivo no estaba entusiasmado—. Yo podía decidir porque, como presentador, era también director y productor de los noticiarios, pero me dejaron claro que si Oprah no funcionaba (si la audiencia no la aceptaba) yo sería el responsable».

Otros recuerdan que contratar a Oprah fue un acto de mucho valor. «No hay ninguna duda —afirmó Patty Outlaw, que se encargaba del tráfico—: Chris corrió un riesgo enorme».

«Se metió en una situación peligrosa cuando contrató a Oprah —dijo Jimmy Norton, que trabajaba en producción—; en especial cuando la promocionó para que fuera copresentadora de noticias. Hubo protestas al fondo de la sala de prensa. A algunos les molestó ver a Oprah en la radio, dando las noticias, pero hay que recordar cómo era Nashville en aquellos días. La palabra con N (negrata) todavía se utilizaba libremente».

Ruth Ann Leach recordaba la primera vez que tropezó con esa palabra, cuando Oprah empezó a dar las noticias: «Acompañé a un familiar a una bonita casa en las afueras. Estaba con su esposa. Me recibió calurosamente y me dijo que antes disfrutaba viendo la televisión.

»¿Qué quiere decir antes?, pregunté.

»“Bueno, ya no puedo ver su emisora, ahora que es una negrata la que lee las noticias”».

A la propia Oprah le arrojaron la odiosa palabra a la cara cuando la enviaron con una misión a una zona segregada de Nashville. Se presentó al propietario de una tienda y le tendió la mano.

—Aquí no estrechamos la mano de ningún negrata —le espetó el hombre.

Ella le replicó en el acto:

—Seguro que los negratas se alegran.

En la TSU los compañeros de Oprah pensaban que su trabajo en televisión no era más que un enorme beso del hada madrina de la discriminación positiva. La descartaban diciendo que era «dos por el precio de una», un mero símbolo, y ella estaba de acuerdo. «De ninguna manera me merecía el puesto —diría más tarde—. Era un símbolo clásico, pero te aseguro que era un símbolo feliz.»

«Estaba muy entusiasmada por estar en televisión —recordaba la experta en maquillaje Joyce Daniel Hill—. Yo trabajaba en Joe Colter Agency y la emisora me había contratado para enseñar al equipo de noticias a maquillarse y proveerlos cada mes del material apropiado. En aquellos días estábamos empezando a acostumbrarnos a las cámaras de color, y sólo disponíamos de unos cuantos tonos de maquillaje. […] Yo hice una mezcla especial para Oprah. Ahora tiene la piel mucho más clara que hace treinta y cuatro años. No tengo ni idea del porqué. Puede que sea simplemente que hay mejores maquilladores o que haya algún tipo de blanqueador de la piel. Oprah me llevó con ella a cubrir la feria de moda de Ebony, porque a las dos nos encantaba la ropa. trabajar con ella era un placer.»

Contratada por 150 dólares a la semana, Oprah debutó en televisión en Nashville en enero de 1974. Al año siguiente, Oprah había recibido ya varios premios como el la primera mujer negra de la ciudad con un trabajo en la televisión. Fue nombrada mujer ejecutiva nacional del año por la Asociación nacional de mujeres ejecutivas. La Asociación Empresarial de Tennessee Medio la nombró su Mujer de negocios destacada del año, y ganó el premio del Club de Mujeres Negras Profesionales y de Negocios, como Mujer del Año 1975. «Era fantástica —afirmó Chris Clark—, aunque no era una gran reportera. No sabía escribir. Nunca supo.» De hecho, le costaba tanto escribir que, una mañana, la emisora tuvo que desconectar dos minutos, de un corte de cinco, porque Oprah no había acabado de teclear. «Aquel día, Chris debería haberme despedido», dijo Oprah.

Pero Chris, por el contrario, se concentró en sus otras cualidades: «Era maravillosa con la gente —recordaba—. Y ésa era su perdición como periodista, porque no podía ser objetiva. La enviábamos a cubrir un incendio, volvía a la emisora y cogía el teléfono para tratar de conseguir ayuda para la familia que se había quedado sin casa, en lugar de escribir el reportaje para las noticias de la noche».

Natural y sencilla en el trabajo, Oprah se quitaba los zapatos y caminaba por la sala de prensa descalza. «Era tan del campo como una mazorca de maíz», dijo un antiguo compañero.

«Me parece que la gente esperaba que fuera del tipo “sí, señor, no, señor”, ya sabes…, muy agradecida, pero ella no era así en absoluto —comentó Jimmy Norton—. Estaba muy motivada. Lo vi muy poco después de que Oprah empezara a trabajar, cuando hacíamos un espacio de interés público para Black History Week. El productor no era muy bueno, así que Oprah intervino y se hizo cargo totalmente. Apartó al productor, le dijo al cámara qué tenía que hacer y dirigió el espacio ella misma. Aquello me abrió los ojos. Aquella chica sabía lo que quería y estaba dispuesta a hacer lo que fuera para lograr sus metas.»

Patty Outlaw coincide con estas apreciaciones: «Tenía una gran seguridad, para ser tan joven; era ambiciosa, sí, pero no te apuñalaba por la espalda. Me caía muy bien. Durante aquellos años, la veía cada día, porque trabajaba en el piso arriba, justo de encima de la sala de prensa. Trabajar en la emisora era una locura. Drogas, drogas y más drogas todo el tiempo… por todas partes. Incluso vendían “cristal” [LSD] en el vestíbulo». Las drogas, en efecto, eran algo tan corriente que, como regalo, el personal de noticias le dio a Vic Manson, el copresentador de Oprah, una cucharilla para coca. «Chris y yo mirábamos para otro lado», dijo Jimmy Norton, que confirmó que la dirección de la emisora retiró una máquina expendedora cuando descubrieron que había sido trucada para que vendiera marihuana. Años más tarde, Oprah confesó que empezó a consumir drogas (cocaína) en Nashville, y continuó durante sus años en Baltimore y luego en Chicago.

«Recuerdo que íbamos en el ascensor y yo no paraba de hablar y hablar, entusiasmada, de un chico con el que salía, y Oprah me escuchaba seguir y seguir durante dos pisos. Al salir, dijo: “Vaya, chica. Suena como si fuera el hermano de Jesús”, dijo Patty Outlaw—. En aquellos días Oprah y yo hablábamos de chicos, dietas y maquillaje. Es lo único que nos importaba… Curioso, ¿no?, pero ella sigue hablando de las mismas cosas tres décadas después.»

«Entonces Oprah pesaba un poco de más, pero no tanto como ahora —afirmó Patty, en 2008—. Yo había empezado a hacer ballet y le mencioné mis clases a Jimmy Norton. “El ballet debe de ser genial —contestó—. Anoche Oprah hizo un pequeño reportaje durante las noticias. Lo hizo vestida con su tutú que, en su caso, parecía mas bien una carpa.” Por entonces, Oprah solía alimentarse a base de comida basura y nadie se interponía entre ella y sus pastelitos de chocolate Ding Dong.»

 

Harry Chapman, que presentaba las noticias del fin de semana con Oprah, recordaba lo mucho que le gustaba el pollo de Chicken Shack: «Utilizaban pimienta de cayena y salsa de Tabasco; era el pollo más picante que he tomado jamás. Lo tomábamos los fines de semana, entre una emisión de noticias y otra».

Nashville, que ocupaba el trigésimo puesto entre los mercados de televisión, era un campo de formación para muchos jóvenes presentadores. «Era una época apasionante para trabajar en televisión —dijo Elaine Ganick, ex presentadora de noticias en WSMV, afiliada de NBC y que más tarde sería corresponsal de Entertainment Tonight—. Empecé más o menos al mismo tiempo que Oprah; Pat Sajak era el hombre del tiempo y John Tesh, el presentador del informativo, que alcanzó a vivir el gran momento en Nueva York, antes de sus diez años con Entertainment Tonight».

Tesh, el presentador de WSMV, alto, de casi dos metros, rubio y guapo, describió en una ocasión sus días y noches en Nashville, con Pat Sajak, Dan Miller y Oprah: «Todos estábamos solteros, íbamos siempre juntos y nos metíamos en un montón de líos, porque actuábamos como auténticos capullos». Poco después de convertirse en el presentador de las noticias de WCBS-TV en Nueva York, Tesh le dijo a una mujer con la que salía en serio que cuando estaba en Nashville vivió con Oprah durante un corto periodo de tiempo, en su piso de Hickory Hollow: «Dijo que una noche miró y vio su cuerpo blanco, junto al cuerpo negro de ella y ya no pudo soportarlo. Se marchó en plena noche… Me confesó que, después, se sintió muy culpable». En Nashville (Tennessee), la presión social de aquel entonces hacia una pareja interracial era extrema. En 2010 Tesh confirmó públicamente su aventura con Oprah.

En 1996, al hacer el brindis por el décimo aniversario de su programa de entrevistas, Oprah invitó a su antiguo amante a aparecer con Mary Hart, su copresentadora en ET, y le recordó lo que llamó su «única cita; estrictamente dos amigos cenando juntos». Más de tres décadas después, a algunas personas que trabajaron con ellos les resultaba difícil creer que hubieran tenido relaciones íntimas. «[Yo diría] que Oprah se lo pensaría muy bien antes de salir con un hombre blanco, pues las relaciones interraciales no eran nada aceptables en aquel tiempo —dijo Jimmy Norton—. Bien mirado, estábamos a menos de 150 kilometros de Pulaski, el hogar del Ku Klux Klan.»

Patty Outlaw reconoció que una pareja formada por una mujer negra y un hombre blanco era considerada entonces como «muy escandalosa», pero recordó una noche de nieve, cuando la emisora alojó a muchas personas en un Ramada Inn, para pasar la noche: «Creo que si preguntaran a Oprah y a Vic Mason sobre aquella noche, es posible que tuvieran recuerdos muy agradables el uno del otro».

En 1975, Oprah, que copresentaba las noticias del fin de semana, fue reclutada por WSB, de Atlanta: «Era hora de tener una presentadora negra en televisión, también entre semana —dijo el ex director de noticias Kenneth Tiven—. Vino y fue espectacular. Recuerdo que la invité a cenar en casa. Ya entonces, tenía una extraordinaria confianza en sí misma, una misteriosa comprensión de lo que se esperaba de ella como mujer negra con posibilidades de ascender y estrella de televisión en ciernes. Sin embargo, de repente dejé Atlanta por la KYW, de Filadelfia, como director de los noticiarios, y ella dijo: “Si tú no estás, no iré”».

Chris Clark recordaba que Oprah fue a verlo con la oferta de la WSB. «La convencí de que no fuera, porque no estaba preparada y no queríamos perderla. Estábamos empezando a hacer reportajes sobre el terreno y pensaba que ella sería fantástica. Así que le di un aumento de 5.000 dólares y se quedó con nosotros durante un tiempo. Luego, más o menos un año después, recibió una oferta de WJZ-TV, de Baltimore. De nuevo, la dirección me pidió que la convenciera para que no se marchara. Así que la llamé. “Oprah, la dirección me ha pedido que te convenza para que no te marches. ¿He intentado convencerte? Bien. Ahora creo que debes aceptar el trabajo. Estás lista”.»

Baltimore era un mercado televisivo mucho mayor, y le ofrecían 40.000 dólares al año, pero Oprah no brincó de entusiasmo ante la idea de copresentar las noticias en WJZ. «La primera vez que fui a Baltimore no me gustó nada —le dijo a Gail Choice, de la cadena WDCN, en su entrevista «Adiós a Nashville»—. Pero acepté el viaje gratis que me ofrecían y vi la emisora propiedad de Westinghouse, que me entusiasmó. Tenían otras cinco emisoras y dijeron: “Tenemos grandes planes para ti”. Querían que firmara un contrato por cinco años, pero les dije que no. “Dentro de cinco años seré demasiado vieja para hacer lo que quiero hacer.” Así que negocié hasta dejarlo en tres años». Oprah, que entonces tenía veintiún años, afirmó que se veía dejando de copresentar las noticias en Baltimore para pasar a la afiliada de ABC en San Francisco, más glamorosa, y llegar a ser, finalmente, “la Barbara Walters negra. Si ella puede ganar un millón de dólares al año, calculo que yo podré conseguir medio millón”», le dijo Oprah a su entrevistadora negra.

«Odio marcharme, pero es necesario para hacer lo que quiero hacer más adelante, ser presentadora en uno de los diez primeros mercados.» Explicó que no habría pensado en trasladarse a Baltimore si WJZ no hubiera sido la emisora número uno del mercado.

Gail Choice parecía maravillada y asombrada ante la visión estratégica de su colega y, desbordando admiración, felicitó a Oprah por su buena suerte, a lo que Oprah respondió: «Fui muy, pero que muy, muy afortunada… Estaba en el sitio adecuado, en el momento adecuado». Años más tarde, Oprah diría que todo era parte de los planes que Dios tenía para ella.

Cuando Oprah firmó el contrato por tres años con WJZ y se preparó para trasladarse a Baltimore, pidió un préstamo a su padre hasta que empezaran a pagarle en su nuevo trabajo. «Vernon era un buen cliente mío en el Third National Bank, de East Nashville —dijo Janet Wassom—. Obtuvo los papeles y firmó con Oprah un préstamo para pagar sus gastos para instalarse en Baltimore. Vernon era conocido en la comunidad negra como alguien a quien la gente acudía en busca de ayuda, y que ayudaba a los que se ayudaban. No creía en las dádivas. Hacía que todos le devolvieran el dinero, y estoy segura de que hizo lo mismo con Oprah.»

En los años siguientes, Oprah le devolvió, con creces, el dinero a su padre, regalándole coches de lujo, ropa elegante, relojes de oro, casas inmensas y vacaciones a lugares exóticos. Incluso le ofreció retirarlo de por vida. «Oprah dice que este sitio es un basurero asqueroso», dijo Vernon en 2008, en su destartalada barbería en la avenida Vernon Winfrey. Sin embargo, incluso con setenta y cinco años y después de una apoplejía, el hombre que siempre creía que era importante echar una mano a los demás, rechazó el regalo que le ofrecía su hija.

 «No me gustaba nada que Oprah se fuera de Nashville, pero quería despedirla a lo grande —dijo Luvenia Harrison Butler—, así que preparé una enorme fiesta de despedida; organicé las invitaciones, la comida, las bebidas y la música. Celebramos la fiesta en los apartamentos Gazebo, junto a Thompson Lane y, por extraño que pueda parecer, ella ni siquiera me dio las gracias. Se marchó de la ciudad y puede decirse que ya no volvió, excepto cuando vino a promocionar El color púrpura. Fue la última vez que vi a Oprah antes de que todos aquellos tipos como Arnold Schwarzenegger se apoderaran de su vida y se entusiasmara con Maria Shriver. Se divorció de Nashville. Probablemente le resultaba demasiado doloroso volver, porque la conocimos en otros tiempos o porque ahora éramos demasiado provincianos para ella.»

La amiga de Oprah, que llegó a ser presidenta de la Liga de Mujeres Votantes, de Nashville, no trató de ocultar su decepción por la amistad perdida: «No creo que Oprah sepa lo mucho que admiramos todo lo que ha hecho, en especial por las niñas de Sudáfrica».

Es posible que el precio que tuvo que pagar Oprah para sobrevivir fuera olvidar, y el pago inicial para unos deseos tan altos como los suyos fuera cortar con el pasado. Sí que volvió a Nashville, en el año 2004, para el quincuagésimo aniversario de WTVF-TV, y apareció en televisión para felicitar a NewsChannel 5, pero no regresó, por ejemplo, cuando tres años después se celebró la fiesta de jubilación de Chris Clark. «Todos estábamos allí —comentó un ex compañero de Oprah—. Jimmy Norton regresó antes de lo previsto de su misión pastoral en Nueva Orleans para poder asistir a la celebración, y Ruth Ann Leach voló desde Nueva York. Incluso estaba el gobernador, pero Oprah no se presentó.»

Su ausencia sorprendió a muchos. «En la emisora, siempre hemos sido una familia y Chris llevaba cuarenta años en ella, probablemente un récord para cualquier presentador del país, lo cual explica que su fiesta de jubilación fuera algo tan importante —dijo Jimmy Norton—. Así que todos esperábamos que Oprah también estuviera. Bien mirado, fue Chris quien le había dado a Oprah su gran oportunidad. Pero habían pasado treinta años y…, bueno…, Oprah ha cambiado. No es la misma joven encantadora, de diecinueve años, que conocimos… Por otra parte, también es cierto que ese mismo año, unos meses antes, Oprah sí invitó a Chris a su propia y ostentosa fiesta por su quincuagésimo cumpleaños, y envió un avión a recogerlo, así que quizá pensara que ya había hecho bastante por él, no sé… No diré que no quiso venir a la fiesta de jubilación. Sólo digo que no vino.»

   5

Countee Cullen, un importante poeta del renacimiento de Harlem, escribió Incident, su poema más famoso, sobre lo que le sucedió de niño:

 

Una vez, estando en Baltimore

con el corazón y la cabeza henchidos de alegría

vi a un chico de Baltimore

que me miraba directamente a la cara.

 

Tenía yo ocho años y era muy pequeño

y él no era ni un ápice mayor,

así que sonreí, pero él me sacó

la lengua y me llamó negrata.

 

Vi todo Baltimore

de mayo a diciembre

de todas las cosas que sucedieron

sólo eso es lo que recuerdo.

 

Baltimore había cambiado desde que se publicó el poema, en 1925, pero incluso con un 55 por ciento de población negra, los intentos de integración eran, con frecuencia, tímidos y vacilantes. Situada al norte de la Confederación, al sur de la Línea Mason-Dixon, a la sombra de Washington, D. C., la ciudad ha dado figuras de talla y renombre mundiales como Edgar Allan Poe, Emily Post, Upton Sinclair, H. L. Mencken, Babe Ruth, Cab Calloway, Billie Holiday y Thurgoog Marshall. Cuando en 1977 Oprah Winfrey llegó a Baltimore, en el verano del bicentenario, Baltimore era conocida como «Ciudad del Encanto» por una idea que surgió para atraer a los turistas. Se lanzó la campaña publicitaria cuando una huelga de basureros llevaba ya diez días en marcha, una huelga especialmente notoria pues pasaba una ola de calor, con temperaturas de 43 ºC, que recocía la ciudad con una peste que daba náuseas y que desencadenó disturbios que exigieron el despliegue de tropas estatales con máscaras de gas.

«Me costó un año sentir el encanto de Baltimore —dijo Oprah, a la que no impresionaron las históricas hileras de casas de la ciudad—. No entendía por qué estaban todas pegadas, unas junto a otras. Y la primera vez que fui a la zona del centro me deprimí tanto que llamé a mi padre a Nashville y estallé a llorar. En Nashville tenías un patio, incluso si no tenías porche. Pero en Baltimore las casas de la avenida Pensilvania no tenían ninguna de las dos cosas. Elegí Columbia por las zonas verdes y los árboles.»

Columbia (Maryland), una zona residencial en las afueras, verde y muy bonita, fue diseñada en 1967, para que tuviera el aspecto de un pueblo espacioso (ocupaba unas 5.500 hectáreas de terreno) y para eliminar las subdivisiones, además de la segregación por motivos de raza, religión o posición económica. Los barrios tenían casas unifamiliares, casas en hilera, condominios y pisos como el que alquiló Oprah. Los nombres de las calles eran los de obras famosas de arte y literatura: Hobbit’s Glen, de J. R. R. Tolkien; Running Brook, de la poesía de Robert Frost, y Clemens Crossing, de Mark Twain. Oprah vivía en Windstream Drive, cerca de Bryant Woods, donde los nombres de las calles eran los de poemas de William Cullen Bryant.

Después de llevarla a Baltimore y ayudarla a deshacer las maletas, su novio de Nashville, William Bubba Taylor, estaba listo para volver a casa: «Acordamos que ella tenía que trasladarse y yo tenía que quedarme —explicó muchos años después—. Para ella, el mercado de la televisión en Nashville era demasiado pequeño, y yo tenía muchas cosas que me retenían aquí, como la funeraria familiar».


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