SABÍAS QUE ? El golpe de Estado de Pavía (1874)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Una de las condiciones de las capitulaciones concedía un indulto general a todos los que se habían escapado de las cárceles cristianas y se habían refugiado en Granada, excepto a «los canarios y los negros».

2. La población de la ciudad de Granada en 1492 rondaba los setenta mil habitantes, y la del reino nazarí, unos trescientos mil.

3. El político y empresario Julio Quesada-Cañaveral (1857-1936) expuso en su tesis doctoral que Boabdil era rubio, de ojos claros y tez pálida.

 

3 de enero

 

 El golpe de Estado de Pavía (1874)

En el momento en que los parlamentarios se disponían a votar al nuevo presidente de la República, varios militares, a las órdenes del general Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque, irrumpían en el Congreso de los Diputados y ordenaban a todos los presentes que desalojasen el edificio.

La Primera República, producto del cambio político iniciado con la revolución de 1868 y de la renuncia de Amadeo de Saboya como rey de España (1871-1873), había presentado a los ciudadanos en 1873 a cuatro presidentes del poder ejecutivo, todos ellos de corte federalista: Estanislao Figueras (cuatro meses), Francisco Pi y Margall (cinco semanas), Nicolás Salmerón (siete semanas) y Emilio Castelar (cuatro meses). Si a esto añadimos la proclamación sucesiva y simultánea de cantones —ciudades que se erigían cuasi independientes del poder central— desde julio (primero Cartagena; después Valencia, Castellón, Alicante, Sevilla, Córdoba, Málaga, Cádiz y Granada), la idea del federalismo no resultaba a finales de 1873 muy bien parada, además de que Castelar se había desgastado políticamente a gran velocidad. Y esto a pesar del triunfo de los generales Pavía y Martínez Campos, que en julio habían recibido el encargo gubernamental de dirigir militarmente la represión de la insurrección cantonalista y que en apenas dos semanas habían sofocado uno a uno los levantamientos, salvo el de Cartagena, que resistiría hasta enero.

En estas condiciones se iniciaba 1874, porque en el segundo día del año el presidente Castelar solicitó al Congreso de los Diputados un voto de confianza, que le fue rechazado.

El general Pavía, que había tomado parte en el destronamiento de Isabel II y colaborado en el triunfo de la revolución de 1868, sin embargo acabaría con el tipo de república que se había impuesto como «revolucionaria» en 1873, que apuntaba al federalismo. Las intenciones de Pavía, en la misma línea que las del malogrado Juan Prim de instaurar una monarquía parlamentaria distinta a la de los Borbones como un mal menor, ya no eran tan parlamentarias. Aunque había compartido con el presidente recién depuesto la idea de que España debía solucionar sus problemas por medio del orden y la disciplina, pero dentro de los límites constitucionales, ahora iba a demostrar a Castelar que los problemas del Estado «debían solucionarse» por cualquier medio.

En efecto, tras constatarse el triunfo del golpe, Pavía quiso formar un Gobierno de concentración nacional que acabara con las contemplaciones del parlamentarismo. Para ello convocó a todos los partidos políticos que no fueran federalistas, sin invitar ni a los cantonalistas (a los que acababa de reprimir) ni a los carlistas (contra quienes había luchado militarmente apenas un par de años antes). El nombramiento de Francisco Serrano como presidente del poder ejecutivo iniciaría la última fase de la Primera República, una especie de dictadura de corte conservador con pinceladas liberales que duraría tan poco como las anteriores y que, a la postre, traería de nuevo a los Borbones.


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