SABÍAS QUE ? La conquista republicana de Teruel (1938)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. El premio está dotado con cinco mil euros (antes, cinco mil marcos alemanes), una medalla con la efigie del emperador Carlomagno y un certificado.

2. Nueve de cada diez premios han ido a parar a manos de políticos y jefes de Estado.

3. La entrega del premio al pueblo de Luxemburgo (1986) significaba que sus habitantes se habrían tenido que repartir el equivalente a tres céntimos de euro.

 

8 de enero

 

 La conquista republicana de Teruel (1938)

En el otoño de 1937, los ejércitos nacional y republicano, conscientes de la importancia de las fuerzas aéreas en el devenir de la Guerra Civil, trataban de conseguir en el exterior la ayuda que dentro de España no podían obtener. Para los republicanos eran fundamentales algunos puertos del Mediterráneo, cuya costa dominaban, donde podrían montar los aviones procedentes de la Unión Soviética.

Juan Negrín, presidente del Gobierno de la República, pretendió mantener Madrid a salvo unos meses más mediante una ofensiva de distracción sobre Teruel, que estaba en manos franquistas. Tomar una capital de provincia suponía un espaldarazo propagandístico, y esta, en teoría, era de fácil acceso, ya que estaba situada en un brazo estrecho que se adentraba en territorio republicano, con lo que el ejército de Levante podría aislarla y conquistarla.

Las tropas republicanas iniciaron la marcha cautelosamente el 15 de diciembre de 1937; tres cuerpos del ejército avanzaron desde el norte, el sur y el este, y, al llegar la primera noche, la capital turolense había quedado cercada. Una semana después entraron en la ciudad, donde el coronel Rey d’Harcourt, comandante de la guarnición franquista de Teruel, se hizo fuerte en varios edificios con casi cuatro mil hombres, militares y civiles.

A pesar de esta resistencia, el asedio a Teruel se propagó por toda España e insufló nueva moral al bando republicano. Franco no tuvo más remedio que posponer sus planes sobre Madrid y enviar al general Dávila, comandante en jefe del ejército del norte, a Teruel, mientras el general Varela y el coronel Aranda llegaban a las inmediaciones de la ciudad con artillería pesada. De este modo la guerra en España se desplazaba hacia el este, pero con el inconveniente de que en la última semana de diciembre y las dos primeras de enero se vivió uno de los periodos más fríos registrados hasta entonces en la provincia de Teruel.

El 29 de diciembre los nacionales atacaron. Varela y Aranda contaban con la protección de la Legión Cóndor, mientras Rey d’Harcourt continuaba resistiendo. Pero aquella misma noche la temperatura se acercó a los veinte grados bajo cero y al día siguiente cayó una nevada espectacular. El frío paralizó a los hombres y durante un tiempo se detuvo el avance. Solo en el interior de la ciudad continuaron los combates. Cuando Dávila intentó reanudar la marcha, el frío volvió a impedirlo y el coronel Rey d’Harcourt se quedó solo. Para colmo, a los nacionales resistentes en Teruel se les acabaron la comida y los medicamentos, y el 8 de enero de 1938, el coronel no tuvo más remedio que rendir la ciudad a los republicanos.

Seis semanas después, los franquistas se harían de nuevo con el control de la ciudad y ganarían la llamada «batalla de Teruel». Sin embargo, para la España leal al Gobierno de la República la victoria del 8 de enero fue la mejor noticia que se había escuchado en mucho tiempo. De hecho, fue la primera capital de provincia que los republicanos arrebataban a los nacionales y una de las primeras victorias importantes desde el comienzo de la guerra.


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