2021-11-13
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¿SABÍAS QUE…?
1. Su vecino, José Landero, entonces ministro de Gracia y Justicia, posiblemente fue el artífice de que la cercana iglesia de Santiago, vetada a los suicidas, admitiera celebrar el funeral por Larra.
14 de febrero
En el contexto de Revolución Francesa varias potencias europeas decidieron hacer frente a los proyectos bélicos de expansión galos. El resultado fue una gran coalición (conocida como la Primera Coalición, que funcionó desde 1792 hasta 1797; hubo una Segunda Coalición, firmada al año siguiente, que duró solo dos años) formada por el Reino Unido, la Casa de Habsburgo (Austria y el resto del Sacro Imperio Romano Germánico), las siete provincias unidas de los Países Bajos, los realistas franceses y los reinos de España, Portugal y Prusia.
Pero España terminaría suscribiendo con Francia un pacto, el Tratado de San Ildefonso (1796), firmado en el Palacio Real de La Granja, por el que ambos países se comprometían a ayudarse mutuamente contra su enemigo común, el Reino Unido, que llevaba décadas acosando a los barcos españoles en América. Este acuerdo obligaba a responder a la ayuda militar en un plazo máximo de tres meses con un determinado número de tropas y armamento. En un principio, Francia ayudaría a España en las colonias de ultramar y España ayudaría a Francia en las operaciones contra el Reino Unido en las llamadas guerras revolucionarias francesas. Fue así como España se vio envuelta en una guerra que estaba destinada a perder.
A principios de febrero de 1797, una flota británica, al mando del almirante Jervis, se encontraba en aguas atlánticas cercanas a Portugal camino de su encuentro con otra procedente del Mediterráneo francés, comandada por Nelson, para unirse en su misión de vigilancia de la Armada española en Cádiz, que tenía intenciones de unirse a las fuerzas navales francesas para atacar el sur de Irlanda. Ambas escuadras británicas se unieron el día 13 a la altura del cabo de San Vicente. El puerto de Cádiz había recibido refuerzos desde Cartagena, con una flota al mando del teniente general José de Córdova, que para ese día ya doblaba en tamaño y número a la de Jervis.
Al alba del día 14, ambas flotas se encontraron de frente junto al cabo de San Vicente. La superioridad de la Armada sobre la Royal Navy era evidente, pero Jervis vio que una retirada iba a ser peor que cualquier otra cosa. Además, observó que la mala disposición táctica de la flota española impedía que todos sus cañones estuvieran habilitados para hacerles blanco, mientras que sus barcos mantenían la línea de cañones apuntando al enemigo. Así pues, mientras Jervis ordenaba a sus buques que pasaran entre las líneas españolas, Nelson, por su parte, y contraviniendo sus órdenes, marchó directamente contra la retaguardia de la Armada, rompió la formación española e impidió su retirada hacia Cádiz.
La locura de Nelson convenció a Jervis, que lo apoyó enviando más barcos en su ayuda, e hizo posible una victoria imposible. La mala disposición táctica de los españoles había sido derrotada por la osadía de Nelson y la veteranía de Jervis. Tras su llegada a tierra, el general José de Córdova fue sometido a un consejo de guerra y degradado.
