¿SABÍAS QUE…?
1. Fernando VII, que en 1814 había derogado la Constitución de 1812 y reprimido brutalmente a sus seguidores, se unió a la Santa Alianza en 1822 para restaurar el absolutismo (1823) y volvió a reprimir cruelmente a los liberales. El 10 de marzo de 1820 dirigió a los españoles la siguiente frase: «… He jurado esa Constitución, por la cual suspirabais, y seré siempre su más firme apoyo».
8 de marzo
El presidente Dato es asesinado (1921)
Son las diecinueve horas y cincuenta y siete minutos del martes 8 de marzo de 1921. Eduardo Dato, el presidente del Gobierno, sale del Palacio del Senado y atiende a dos periodistas de El Debate y ABC. Tras despacharlos, se acerca al coche presidencial y, aunque tenía previsto acudir a Presidencia para atender una comisión, dice a su lacayo y a su chófer que es tarde, que lo lleven a casa.
El automóvil ha tardado trece minutos en recorrer los 2.300 metros que lo separan de la Puerta de Alcalá. Hay mucho trasiego en la Plaza de la Independencia, tanto que el coche presidencial avanza muy despacio, evitando transeúntes, otros automóviles e incluso un tranvía, al que tiene que esquivar. Cuando el vehículo gira para embocar la calle Serrano, una ruidosa motocicleta con sidecar y dos ocupantes aparece de repente y se coloca a la altura de la ventana trasera derecha del auto. Los motoristas sacan sendas pistolas y comienzan a disparar sin descanso, hasta vaciar los cargadores. «¡Corre, que nos han matado!», grita el lacayo al chófer. Este comienza a dar marcha atrás para evitar los disparos cuando se da cuenta de que la motocicleta ya se ha alejado de ellos perdiéndose en la lejana oscuridad de la calle Serrano.
El lacayo está herido en la nuca, pero puede moverla para mirar el asiento de atrás, donde yace recostado el presidente de Gobierno, ensangrentado. El vehículo ha recibido dieciocho balazos, pero el chófer lo puede conducir con rapidez hasta la Casa de Socorro de Buenavista, en la vecina calle de Salustiano Olozaga. Los médicos y sanitarios que atienden al presidente observan en su cuerpo seis orificios de bala, dos de ellos en la cabeza.
Al día siguiente, ABC abre su edición con una fotografía de Eduardo Dato a toda página en cuyo pie de foto, en mayúsculas, se puede leer lo siguiente: «El presidente del Consejo de Ministros, vilmente asesinado anoche cuando regresaba a su domicilio».
Eduardo Dato e Iradier (La Coruña, 1856) figura en la Historia como un disidente del conservadurismo tradicional, opuesto al sistema de turnos de Cánovas —su propio líder en sus inicios—, sustituto moral de Antonio Maura al frente del Partido Conservador, proclive al capitalismo y seguidor incondicional de Alfonso XIII. Había jurado el cargo de presidente del Consejo de Ministros en tres ocasiones; las dos primeras en 1913 y 1917, y en ningún caso duró más de dos años y medio en el puesto, ya que no pudo solventar los gravísimos problemas internos que a la postre derivarían en la desintegración institucional de España. La década de 1910 había sido tan convulsa para España que ningún Gobierno había podido realizar sus políticas con normalidad. Con la nueva década, la situación era aún peor: el pistolerismo y los disturbios de los movimientos anarquistas llegaban a su apogeo y causaban estragos por todo el país.
En mayo de 1920, Eduardo Dato formaría su último Gabinete. Su apoyo a la represión militar y policial de la sublevación anarquista, muchas veces por medio de la «ley de fugas» —aquella que las fuerzas de seguridad utilizaba para disparar por la espalda a su reo «a la fuga»—, sería su sentencia de muerte.






