SABÍAS QUE ? Fallece Elio Antonio de Nebrija (1522)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Los cinco hermanos de Pedro de Alvarado (Gómez, Gonzalo, Hernando, Jorge y Juan) marcharon también a América.

 

5 de julio

 

El humanista que nos dio la primera gramática castellana de la historia, Antonio Martínez de Cala y Jaraba, nació en la ciudad sevillana de Lebrija (1444), de cuyo legendario topónimo tartesio (Nebrissa) tomó su apellido.

Estudiante en Salamanca, antes de cumplir los veinte años viajó a Italia, donde, al parecer, residió durante una década, y allí asistió a uno de los colegios más importantes de Europa, el de San Clemente de Bolonia, conocido como San Clemente de los Españoles, por estar destinado a la formación de colegiales y capellanes españoles. A principios de la década de 1470 el arzobispo de Sevilla lo hizo llamar, y permaneció en la ciudad hispalense alrededor de tres años realizando tareas docentes hasta que en 1476 regresó a Salamanca, donde le ofrecieron un puesto como profesor de Gramática. Fue por estas fechas cuando adoptó el nombre de Elio (firmaba como Aelius Antonius Nebrissensis).

Muy consciente de la degradación a la que habían llegado las letras latinas, trató de «desarraigar la barbaria de los ombres de nuestra nación». Para Nebrija, el gran problema era no poder contar con textos adecuados: los que había o eran demasiado difíciles o demasiado confusos. Por ello, en 1481, concluyó unas Introductiones Latinae, que modificó cuatro años más tarde. Su objetivo era recuperar la lengua latina, aunque ajustándola a las capacidades de los jóvenes alumnos, así como a los autores antiguos que merecían ser imitados. En 1488, siguiendo el consejo de la reina Isabel, hizo una versión bilingüe de su Introductiones.

Fuera ya de Salamanca, Nebrija dedicó sus esfuerzos a la literatura erudita y en 1492 acabó su gramática castellana (Arte de la lengua castellana), primer intento de la historia de normalizar el castellano y codificar una lengua romance moderna. En su presentación ante la reina fue preguntado por la utilidad de la obra, a lo que su acompañante en la audiencia, fray Hernando de Talavera —obispo de Ávila—, respondió que «para que los pueblos conquistados conocieran las leyes de Castilla».

A su regreso a la cátedra salmantina, Nebrija compaginó su trabajo docente con las obligaciones recientemente adquiridas en la Corte —como cronista del reino desde 1509— y con su particular vocación de escritor. Por aquel entonces, el cardenal Cisneros estaba organizando la segunda gran universidad española en Alcalá de Henares, institución que habría de competir con Salamanca en los siguientes siglos, y le propuso a Nebrija su colaboración en la composición de la Biblia políglota complutense, especialmente en lo referente a los textos grecolatinos. Algunos problemas con sus compañeros de proyecto le hicieron abandonarlo, así como otros con el claustro salmantino, y este es el motivo que se da para explicar por qué el lebrijano abandonó la cátedra de Retórica y pasó a ocuparla en el nuevo centro educativo alcalaíno. En la ciudad del Henares continuó su labor educativa y divulgativa (en 1517 publicó sus Reglas de orthographia en lengua castellana) hasta el día de su fallecimiento, el 5 de julio de 1522.


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