SABÍAS QUE ? Carlos I es reconocido como emperador electo del Sacro Imperio Romano Germánico (1520)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. El 10 de diciembre de 1956, Jaime Benítez, rector de la Universidad de Puerto Rico, leyó su discurso de agradecimiento.

2. A lo largo de toda su vida Juan Ramón Jiménez sufrió fuertes episodios depresivos que le obligaron a pasar largas temporadas en el hospital.

3. Por las fechas en que recibió el Nobel, el poeta pasaba con su mujer todo el tiempo que el hospital le permitía, desde las nueve de la mañana hasta las once de la noche.

 

26 de octubre

 

 Carlos I es reconocido como emperador electo del Sacro Imperio Romano Germánico (1520)

Poco antes de cumplir diecinueve años, Carlos de Habsburgo, ya titular de los reinos de España, concentraría en sus manos —de ser votado emperador por los príncipes electores de Alemania, como así sucedió— un poder jamás alcanzado por ningún otro príncipe: la herencia que recibiría de su abuelo recién fallecido, Maximiliano I de Habsburgo, sumada a la recibida de su madre, Juana, y sus abuelos Isabel y Fernando, le concedía también la Corona de Castilla con todas sus posesiones en el Nuevo Mundo. La rama borgoñona de su familia le proporcionaría el ducado de Luxemburgo, el Franco Condado y Flandes; además controlaría el Mediterráneo occidental con Valencia, Cataluña, Baleares, Cerdeña, Nápoles y Sicilia, aparte de otras ciudades en el norte de África, como Orán y Melilla.

Carlos fue coronado en Aquisgrán, el 23 de octubre de 1520, como rey de Alemania y tres días después, el 26, fue reconocido como emperador electo del Sacro Imperio Romano Germánico. Recién entronizado, el nuevo César plantearía un proyecto universal basado en la confrontación con sus dos enemigos naturales: Francisco I de Valois, rey de Francia, y el turco. Contra el monarca francés el emperador luchó en Italia por el Milanesado y el control de los Estados Pontificios. Colaboraron con él Enrique VIII de Inglaterra y Adriano de Utrecht, su preceptor desde la infancia, antiguo regidor de Castilla —por su causa, entre otras cuestiones como la financiación castellana de sus asuntos europeos, se originó la guerra de las Comunidades, o de los comuneros— y ahora papa Adriano VI. Francisco I fue apresado tras la memorable batalla de Pavía (1525), pero Carlos pronto comprobó que los acuerdos de paz no se cumplían. El emperador tampoco perdió de vista el peligro otomano y estuvo muy vigilante para intentar frenar las herejías protestantes que desde 1517 «asolaban» Europa.

En efecto, la guerra fue, más que el medio para conseguir sus fines, el fin que perseguían sus medios. El emperador había procurado cumplir las promesas dadas en octubre de 1520 en un «programa» con el que quería ser calificado de pacifista, pues estaba muy influido por la educación humanista recibida en su infancia y adolescencia. De hecho, las ideas de Erasmo fueron aplicadas, al menos en teoría, y consiguió frenar la expansión territorial otomana. Carlos había expresado su idea de la monarquía universal con el convencimiento de que recibía su legitimidad directamente de la justicia divina. Le habían otorgado la potestad de gobernar sus reinos de forma absoluta, algo que consolidaría el ideario de la Monarquía Hispánica que su hijo Felipe y sus descendientes llevarían a la práctica.


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