SABÍAS QUE ? Tratado de Maastricht (1992)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Entre el 6 y el 7 de febrero, las tropas republicanas perdieron a la mitad de sus hombres durante el primer ataque del ejército rebelde cerca de Ciempozuelos, a unos treinta y cinco kilómetros al sur de Madrid.

2. Según diversas estimaciones, en las tres semanas que duró la batalla lucharon cerca de setenta mil hombres.

3. El Batallón Británico (perdió más de doscientos hombres) y el estadounidense Batallón Lincoln (con más de cien bajas), que lucharon juntos por la República, adaptaron la melodía de Red River Valley para popularizar, en sus versiones respectivas, la canción Jarama Valley.

 

7 de febrero

 

 Tratado de Maastricht (1992)

El Tratado de Maastricht, o Tratado de la Unión Europea, fue el resultado de los deseos de los Estados miembros de la Comunidad Europea de prolongar los progresos realizados a través de otro convenio, el Acta Única Europea (1986), que, a su vez, suponía una revisión del Tratado de Roma (1957), acuerdo que supuso el origen de la actual Unión Europea.

El 7 de febrero de 1992, en la ciudad neerlandesa de Maastricht, los ministros de Asuntos Exteriores y de Economía de los entonces doce países miembros (Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y Reino Unido) firmaban un tratado que marcaría una nueva etapa, a partir del 1 de enero de 1993 —fecha en que entró en vigor—, en la unión de los Estados europeos, hasta entonces circunscrita a los acuerdos previos de índole económica, pues suponía la puesta en marcha de unión efectiva en determinadas áreas de gestión política. De hecho, la Comunidad Económica Europea (CEE) dejaba de tener ese carácter económico para convertirse en la Comunidad Europea (CE). El Tratado establecía una unión formada por tres pilares: las ya existentes comunidades europeas, la política exterior y de seguridad común, y la cooperación tanto policial como judicial en materia penal. Asimismo instituía la figura de la ciudadanía europea, reforzaba las competencias del Parlamento Europeo y ponía en marcha la unión económica y monetaria, a la que llamamos Mercado Único europeo.

Los objetivos, encaminados a trascender el ámbito económico de los acuerdos anteriores, pretendían reforzar la legitimidad democrática de sus instituciones y mejorar su eficacia; instaurar una auténtica unión no solo económica, sino monetaria; desarrollar la dimensión social de la Comunidad Europea e instituir una política exterior y de seguridad comunes a todos los Estados miembros.

Pero de todos los proyectos el más ambicioso era, sin duda, el de la unión monetaria. El Tratado preveía, en principio, el establecimiento de una moneda única en dos fases, tras la liberalización, en lo que podría considerarse una fase previa, en vigor desde el 1 de julio de 1990, del mercado de capitales. La primera trataba de abrir un periodo en que los Estados miembros convergieran sus políticas económicas, y la segunda consistía en la propia creación efectiva de una moneda única y, por tanto, la institucionalización de un auténtico Banco Central Europeo (BCE).

El ministro español de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, afirmó justo después de firmar que el Tratado respondía a los intereses de España porque había unido su proyecto político al europeo y que la rúbrica del acuerdo era «irreversible». Por su parte, el ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, declaró que lo que más le preocupaba a partir de entonces era la inflación, ya que contenerla supondría un margen de competitividad que facilitaría «el resto de las obligaciones para sumarse al carro de la moneda única».

El 1 de enero de 1999 entró en vigor el euro como moneda única de la Unión Europea; el 1 de enero de 2002 los españoles comenzaron a utilizarlo físicamente y dos meses más tarde dijeron adiós a la peseta.


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