SABÍAS QUE ? Edicto de expulsión de los judíos (1492)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. Goya realizó más de treinta autorretratos, directos o indirectos y con diversas técnicas.

 

31 de marzo

 

El 31 de marzo de 1492 el rey Fernando de Aragón y la reina Isabel de Castilla firmaron el edicto de expulsión de los judíos de España, por el cual ordenaban que todos ellos, sin excepción, debían abandonar las tierras bajo su dominio antes del 31 de julio. Esta decisión cogió por sorpresa a la comunidad sefardí, cuya historia se remontaba quince siglos atrás. Miles abandonaron sus hogares llevando consigo la llave de su morada y la esperanza de volver.

Los judíos de la península Ibérica habían creado una cultura única que ha pervivido hasta la actualidad, cuya poesía se ha publicado en diversas antologías en hebreo, que se recita en las sinagogas en forma de oraciones, mientras su filosofía y su mística forman parte de las corrientes del judaísmo moderno.

Tanto en territorio musulmán como cristiano, los judíos destacaron en distintos campos, como la medicina, la agricultura, el comercio, la educación, la poesía, las matemáticas y la astronomía. En el siglo X se inició la edad de oro de las comunidades hebreas de Lucena, Granada, Córdoba, Sevilla, Zaragoza, Barcelona, Toledo y Tudela, pero, a pesar de que alcanzaron las más altas posiciones administrativas y financieras, nunca tuvieron injerencia en la esfera política debido a los numerosos prejuicios antijudíos.

Las conversiones forzadas se remontan a la Reconquista cristiana de la España musulmana desde el siglo XI. En un principio, la vida judía se desarrolló sin demasiadas trabas bajo las monarquías cristianas hasta 1391, cuando comenzaron las persecuciones masivas. A partir de entonces, decenas de miles de judíos hispánicos se convirtieron a la fe cristiana. A los judíos hispánicos que optaron por el bautismo se les llamó «nuevos cristianos» o conversos. Pero aquellos criptojudíos que continuaron practicando su fe en secreto recibieron el epíteto de «marranos».

Clero y nobleza concluyeron que la guerra contra el infiel debía completarse con la desaparición del «enemigo interno»: el judío. Las conversiones —forzosas o voluntarias— continuaron durante cien años, pero, cuando una parte de los judíos persistieron en mantener su fe, se decretó la expulsión contra ellos en aquel año de 1492.

El objetivo prioritario de los Reyes Católicos era conformar el primer Estado moderno con la unión de los distintos reinos de la península Ibérica. El proceso de unificación culminó con este edicto de expulsión, ya que los monarcas y la aristocracia nobiliaria consideraban a la judería un elemento extranjero, pese a los siglos de convivencia e integración.

Muchos conversos huyeron de la península Ibérica, estableciéndose en los Países Bajos y en el Nuevo Mundo, donde retornaron abiertamente al judaísmo. Los que permanecieron sufrieron la implacable acción de la Inquisición, creada en tiempos de los Reyes Católicos, cuya actividad se centró principalmente en la persecución de los conversos que continuaban practicando su religión.


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