¿SABÍAS QUE…?
1. Por este edicto fueron expulsados más de dos mil quinientos jesuitas de España y otros tantos de las colonias americanas.
2. Fueron confiscadas las ciento cuarenta y cinco residencias que la Compañía poseía en España, cuya venta permitió al Gobierno destinar una pequeña parte a la estricta manutención de aquellos jesuitas que terminaron en los Estados Pontificios.
3 de abril
Fallece Murillo (1682)
Bartolomé Esteban Murillo, artista prolífico y dotado de gran maestría técnica, que había aprendido de la mano de Velázquez y que después siguió su camino original y personal, falleció a los sesenta y cinco años de edad en Sevilla, su ciudad natal, el 3 de abril de 1682, como consecuencia de un accidente laboral cuando acababa un trabajo en la Capilla Mayor del convento de los Capuchinos de Cádiz —cayó del andamio desde el que pintaba el lienzo central del conjunto Los desposorios de Santa Catalina, hecho que hizo que estuviera unos meses renqueante antes de morir—.
Último de los catorce hijos de un cirujano, Murillo entró siendo un adolescente en el taller de Juan del Castillo, pintor manierista, y pronto comenzó a pintar para la feria semanal de Sevilla. El carácter cosmopolita de la ciudad hispalense le permitió conocer las obras de artistas italianos y flamencos pertenecientes a las colecciones particulares. Después, ya en Madrid, aprendió de Velázquez, y en 1645 regresó a Sevilla. Murillo fue un artista adaptado a la sociedad en que vivía, con un sentido estético dominado por la belleza y lo amable, pintor de la vida y las obras ejemplares. Su compromiso social y artístico hizo que fundara en 1660 una academia de dibujo y pintura, de la que fue presidente, y se codeó con las figuras más importantes del momento.
De su obra juvenil destaca la Virgen del Rosario con Santo Domingo (1638-1640), en el palacio arzobispal de Sevilla. Realizó también once lienzos cuyo tema central fue la historia de la orden religiosa de los capuchinos, de fuerte realismo y marcado claroscuro. También realizó para los franciscanos de Sevilla la Inmaculada Concepción (1650-1655). Este tema lo cultivó en sus obras maestras del género, como la Inmaculada de Soult (h. 1678) para la iglesia sevillana de Santa María la Blanca. De la época en que optó por el claroscuro de Ribera son La Sagrada Familia del pajarito (h. 1650), La cena (1650) y las obras para la catedral de Sevilla que culminaron en la Visión de San Antonio de Padua (1656). Después (1664-1665) realizó dos obras más para la iglesia de Santa María la Blanca: La fundación de Santa María la Mayor de Roma y El patricio revela su sueño al Papa, y más de una veintena de lienzos para los capuchinos de Sevilla.
Entre 1670 y 1674 pintó otro ciclo para el Hospital de la Caridad de Sevilla, entre los que destacan cuadros como Santa Isabel de Hungría curando a los pobres, San Juan de Dios llevando a espaldas un enfermo, Moisés haciendo brotar el agua de la roca y el Milagro de la multiplicación de los panes y los peces. En Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosnas a los pobres (h. 1668) y en las Santas Justa y Rufina (h. 1666) aúna la sensibilidad de la época y la brillantez del colorido. De esta época son también sus mejores Inmaculadas, como la de Aranjuez, la de San Ildefonso, la de la sala capitular de Sevilla y la Virgen de la servilleta (h. 1666). Murillo también se distinguió como pintor de chiquillos, de religiosos o de género, como el famoso de los Muchachos comiendo uvas y melón (h. 1650), y cultivó asimismo el paisaje y el retrato de eclesiásticos e hidalgos de mediana posición.






