SABÍAS QUE ? Fallece José de Ribera (1652)

¿SABÍAS QUE…?

 

1. La expresión sobre «las cuentas del Gran Capitán», que hace referencia a la exigencia de dar explicaciones pormenorizadas por algo que no lo merece, se basa en la leyenda que dice que Fernando el Católico se las pidió al Gran Capitán cuando este regresó de Nápoles.

2. La leyenda dice que dichas cuentas las dio de la siguiente forma (resumidas y a vuelapluma): «Cien mil ducados en picos, azadones y palas; un millón para que frailes y monjas recen por el triunfo; cinco millones en guantes perfumados para esconder el olor a muerte de los soldados; diez millones para reparar las campanas quebradas por el continuo repicar de victoria, y cien millones por tener que rendir cuentas a un rey al que he regalado un reino».

 

2 de septiembre

 

 Fallece José de Ribera (1652)

José de Ribera nació en Játiva (provincia de Valencia) en enero de 1591. Probablemente estudió con el pintor Francisco Ribalta y, siendo aún muy joven, se trasladó con su familia a Italia, donde continuó con su formación. Allí estudió las obras de los grandes artistas italianos y recibió el sobrenombre de Lo Spagnoletto por su juventud y su baja estatura. En Roma sufrió dificultades económicas hasta que se trasladó a Nápoles —por entonces dominio español—, donde entró a trabajar en el taller de Azzolino, con cuya hija se casó (1626).

A partir de entonces alcanzó gran popularidad y obtuvo la protección del virrey —el duque de Osuna— y posteriormente del duque de Alcalá. También gozó de la atención del papa Urbano VIII, que lo nombró miembro de la Academia Romana (1630), del conde de Monterrey y de otros personajes ilustres de la época. Lo Spagnoletto fue amigo de Velázquez, que lo visitó en 1630, 1649 y 1650. Aunque Ribera no regresó a España, la mayoría de sus obras se encuentra en nuestro país. Su cuerpo descansa en la iglesia de Santa Maria del Parto, en Nápoles, donde falleció el 2 de septiembre de 1652.

Ribera es una de las figuras más destacadas de la pintura española y el verdadero orientador de la escuela nacional del siglo XVII. Dibujante magnífico, sobrio en la composición, de pincelada fina —con algunos toques impresionistas— y colorista notable, la crítica lo ha considerado de forma unánime un pintor completo y genial. Fue el mejor representante del tenebrismo barroco, aunque poco a poco se fue alejando de esta tendencia para adoptar una paleta luminosa que recuerda a la que en el pasado caracterizó a la escuela veneciana.

De la etapa tenebrista (figuras intensamente iluminadas sobre fondos oscuros) destacan la Crucifixión, en la colegiata de Osuna; la Piedad, en la cartuja de Nápoles, y el San Andrés, en el Museo del Prado. Forman parte de la fase de «luz plateada» la Inmaculada Concepción, en el retablo mayor de las Agustinas de Salamanca; la Magdalena, en la Academia de San Fernando (Madrid), y El martirio de san Bartolomé, en el Museo del Prado. De la etapa de «luz dorada» mencionaremos el San Jenaro y la Comunión de los apóstoles, en la cartuja de San Martín (Nápoles), así como el Sueño de Jacob, en el Museo del Prado. Pero sus obras más representativas son el Silenio ebrio (1626), en el Museo de Capodimonte (Nápoles); El martirio de san Andrés (1628), en el Museo de Bellas Artes de Budapest; el Arquímedes (1630), en el Museo del Prado; La mujer barbuda (1631), en la Casa de Medinaceli; El martirio de san Felipe (1639) y Magdalena penitente (1641), también en el Museo del Prado, y El lisiado o El patizambo (1642) del Museo del Louvre.

Debido a la enorme difusión que tuvieron sus obras más tenebristas, son muchos los que lo han considerado un pintor sombrío y apegado al dolor. Sin embargo, en sus cuadros se aprecia una clara evolución hacia la luminosidad. Ribera fue también un excelente grabador y aguafuertista, y su creación más notable en esta disciplina es San Bartolomé desollado por el verdugo.


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